Lia

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-Yo no tuve la culpa, yo no soy así- Le dije a Emir, que me observaba en silencio. Ella empezó ¿que hay de malo en mi Emir? ¿tan mala soy? ¿Soy insoportable Emir? ¿Nadie me quiere aquí? ¡Ya dime algo porfavor!

El seguia en silencio, parecia estar pensando cada una de las palabras que soltaría.

-Esta bien preciosa- soltó al fin arreglandome el pelo detrás de la oreja.

-Yo no quería Emir, estoy segura de que la lastimé, ella está llorando ahora

-Calmate Lia, todo está bien, ella se lo busco, además te insulto muchas veces.

-¿Dónde está? Le dije poniendome de pie. Estaba dispuesta a ir y disculparme con ella.

-¿Qué harás? No le digas nada Lia, ella lo provocó, yo te advertí que eran unos malditos falsos hipócritas, nadie es amigo de nadie aquí. Mira tan solo a Hande, muy amiga de todos y pudiste golpearla y nadie se metió Lia, entiendelo de una vez, no le digas nada, dejalo pasar esta vez. Porfavor, ella no aceptará tus disculpas si es eso lo que piensas hacer, más bien puede reaccionar igual que antes.

Me dejó pensando, y volví a sentarme esta vez con las manos en la cara, y escondida entre mis rodillas. Lo único que quería era desaparecer del colegio, necesitaba aire, aire y puro.

En ese momento Emir recibió un mensaje de Daniel:

Deberías traer a Lia, ya estamos todos en el salon.
-Ya vamos, gracias

-Vamos, es hora de ingresar- Me dijo Emir muy suavemente y luego besó mis manos.

-No me sueltes la mano- supliqué

-Si te dicen algo, voy a defenderte, tu te encargas de las mujeres y yo de los hombres, acabaremos con ellos.- respondió sonriendo y ayudandome a parar.

Agradecí tener en mi vida a una persona como Emir, talves no era bueno en el estudio pero destacaba en otras cosas.

Al entrar todos se quedaron callados y mirandome, Hande aun no llegaba pero en mi lugar estaba una hoja escrita decia: PERRA.

Eso en lugar de darme iras me dió ganas de llorar aún más que la propia Hande. Lo tomé restandole importancia y antes que Emir lo lea, lo rompí y lo tiré a la basura. Nadie dijo nada más sobre el tema, Hande llegó y al mirarme puso en blanco los ojos.

¿Seria posible? La muchacha estaba lista despues de poco tiempo para volver a darme la guerra.

Por esos días no podía dejar de pensar en las palabras de Emir: "Todos aquí son falsos". ¿Era verdad que no se podía confiar en nadie allí?

El incidente se olvidó rápido y no se volvió hablar de ese tema, ni la propia Hande volvió a molestarme, estaba en tregua al parecer, yo plenamente me ocupaba de hacer tareas y cumplir con mis deberes como estudiante y mamá. Mi segunda ocupación me gustaba más sin duda alguna.

Todo dió vuelta, me volví intima amiga de Camila, ella era muy guapa, pelo a la altura de los hombros, no muy delgada, ni muy gorda, normal. Ella era voluntaria en un programa de la ciudad, su novio Israel tambien lo era, vivía cerca de mi casa, pero no fue, si no al entrar al colegio que supe de su existencia.
Ya eramos las dos nada más, Lunita tambien nos acompañaba aveces. Compartiamos recreos, apuntes, charlas, todo el tiempo la pasabamos juntas.

A veces solía pensar si ella tambien era "falsa" como aseguraba Emir, si que me dolería perder a una persona como ella, era genial, buena amiga y buena consejera, loca arrebatada.

Camila tenía ese toque de rebeldía y altanería que a mi evidentemente me hacía falta, en cambio yo para ella era la paz, la paciencia y el amor, eramos la pareja perfecta, ella le daba tormenta a mi vida, y yo la inundaba con mi brillo y compasión al projímo.

Tambien era nueva ese año, pero si lo había hecho desde el inicio.

En casa todo iba bien, mi hija ya estaba acostumbrada a los horarios, todo era más fácil ahora, y yo estaba felíz de ir poco a poco avanzando en lo que ya contaba como uno de mis propósitos.

Eterna.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora