Siempre estamos buscando escusas, las personas inmaduras culpamos a los demás de nuestras malas acciones. Todos vamos a morir algún día, da igual de que. Siempre habrá alguien que te haga sonreír aún cuando por dentro estes llorando. La vida es una....
-Ya callaté Daniel, de una vez por todas, estas hartandome- grité mientras me levantaba.
-Nada aguantas- Dijo el mientras reía.
-Tu filosofía va a terminar matandome.
-Lo que pasa es que no me soportas porque no has quitado tus ojos de la nueva.
-¿Que?
-Claro que sí, la estas mirando
-Estás loco, solo que no me dejas concentrar
-Aja, si.
Asi era el, era el mejor amigo que podías tener, pero se volvía insoportable aveces, o al menos eso quería pensar en ese momento, era eso o admitir que efectivamente: estaba mirando a la nueva.
De cierto modo esa chica trastocó mi mundo, por nada desviaba la mirada o me desconcentraba, peri ahí estaba yo, perdido como aquel que se adentra en un bosque sin saber con que se encontrará en el camino.
Estaba recostada en su silla, mirando solo al pizarrón, despúes de que Malena y sus amigas la dejaron, no había hablado con nadie más.
Su cabello se había secado, su pelo parecia acalorarla ya que en ciertas ocasiones la observé fastidiada recojiendoselo hacía atrás.
Todos estabamos ocupados en lo nuestro, queriamos pasar el quimestre bien.
Algunos completaban carpetas, otros igualaban sus materias, otros conversaban, y ahí estaba yo: vigilando a esa extraña mujer.
-Es hora de salir- Dijo Daniel
-Si vamos
-No querrás llamar a la nueva ¿o si?
-Claro que no, deja de molestar
-Yo creo que si- Concluyó el mientras se alejaba de mi evitando la patada que le había soltado.
Afuera todo se desarrolló con normalidad, comimos, repasamos algunos textos, jugabamos el juego de moda "Free Fire" y al final ingresamos.
No voy a negar que en un par de ocasiones busqué con la mirada a.. a.. bueno a .. ¡Rayos! No sabía ni su nombre. Pero no la encontré hasta llegar al aula y una especie de sonrisa estúpida afloro por alguna extraña razón en mi rostro al verla sentada sobre la mesa y no silla, moviendo sus pies de adelante hacia atras, no se como definirlo pero fue tranquilizante.
-Te descubrí otra vez- Gritó una voz muy conocida. -Te descubrí mirandola de nuevo ¿pensaste que se había ido? No me digas, me descuido dos minutos y ya me estas cambiando por la rarita esa-
-¡¡No la llames así!!
-Woooow woow woooow, ¿ahora la defiendes?
-No es eso, solo que no la conocemos y tu ya estas juzgandola, ni siquiera sabemos como se llama
-¿No sabemos?
-Dímelo, si lo sabes dímelo
-Claro que no imbécil acabas de gritarme, no seré amable contigo
-Lo siento es que..
-Es que nadaaaaaaa, no te diré nada.
Fue lo último que le escuché decir a Daniel y se fue alzando las manos.
¿Que había sido eso? ¡Joder! No habían pasado más de 4 horas desde que ella estaba ahí y yo ya estaba defendiendola y ella ni siquiera me había mirado, y lo sabía porque yo si, como decia mi insoportable amigo, yo si la estaba mirando. Me parecía tan simpática y misteriosa al mismo tiempo.
Durante mis dieciseis años vida jamás me fije en alguien, el tema de las niñas no era algo que me gustase tratar definitivamente, y ahora que había crecido ninguna de mis compañeras ni amigas me parecian lindas, para mi solo eran eso: compañeras de salón, núnca pude ver a ni una de ellas como novia o algo más.
Pero la sonrisa de esta chica fue la primer sonrisa que provocó la mia. Desde el primer día que la vi, supe que me iba a cambiar la vida, supe que me iba a enamorar.
Y es que a quién no le llama la atención lo desconocido, lo que núnca ah visto. Quién no le da importancia a lo bonito, a lo nuevo, a lo raro. Quién deja de observar aquello que núnca ah conocido.
A todos nos llama la atención algo asi, algo tan sencillo pero que brilla, desde que la ví, supe que era un diamante.. y es que la luz que esa mujer irradiaba núnca antes me había llegado a los ojos, ni en sueños.
Era tan hermosa, tan simple que atraía miradas, se veía fuerte, su manera de caminar demostraba tranquilidad, una paz que aún no puedo decifrar.
Se veía como aquel soldado que vuelve triunfante de la guerra, y si la comparo con la arena de la playa, les diré que las ferocez olas no la harían perder la calma, no se veía soberbia, pero su rostro, aunque parecía cansado demostraba firmeza.

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Eterna.
Historia CortaVa más allá de cualquier cosa, si la vida me pedía, mi vida misma se la daba. Con solo ver sus ojos, decidí entregarle mi vida. Si, era la nueva del salón, pero ¡joder! La estaba esperando. Fue la primera mujer ajena a mi madre, que tras sonreir pro...