Emir

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No podía creer lo que Lia le contaba muy emocionada a sus amigas, trabajé muy duro por ella, y al final el miserable doctorsito acabó pagando sus tratamientos.

-Sabía que estarían juntos, pero jamás pensé que se casarían- Comentó Cami muy emocionada.

-Ni yo lo pensé mucho Cami, estoy feliz, ustedes seran mis madrinas- acotó ella mirando al grupo de chicas que la rodeaba.

El brillo de sus ojos inundaba la sala de su casa, sus padres aceptaron la noticia, la recibieron con agrado, todos le dieron una aprobación increíble a ese matrimonio que para mi parecía ridículo. ¿Cuanto tiempo se conocían? ¿sabía todo de ella? ¿ella sabía todo de el? Eso era algo ilógico, pero claro, que iba poder decir yo en mi defensa:
Me graduaré, sere ingeniero en marketing como deseo, mientras tanto esperame Lia, espera para poder darte lo que mereces.

Me sentí patético, destrozado, de pronto mi mundo se vino abajo, estaba muy feliz por el hecho de que Lia estaba bien y practicamente Levent le salvó la vida, pero eso no quitaba que era un niño tonto enamorado de una mujer tres años mayor que estaba a punto de casarse con alguien a su altura.

La única mujer de la que me había enamorado estaba dejandome para siempre, su vida iba a cambiar, ¡maldición! Se va a casar, que podía hacer. Yo no podía dejar de preguntarme que tenían en común, acaso se enamoraron en esos meses que Lia se la pasó yendo a consultas y no me dejaban ingresar con ella.
O fue en el tiempo de las quimioterapias, ¿que paso? ¿porque no lo vi venir? ¿porque no lo predije?

-Emir, felicitame, me casaré- Me dijo mi chica muy feliz, mi chica que ya no era mi chica, era la chica de otro

-Eres muy joven Lia, a penas y pasas de los 18, no es buena idea- le contesté muy triste. -¿de verdad lo amas Lia?- continué

Ella bajó la mirada y supe la respuesta.

-Lo sabía- dije riendome sarcásticamente. -Sabía que no lo amas Lia, lo haces porque estas agradecida porque te salvó la vida.

Ella parecía sopesar cada una de las palabras que iba a responder, era eso o es que estaba agarrando valor para votarme de su casa.
Agradecí que la pequeña Itzel nos interrumpiera, porque iba a matarme.

-Mami, mami, puedes darme tu celular- dijo la pequeña, mientras abrazaba las rodillas de su madre.

-Aqui tienes mija- contestó su madre con una tranquilidad fantástica, cada dia me sorprendía más la capacidad de controlar las situaciones que tenía que pasar a diario.

Se mantenía intacta en medio de la tormenta, y si hablamos de playa, las agitadas olas, no la despeinaban. Siempre bella, siempre inocente, siempre Lia.

-Bueno, bueno, vamos a elegir tu vestido Lia- intervino Camila dirigiendo una mirada coqueta a la recien comprometida

-Talves luego Cami, ahora iré con mi hija, debo atenderla, te llamo cuando me sea posible

Estaba evitando a toda cuesta mi presencia, obviamente la incomodé con mis comentarios.

Me dirigí a mi casa, en ella estaban mis padres, muy emocionados pues en un par de semanas entrariamos al último año de colegio y ellos ya estaban preparando mi uniforme, y todo lo que me sería necesario.

Pase por en medio de ellos, cojí un par de caramelos de la mesita y me senté.

Mi padre me miraba fijamente, luego le hizo una señal a mi madre para que se sentara.

-¿Que pasa mamá, todo bien en el taller?- Pregunté vasilando

-Si hijo, ¿cómo estás tú?

-Bien ma, bueno me voy debo descansar

-Espera un poco- anunció mi padre mirando al techo como pidiendo las fuerzas que le hacian falta.-Sabemos que Lia se va a casar- prosigió

-Si papá, pero me da igual, Lia no tiene mi edad, ella es mayor y tiene una hija, está cursando conmigo por cosas de la vida, el doctor es casi de su edad, se que serán muy felices- respondí sin darme cuenta que la voz ya se me había vuelto un hilo y ya estaba casi llorando.

-¿Estas bien, seguro? Insistió mi padre.

Me levante y me dirigí a la cocina, traje un poco de agua y volví a sentarme.

-Si papá, no es nada

-Eres joven apenas pasas de los 15, es normal que ella no se haya fijado en ti, ella busca algo más, algo que un niño no le puede dar

-Lia no es asi- la defendí

-No digo que sea interesada hijo, digo que cumplas tus sueños sin saltarte ni una etapa de vida.

-Papá, Lia era mi amiga, y me enamoré de ella, deberias verla, es grandiosa, pero jamás me dió motivos para creer que podiamos estar juntos.

-Hijo a ti te falta mucho por vivir- sugirió mi madre.

-Lo se, pero me enamoré mamá, que puedo hacer

-Puedes empezar por sacarte de la cabeza a Lia, ella es mayor que tú entiendelo de una vez- dijo ella, sus ojos avisaban que iba a llorar

-¿Cómo puedes fijarte en una mujer con hijos, y que aparte es mayor?

-Mamá.. yo

-Yo te apoyo, pero si esa mujer no te quiere, lo mejor es que te alejes de ella- sugirió papá

Me abrazaron y me besaron.
Al final mi madre admitió que le hubiera encantado verme con Lia.

Eterna.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora