Desde el día que comí con Lía, si amigos ya sé su nombre. Desde ese día las cosas cambiaron entre los dos, empecé hablarle más, ella correspondía a pesar de que no mostraba interes en querer aceptar de mi algo más que amistad y eso me frustraba, pues yo pasaba las noches y los días imaginando un bello futuro a su lado, dos hijos, pues con su hija Itzel serían tres y seríamos cinco, el número ideal de una familia promedio, claro sin contar a nuestras mascotas, una casa no muy grande, que tenga un jardín pues a Lia le gustaba la paz que dan las flores.
Y así pasaba idealizando mi vida a lado de ella y su pequeña hija, en ocasiones creía que sería posible eso, luego venía ella y me bajaba de la nube diciendome: Eres el mejor amigo que he tenido.
Pero por ahora me conformaria con ser su amigo, en lo que se enamora de mi claro, porque lo hará ¿o no?.
Esa mañana amanecí muy feliz, tanto que invite a Daniel para cocinar juntos e irnos a estudiar, el aceptó y la mañana que tuvimos fue bastante agradable, jugamos al FriFai, jugamos Play, hicimos algo de tarea, cocinamos, en fin, la pasamos muy bien.
-¿Ya son novios?- preguntó Daniel mientras comía canguiles
-Claro que no, ella ni me quiere
-No digas eso, se ríe contigo y eso demuestra mucho- respondió el y pude ver en sus ojos un brillo muy singular, es como si la respuesta que le dí le causó felicidad.
-¿Porque preguntas? Acoté mirandolo a los ojos
Si le gustaba Lia al igual que a mi tendríamos un problema muy serio, y para nada me agradaba la idea.
-Es muy guapa, tiene caracter, lo ha demostrado muchas veces
-Si lo dices por la pelea con la loca de Hande, tienes razón
-Va más allá de eso Emir, caracter para todo
¿Que quería decir con "para todo"? Me estaba confundiendo, pero no pude preguntar más, el rumbo que tomó la conversación me disgustó.
-¿Crees que pueda fijarse en mi? Insistió mi amigo, el brillo de sus ojos creció de una manera increíble.
Pero que estaba diciendo, era el mismo el que me animaba a hablarle y acercarme a ella y de pronto ahora sopesaba la idea de que si se fijaría en el. Totalmente eso era una locura.
-¿Qué?- Repuse con el tono de voz que avisaba que estaba emputandome.
-Eso Emir
-Debes averiguarlo, como voy a saber eso yo
-No te molesta que quiera intentar algo con ella digo a ti te gusta y pues...
-No, no me molesta Dani- lo espeté antes que pueda terminar su frase.
Yo sabía muy bien que Lia no le daria chanze, la conocía. Es más estoy seguro que si el se le insinua minímo y lo agarra de las muñecas como lo hizo con Hande, Lia era muy impredecible, incluso me daba miedo aveces.
Una vez en el colegio no pude evitar recordar las palabras que Daniel me habia dicho el día que regresamos de vacaciones y vimos a Lia uniformada: Si quiero besarla, la besó y ya.
¡Joder! Habla en serio, mi mejor amigo está pensando en conquistar a la chica que me gusta a mi.
-Hola- Susurró una vocesita en mi oreja. Sentí como me rodeaba con sus delicadas manos hasta darme la vuelta para abrazarme.
-¿Cómo estás guapa?
-Bien, gracias. Vamos es hora de sentarnos- concluyó sonriente mientras se alejaba.
Asi es ella, te sube al quinto cielo y de allá te deja caer o más bien, te empuja.
En el receso ya no la ví, supuse que estaría con Camila, ahora que ya eramos amigos, era más fácil predecir lo que estaba haciendo o comiendo.
Mis dias eran diferentes con ella, era muy interesante pasar momentos a su lado. No había nada que hacer, en poco tiempo Lia me tenía muy enamorado, y no se como pasó.
Eramos amigos, exclusivamente amigos, no esa clase de amistad donde hay picos o abrazos, o caricias, no, no, no.. amigos en todo el sentido de la palabra. Amistad asi como la que tienes con una persona adulta, a la que saludas de beso y abrazo pero nada más.
Lia no era ese tipo de chicas que se enredaban facilmente contigo, por el contrario se daba a respetar por todos, y todas, y al que le quedé la duda, que se la despeje con Hande.
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Eterna.
Short StoryVa más allá de cualquier cosa, si la vida me pedía, mi vida misma se la daba. Con solo ver sus ojos, decidí entregarle mi vida. Si, era la nueva del salón, pero ¡joder! La estaba esperando. Fue la primera mujer ajena a mi madre, que tras sonreir pro...