Emir

4 3 0
                                    

-¿Ya la viste? La aceptarón, madre mía esta guapisima- me dijo Daniel muy emocionado.

-Si ya la vi, y no la hagas de emoción que no es para tanto a partir de ahora es un estudiante más, nada de formalismos es Lia y es igual a nosotros deja el drama- le respondí un poco molesto por lo que dijo.

-¿Que te pasa a ti? Dejame la veo linda y lo diré en voz alta, mira su falda, le tapa las rodillas es diferente a todo esto que está a mi alrededor.

-No me pasa nada, eres un imbécil, deja de mirarla ¡maldita sea! Si quieres puedes ir hasta allá y besarla ¿que tiene su falda? La pones en un altar por eso nada más, ni siquiera la conoces es una alumna más ya te lo dije.

Claramente estaba enojado, por algún motivo me irritó que Daniel se fije en ella. El imbécil era yo por expresarme de esa manera de ella, pues tal y como yo lo mencioné: no la conocemos. Sin embargo yo la ofendí cobardemente e inconsiente de que incluso alzé la voz.

-Viniste histérico hoy, me largo porque si la quiero mirar la miro y si quiero besarla la beso. ¿no te importa verdad?

No respondí, tenia ganas de partirle la cara a mi mejor amigo.

-Eso pensé- Murmuró el, mientras se alejaba alzando las manos como pidiendole paciencia a Dios.

Por otro lado, el resto de el día ella parecía tener ojos solo para el maldito de Ián y eso me estresaba.

Se reían, hablaban a cada minuto, compartían comida, apuntes, ahora era Ián y Lía: la flamante pareja de amigos que ponia a murmurar a todos los falsos del curso.

Estaba molesto a cada momento, esa semana fue dura, ella ya hablaba con la mayoria menos conmigo, era muy sociable, rapidamente se hizo un lugar en medio de todos, sus amigas ya eran cinco, las tres primeras, Camila y la adorable Lunita, asi mismo el número de amistades masculinas se incrementaba. Jordan, y Steven ya la trataban como amigos de toda la vida y yo me tenía que aguantar con mirala desde lejos.

-Heeeeeeey- gritó Daniel, sacandome de mis pensamientos. ¿que miras? Deberías estar pasando materia

-Nada, disculpame por lo de hace rato Dani, yo no quise gritar pero es que..

-Tranquilo, te molesto que haya endiosado a Lia, cuando eras tu quien quería hacerlo- me interrumpió

-No es eso solo que..

-Callate, vamos afuera.

Lia salió esta vez con Camila y Luna, las tres parecían estar muy a gusto y yo de reojo las miraba.

Mi vista se nubló cuando apareció Ián con un helado en las manos y se lo dió a Lia, ver la esena me provoco ganas de vómitar.

Los días pasaban y ella ya era amiga de practicamente todos, ya no saliá con las tres chicas, ahora sus más fieles amigas eran Luna y Camila. Compartían mucho y me sentí muy feliz cuando note que Ián ya no formaba parte de sus amigos si no mas que para decir hola y chao.

Al pasar los días me enteré de algo que me pego muy fuerte en el pecho, no supe como reaccionar quise restarle importancia pero no pude.

Dejé que Lia me gusté, me permití fijarme en ella, en esos ojos café oscuro, en eso pelo que no era largo pero era bellisimo. Me deje conquistar por la manera en que le quedaba el uniforme, me fijé en su silencio, y tambien me gustaba no había vuelta atrás, ya no podía parar.

Me estaba enamorando como un completo tonto de Lia. Si amigos un tonto, ¿saben porque? Porque ella no sabía ni mi nombre.

Pero esto fue un golpe bajo.

-Ián, puedes pasarle esta hoja a Lia- dije, mientras leía el siguiente nombre en las hojas que estaba repatiendo.

-Daselo tú, vamos.. no es tan amargada y bruja como parece

-No es eso, solo que la afinidad es contigo

-¿Que dices Emir? Ella es un amor con todos, su instinto de madre hace que lo sea

¿Que había dicho? madre. Cerré fuerte los ojos, y sopesé sus palabras. Por Dios, era mamá. Mi corazón se aceleró de una manera impresionante haciendo que soltará las hojas que tenía en la mano dejandolas en una mesa que se encontraba cerca

-¿Mamá? Ián, ¿quien te dijo eso?

-Ella mismo Emir, tiene una hijita de 2 años y un poco más, no esta casada, es madre soltera.

Es una chica increible, deberías juntarte con ella, da buenos consejos, es muy amable, no se enoja, no hace escandalos como estas locas- dijo mirando a mis amigas mientras reía divertido

-Si, ya lo haré. Gracias. ¿puedes acabar de repartir esto?- le contesté agarrando las hojas y dandoselas, al tiempo que me retiraba a mi lugar

Era mamá, mamá, la razón de su compostura era que Lia era mamá, no podia creerlo, se veía tan joven, su cara no marcaba rastro de dolor.

¡Maldita sea! Todo entusiasmo de ser su amigo aunque sea desapareció, asumí que ella seguramente tendría a alguien en su vida, alguien más maduro, como ella.

Eterna.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora