Lia

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5 AÑOS DESPUES.

Emir me llenó de orgullo una vez más. Ver como su mano sostenía su titulo de universitario, me hacía sonreir.
Desde mi posición podia admirar a ese hombre que jamás se rindió por mi, ese que era tan insoportable pero al mismo tiempo tan adorable.
Yo deje de estudiar el año en el que nos casamos. Fue genial, algo muy a mi gusto, muy tranquilo, amigos del colegio y uno que otro familiar.

Recuerdo que Emir abrazaba a su padre y se limpiaba las lágrimas al verme llegar al altar, con mi vestido suelto abajo y un poco ajustado color beige, fabricado por su madre.
Siempre quise casarme así, entre aplausos y lágrimas le dije que si y desde ese día todo ha sido maravilloso. Tengo la familia perfecta, un esposo que no ha cambiado nada y una hija a la que cada dia amo más.

Se convirtió en un maravilloso ingeniero en marketing, montariamos nuestro propio negocio, a la vida ya no le pediamos nada. Itzel simplemente lo amaba, era el padre que soñé para ella y que por alguna razón no había podido ser su padre biológico.

-Esta va por ti Lia- dijo el mientras soltaba al aire su gorra de graduación.
Yo corrí hacía abriendome paso entre la gente, tenía que abrazarlo.

-Te amo tanto- le susurré al oído.

Vimos a Itzel aproximarse y esta nos interrumpió:

-Abran paso, quiero besar a papá-

Emir la agarro y la alzó lanzandola por el aire como había hecho con su gorro anteriormente.

-Lo hicimos muñeca, nos mudaremos, vamos a lograr mil cosas más- exclamó mi esposo muy feliz.

-Asi será papá estoy orgullosa de ti- contestó ella con esa dulce voz que la caracterizaba.

-Tu madre volverá a estudiar Itzel, ella va retomar su carrera- anunció Emir.

Cuando me casé con Emir dejé abandonados mia estudios, solo quería concentrarme en ser madre y esposa, ese era mi sueño: vivir la bendición de tener un hogar.

-Lo haré amor, lo haré- respondí yo muy feliz por saber que el seguia empeñado en eso.

Vivimos días maravillosos, semanas increíbles, meses que me bastaban para jurar que era feliz. Todo había quedado atrás, las luchas, las peleas, la juventud, los vaivén. Ya todo era estable.
Nos mudamos a una casa no muy grande, cerca de la costa, en ocasiones ibamos juntos a correr a la playa.
Itzel estaba muy bien en su escuela, nuestra empresa crecía, ya pronto abririamos otra de ella. Y asi los dias pasaban, en el más armonioso y cálido ambiente familiar.

-¿Te duele mucho?- preguntó Emir. Mirandome con pena. Estaba arrimado a la pared, con el vaso de agua que minutos antes me había servido.

-No amor, solo quiero descansar- respondí. Claramente estaba mintiendo, esas punzadas en el vientre llevaban días molestandome y el ya lo había notado.

-Bien, vamos mi reina, vamos a la cama

Fue lo último que escuché, no se como pasó, pero como cuando tenía 18 años, me ví tendida en el piso, sin fuerzas y agotada.
Podía oir a lo lejos la voz de mi esposo gritando el nombre de mi hija rogandole que le pasara el telefono para llamar una ambulancia.

Abrí mis ojos, ví a mis padres y a mi esposo, estaban ahí frente a mi. Sus rostros cansados y ojerosos me avisaban que no habían dormido bien.

-¿Estas bien?- dijo por fin mi esposo, acercandose a mi muy cuidadosamente.

-Dimelo tu mi amor

-Lia, tenemos que decirte algo- intervino mi madre

-Solo dilo mamá, que puede ser tan grave- respondí de mala gana

-El cancer volvió Lia

Un balde de agua helada me recorrió el cuerpo, si hubiera sabido que era eso lo que diría no habría apresurado a mi madre para que lo diga.

-¿qué?

-Si, pero es como al principio amor, esta etapa es controlable, tendrás que someterte a las quimioterapias de nuevo y pues..

-¿por que Emir? ¿que hice mal ahora?- respondí llorando con un dolor que me quemaba el pecho. Mi mente retrocedía al pasado, esos meses en los que Levent formaba parte de mi vida, o cuando Hande intentó hacerme daño. Las veces en que llorando le pedí a Dios una respuesta por mi situción.

-No es justo- grité, sacando las agujas que tenía en mi cuerpo. -No voy a someterme a nada Emir, no pasaré los mejores años de mi matrimonio en esto- seguí diciendo.

Estaba asustada mi mente volaba a 6 años atrás, esa tarde en la que Levent me dijo muy claramente que esto pasaría.

Estaba ahi otra vez, ese dolor que me quemaba el cuerpo y me cortaba la respiración.
Esa mano que sostenía la mía dispuesta a dar su vida en mi caso si hubiera sido necesario. Levent estaba a mi lado llorando, venía de la capilla.
Según Lara pasaba las noches rogando por mi vida ahí.

-Lia, debes curarte bien, y debe ser para siempre. Tu cuerpo esta quedando devastado, la vida se te esta yendo mi nena hermosa, si es que logras salir se esta no puedes volver a recaer, quiero matar de una vez esas celulas que te estan matando a ti, tu tienes que vivir Lia. Se que no soy Dios, peri anhelo salvarte Lia, si es que eaas celulas dañinas aparecen nuevamente las consecuencias serán mortales.

Eterna.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora