Emir

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Me partía el alma verla llorar y quejarse, hubiera dado todo por ser yo el que esté en su lugar. Se agotaba sin hacer nada, solía estar riendose y de reir se cansaba, fue terrible verla así.

Cuando salimos de vacaciones pasó lo que tanto miedo teniamos.
Lia comenzo a presentar dolores terribles, lloraba y decía que le ardia el estómago, se revolcaba del dolor y ya casi no comia.

El tormento llegó, vómitaba a diario, se mareaba, dormía casi todo el tiempo, y cuando se levantaba era para llorar de dolor.
Se enrollaba del con sus manos en la barriga, se paraba se sentaba y se volvía acostar.

Estaba tan flaca que me daba miedo quebrarla, su ahora pequeño cuerpo se escurría con facilidad de las manos de su padre cuando quería abrazarla.

-Tiene alteraciones en las heces y ardor al orinar- me confesó su madre. Tenía la mirada perdida, hablaba sin mirarme a la cara, como lanzando al viento las palabras.

Itzel tambien estaba sufriendo, Lu y Cami pasaban metidas en su casa, ayudando a la madre de Lia.

Yo en cambio, encontré trabajo en una libreria y por las noches iba a ayudar en el taller de mecánica de mis padres, todo mi dinero lo ahorraba, tenia planes con el, quería regalarle a Lia, su primera quimioterapia. Me partía el alma verla así, ella era muy fuerte y valiente pero cada día se debilitaba más.

-Hoy iniciaremos las quimio- Anunció el médico, que al igual que yo estaba devastado. Evidentemente Levent se había dejado cautivar por la  profunda mirada de esos ojos cafés, tan oscuros como el chocolate.

-Será doloroso para ella, pero se que vencerá Lia vencerá el cáncer, ella se levantará victoriosa de esa cama- dijo Sara, su voz era frágil, estuvo a punto de llorar pero su madre la sostuvo.

Sara Ulusoy era una mujer muy tranquila, trabajaba de auxiliar en enfermería, para ser exacto, Sara era la asistentente de Lara, la enfermera que trabajaba para Levent, es decir Sara, era parte del equipo de este último.

-Casi no comía nada, ¿como se va a mejorar? Preguntó Jeymi, el hermano menor de Lia.

Todos estaban reunidos en la sala de estar de la cliníca, mientras Lia luchaba en una cama por mantenerse respirando.

-Uno de los principales sintomas de este mal es la falta de apetito, pero tranquilo Jey, tu hermana se mejorará, estamos iniciando esta etapa, podemos salvarla aún- contestó Levent. Lo llamó Jey, se sentía como de la familia, eso me ponía aún peor.

-¿Puedo verla? Preguntó Steven mientras se secaba las lágrimas, no se había despejado ni un momento del lugar.

-Si, claro, pero debe ser rápido, Lara está preparando todo, ingresaremos dentro de poco- Afirmó Levent, su rostro estaba cansado, es como si hubiera estado despierto toda la noche.

Luego me enteré que si, que estaba lleno de ojeras porque la noche anterior estuvo llorando en la habitación de Lia, Lara me contó que arrodillado en la capilla le estuvo rogando a Dios por su vida, evidentemente Levent estaba muy interesado en mi princesa.

-¿Cómo estas? preciosa, la hora se acerca- Exclamó Steven mientras le acariciaba el pelo y se lo acomodaba detras de la oreja.

Fue lo único que pude oir, pues llego Lara y me sacó de su cuarto, afirmó que solo una persona podía estar dentro.

-¿Sigues aquí? Deberías irte niño, estamos completos, solo los de la familia estan aquí, yo, que soy el que la va a salvar y Steven, claro, que es como el hermano de mi niña, tu estás de más- me dijo Levent con la voz muy fría y cortante.

Yo lo fulminé con la mirada y me defenfí: -Que poco profesional doctor Karaesky, somos amigos y familiares de Lia, no debes comportarte así.

-No me tutees niño, vete de aquí

-Te hablo como yo quiero Karaesky, no te veo como competencia, ¿crees que vas a impresionar a Lia con tu profesión? Que poco la conoces.

Fue lo último que dije y me retiré de los pasillos, llamé a Camila, tenía que hablar con alguien y ella era la indicada.

Eterna.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora