Emir

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Ya la tenía de vuelta en el colegio, sus padres habían dejado que asista a clases con la condición de que Camila, Lunita y yo, cuidemos de ella.

Y asi lo hicimos, yo le igualé los cuadernos y presenté sus tareas. Fueron días difíciles pues teniamos que ser sus ojos y en ocasiones sus manos. Algo que para nada me molestaba, incluso fui un par de veces ayudarla con la pequeña Itzel a su casa, mientras ella se recuperaba por completo.
Camila tambien jugó un papel fundamental en su recuperación, se ocupaba de Itzel, y lavaba la ropa de ella.

Todos juntamente con sus padres logramos que se ponga de pie en menos de quince días. Y eso me ponía demasiado feliz.

-Emir, yo espero que hagas esto desinteresadamente, la verdad no quiero que te ilusiones conmigo- Me dijo mientras ponía mis manos en su cara haciendo un pucherito tierno pero gracioso.

-Claro que si, si lo dices por los mensajes que te envié, descuida Lia, solo eran para que despiertes

-¿De verdad Emir?

-No Lia, la verdad es que me traes loco, estoy enamorado de ti, desde ese dia que entraste por la puerta del curso

Listo se lo había dicho, ya no había nada que hacer, ese era el momento que estuve planeando durante semanas y se lo dije asi de simple.

-Emir tu sabes que yo tengo una hija..

-Lo se Lia, y te admiro, admiro la valentía con la que luchas.

No se porque el padre de la hija de Lia la dejó, realmente es hermosa por dentro y por fuera. ¿Existe un miserable que no quiera una mujer así? Maldito, yo lo odio y no lo conozco, pero me emputa el hecho de que haya dejado sola a Lia cuando más lo necesitó.

Su madre me contó que desde que salió embarazada trabajó por ella, que estando en gestación trabajó de empleada doméstica, lavó ropa ajena, limpió vidrios, trabajó en locales, hizo de costurera, vendió ropa, comida y cualquier cosa que le generé ingresos.

Se la jugó todo por Itzel, luchó codo con codo para que su hija este bien.

Que difícil se me hacía creer que alguien pudo dejarla sola, me entraba un odio interno y ganas de matar al maldito ese.

Lia tiene 19 años, debió graduarse hace tiempo, pero ahí estaba luchando por ese titúlo que le abriria un poco más de oportunidades. Eso me hacía admirarla aún más.

Lia defendía la idea de que una chica con hijos no puede tener pareja, que exclusivamente se debe dedicar a sus hijos y eso es lo que exactamente lo que Lia hace.

Estabamos sentados en las gradas del colegio y de repente empezó a temblar. Me dí cuenta enseguida aunque ella quiso disimular. Estaba sudando, es más tenía escalofríos. ¿Que pasó? Estaba reaccionando mal a la cirujía acaso, que la tenía asi.

Me volví loco de inmedianto, la ayudé a bajar con cuidado pero me fue imposible sostenerla. Lia se desmayó otra vez.

Grité tanto como me fue posible hasta que Jordan se acercó a mi y me ayudó a cargarla hasta arriba.

Su herida sangraba y yo no paraba de preguntarme que había hecho mal.

-¿Dejé que coma algo que aún no podía? ¿Se rió demasiado? ¿La golpié mientras le hacía cosquillas? ¿Alguien la golpió con una pelota en la cancha ayer cuando deje que sola fuese al baño?- Le decía a Jordan que estaba a mi lado en ese momento.

No se donde rayos se metió Daniel, mi mejor amigo, seguramente estaba enrollandose con Malena mientras yo estaba al borde de un colapso por  no saber que le pasó a mi chica. Bueno no es mi chica, pero lo será.

-Tranquilo hermano, esta niña es fuerte, se pondrá bien- me dijo Jordan mientras me daba palmadas en la espalda.

Cuando la ambulancia llego otra vez al colegio sentí un gran alivio, se la llevaron y nosotros tuvimos que quedarmos ahi sin poder hacer nada mas que esperar.

-Escuché lo de mi amiga, ¡maldita sea Emir! Porque no me avisaste- Gritó Camila.

-Lo siento, no estabas cerca- respondí me fuí.

No estaba de humor como para aguantar las pataletas de Camila en ese instante.

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