No me gustaban las miraditas que Levent le lanzaba a Lia.
Tampoco me agradaba que cada vez que la acompañaba a las consultas el me dejaba fuera de consultorio alegando que el estado de salud de la paciente era privado ¡Que fastidio!Ese imbécil no dejaba que las enfermeras la preparen si no que el mismo le tomaba los signos y todo eso me irritaba de una manera impresionante.
-¿Donde estas?
En casa
-Necesito un favor
Ahora no puedo Emir, estoy con Male
-¿Malena?
Decidí dejarte el camino libre con Lia hermano, no volveré a molestarte con eso, es tuya y no voy a pelearla.No respondí, pero me sorprendió mucho, a pesar de gustarle ella, el jamás intervino, ni si quiera intentó que Lia se fijé en el.
Seguramente se convenció de que Lia no le daría lo que el quería: sexo. Algo en lo que Male núnca le decía no.De acuerdo, Dani estaba fuera del camino, pero ahora tenía que lidiar con el miserable Levent que al parecer estaba interesado en su hermosa paciente. Hubiera preferido tener que lidiar con Dani que con el, claramente no estabamos en las misma posibilidades.
-Vamos Emir, levantate- dijo Lia sacandome de mis pensamientos
-¿Estas bien preciosa, que te dijo?
-Dice que si no presento mal estares en estos dias, podra levantarme las citas
-Que alegría de verdad, Lu y Cami se pondran muy contentas ante la noticia- Le dije mientras le tomaba la mano para dirigirla a la salida de la clinica.
Ella se volvió más permisiva, incluso me dejaba en ocasiones besar su frente o tomarle la mano como en esa ocasión.
-Miren quien viene aqui amigos, la enfermita con el que recoje las babas de doctor Karaesky, o deberia decir simplemente Levent como lo llamas tu perra- espetó Hande mirando a Lia.
-Callate Hande, no montes tu show tan temprano- le contesté yo. Si Hande fuera hombre ya le habría partido la boca para que deje de molestar a Lia.
No fue necesario que me meta pues la tierna y dulce Lia habló:
-¿Perra yo? ¿Porque Hande, porque no me quieres ni como amiga?
Dime que es lo que quieres de mi y lo hago- dijo ella mirando a todos y con la voz a punto de quebrarse.
¿No les caigo bien chicos? De acuerdo me iré, disculpen las molestias que les ocasioné.Empuñó bien su mochila y se dió la vuelta dispuesta a irse pero Steven la detuvo. Steven estuvo con ella aún despues de saber su enfermedad, la apoyaba y la cuidaba como si fuese su hermana, no estoy seguro de sus intenciones pero parecia ser sincero cuando me decía que veía en ella a su hermana fallecida hace algunos años atrás.
-¿Tanta envidia le tienes a Lia, Hande?- Dijo Steven con la voz muy firme sin ningún titubeo. Acercate a ella y dicelo de más cerca. -¡Oh! espera, ¿tienes miedo- prosigió el pero esta vez con la voz burlona.
-Desde que Lia llegó no has parado de molestarla, admite que la envidias y que darías lo que fuera por ser la mitad de lo que ella es- inquirió Jordan, mirandola con lástima.
Al parecer los hombre estaban muy felices con la precensia de Lia, pero las mujeres no mucho.
-Dejen que se defienda ella- atacó Ana esta vez
-Cierra la trompa si no te la cierro yo- soltó esta vez Malena que se había recojido su largo pelo en una cola dispuesta a matar a cualquiera de las dos mujeres que tenía en frente.
-Retirate Hande, retirate antes que esto se ponga mal- advirtió Alisón que de igual manera se había ajustado la coleta del cabello
-¡Jajajajaj!- Chilló Hande.
¿Que es esto? ¿Los abogados de la enferma maldita esta?-Cierra la maldita boca de una vez Hande, largate de aqui, no seas tonta, entiende, la única que no quiere a Lia eres tú- Dijo Camila, que ya se había tardado en intervenir
-Cierramela tú, o más bien dejo que me cierre Israel ¿verdad Anita? A el le encantará cerrarmela a besos.
Madre mía, que confesión era esa, Hande se enrollaba con el flaco de Camila. Esto se iba a poner feo. Pude fijarme como Lia comenzó a sudar frio y a temblar. ¡Maldita sea! La pelea logró ponerla de los nervios.
-Vamanos chicos- Dijo Steven, dandole el brazo a Lia para que se sostenga.
-Escuchame bien Hande, si te veo molestando a Lia no respondo- concluyó Jordan, pero esta vez con un tono gélido y apuntandola con su dedo índice.
Tanto fue el impacto se Hande retrocedió y se sento de golpe.
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Eterna.
Short StoryVa más allá de cualquier cosa, si la vida me pedía, mi vida misma se la daba. Con solo ver sus ojos, decidí entregarle mi vida. Si, era la nueva del salón, pero ¡joder! La estaba esperando. Fue la primera mujer ajena a mi madre, que tras sonreir pro...