Lia

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Me senté y después de dejar mi bolso en el suelo atendí de inmediato lo que el profesor indicaba.

Estaba muy acalorada, había llegado corriendo al salón, se me hizo tarde y no pude llegar antes.

-Hola

-¿Que hay Ián?

-Todo bien, ¿y tú?

-Normal todo bien

-Si necesitas algo, pídemelo

-Gracias, pero estoy bien

Me encontraba quieta observando a los chicos rendir su prueba, yo no lo daba por la situaciòn en la que me encontraba.

El salón era un poco pequeño, las bancas individuales me recordaban como fue estudiar la primaria hace varios años, en la parte superior estaba dibujado el escudo y bandera del pais, junto a ellos un texto que rezaba una estrofa del himno nacional.

Minutos más tarde cuando los chicos terminaron su prueba alguien se me acerco, era la misma tipa con la que ya había hablado antes.

-Hola- Dijo una voz sacandome de mis pensamientos

-Hey, hola- repondí

-Disculpa si te molesto, pero necesito tus nombres y apellidos

Era una chica, morena, pelo largo y con alambres en los dientes

-Si, claro- respondí. ¿pero para que?

-¿Colaborarás con la cuota, no?

-Ehh.. yo

-¿No te han explicado?

-No

Mi genio empezo a cambiar por la manera en la que esa tipa me habló.
-Bueno es una cuota par navi...

-No es seguro que me quede- la interrumpí. No se si me den la matricula.

-Ah ok, entonces estaremos hablando

Asentí.

Esta muchacha resultó ser la tesorera del curso. Era Hande la misma con la que ya había hablado, si, esa que ser rió de mi y se fue.

Desde ese momento supe que no fui santo de su devoción, por la manera en la que me miró y habló, y claramente ella tampoco me cayó bien, tenía aires de arrogante y de diva, las cosas que más detesto en la vida.

El día transcurrió con normalidad, en el receso salí igual con las tres chicas de pelo largo, su compañia era muy agradable a pesar que no tenían nada que ver conmigo.

La tarde golpeaba las 5 mas o menos, teníamos hora libre y eso era una fiesta.

Un muchacho se paró al frente y empezó a cantar mientras el resto grababa, al mismo tiempo que otro se le unía a la divertida hazaña.
Unos aplaudían, algunos solo reían y otros miraban con mala cara el show pero a mi me pareció muy interesante.

-¿Te gusta? Preguntó Ián.

Que ahora era mi único amigo del salón, aparte de las tres chicas.

-Si- respondí divertida y con una sonrisa pícara.

-Son dos tontos, les gusta llamar la atención

-No tiene nada de malo, quien no los quiere ver que no lo haga

-Epaa, ¿eres así?

-No me mal entiendas Ián, el show es bueno, pero soy público, no lo haría yo

-Si claro- dijo y se viró para mirar al frente

-No soy igual a ninguno de ustedes Ián- le dije, haciendo que se voltee para verme

-¿Ah si? Bueno pues no importa, todos somos asi, la edad es lo que nos mueve a comportarnos así, inclusó a ti, a pesar que pareces ser una amargada de primera

-No te contradigas- sonreí. -Acabas de decir que yo haría eso.-

-Ya dejalo así- soltó una carcajada

-Bueno, pero ustedes y yo no tenemos la misma edad

-¿Cómo que no?

Le alzé una ceja y lo dejé con la duda.

Seguimos mirando el espectáculo pero sentí una presencia a pocos pasos de mi, giré para ver y era un muchacho flaco, alto, peinado normal y mal uniformado, pues tenía la camisa por fuera, no le di importancia pero recordé que el día anterior me había estado mirando toda la jornada y sonreí al verlo sentado casi a mi lado.

Esa sensación de querer tener a alguien cerca, respirar su perfume, sentir un abrazo, o acariciar su pelo.
Precisamente era eso lo que ver a ese muchacho me causaba, esas ganas de besarlo, me parecía que lo conocía desde siempre.

Eterna.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora