Capítulo 50 (Epílogo)

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                21 de noviembre, 2018

POV Narrador omnisciente

Se mira frente al espejo intentando ponerse la corbata que le regaló hace unos años, una de colores neones, pues es de los pocos regalos que ha guardado, pues aquellas navidades prometieron regalarse cada uno una corbata diferente por si alguna vez morían, aunque siempre pensaron que cuando eso pasara, morirían los tres a la vez.

- No recordaba que la tuya fuera neón – dice Jake mientras entra cerrando tras de sí la puerta – por lo menos la tuya no consiste en bolsitas llenas de algo blanco, copas y cigarros por doquier – rueda los ojos, pero una mirada triste se instala en sus labios.

- ¿Han encontrado las corbatas que le regalamos nosotros? – Jake asiente mientras se sienta en la cama - ¿se sabe algo de Yvonne? – dice mientras maldice, pues el nuedo es más difícil de lo que había pensado.

Jake se levanta cuando ve que Ashton no puede ponerse la corbata, sonríe y sacude la cabeza, pues Tyler tamposo sabía.

- A ver, inútil, déjame – Ashton bufa, pero deja que lo haga. Con rapidez hace el nudo de la corbata y antes de soltarla se fija en una frase que tiene esta y comienza a reír.

- ¿De qué coño te ríes? – dice Ashton y Jake le muestra la frase – no me jodas Tyler – susurra, pero sonríe. Una clara frase que le solía decir Tyler se encuentra grabada en esta: Ashton, cabeza ajo.

Tanto Jake como Ashton ríen a carcajadas. Mientras recuerdan los buenos momentos que pasaron con el que fue su hermano, todos los hombres que fueron mandados a investigar sobre el paradero de Yvonne, hace menos de una hora se dieron cuenta que una de las motos faltaba, encargándose así de buscarla, pues rezaban para que Yvonne no supiera acerca del GPS que todos los vehículos tienen instalados.

- ¿Tienes algo? – pregunta el más corpulento de los dos mientras apoya una de sus manos sobre la silla y otra al lado del ordenador.

- ¿Ves el pequeño círculo verde? – dice el pequeño Santorini, pues, aunque hace algún tiempo Ashton al fin le concedió la libertad, decidió quedarse totalmente. – Es la moto, y por lo que dice aquí se encuentra en el aeropuerto – ambos se miran - ¡Mierda! – pronuncian los dos a la vez saliendo rápidamente de la habitación para dirigirse al aeropuerto.

Ambos chicos, salen de la habitación que ha sido habilitada para todas sus necesidades, ambos corren a gran velocidad hasta llegar al único coche que hay en la mansión, pues todos los demás están en el entierro de Tyler. El chico más corpulento conduce a gran velocidad por las frías calles de Londres, toma atajos y, aunque pone en riesgo la seguridad vial, se salta varios semáforos.

Una vez llegan al aeropuerto, mientras el chico corpulento aparca, el pequeño Santorini corre hacia la señal que va indicando el GPS de la moto en su teléfono, llegando casi hasta las puertas de entrada, viendo la moto tirada sobre el asfalto, con las llaves puestas y el casco a pocos metros de donde esta se encuentra.

- Mierda – exclama en un pequeño susurro.

Le dice al otro chico que lleve la moto al coche y la suba, guardándola, mientras él intenta hackear el sistema de seguridad para ver las grabaciones de las últimas horas.

El tiempo en el cementerio parece no pasar, pues mientras el padre habla, cada uno de los presentes parece reproducir en su cabeza todos los momentos que pasaron con Tyler, recordado así su risa, incluso sus lágrimas, las que ahora recorren cada una de sus mejillas.

- Descansa en paz – es lo único que logra escuchar Ashton antes de que la caja de pino comience a descender. La mano de Jake se posa en su hombro y ambos se miran, dándose el mayor apoyo que pueden, pues cada uno tiene que lidiar con su propio dolor.

Mientras, en el aeropuerto, el pequeño Santorini consigue las grabaciones de las últimas horas, y aunque le ha costado su tiempo, sonríe satisfecho, pues pronto sabrá hacia donde fue Yvonne, aunque eso lleve días, pues hay cientos de cámaras.

25 de noviembre, 2018.

Para todos parece ser el otoño más frío de sus cortas vidas, mientras algunos siguen la rutina de entrenamiento, incluso haciéndola más extensa, otros se refugian entre las cuatro paredes que componen su cuarto, lo que se ha vuelto una pequeña cueva para ellos.

En la sala que se le fue habilitada al pequeño Santorini, parece no pasar el tiempo, pues el chico no sale de allí, está tan concentrado en encontrar algo en aquellas grabaciones, que hay veces que incluso se olvida de comer.

- Vamos Matt tío – dice el mismo chico que se encontraba con él el día que encontraron la moto – son las cinco de la mañana, come algo y vete a dormir ya.

- No puedo – dice este entre dientes- presiento que lo tengo, que está aquí. – el chico bosteza mientras rueda los ojos.

- Eso llevas diciendo desde que te hiciste con las grabaciones – se sienta en la silla que se encuentra al lado de Matt - ¿Qué vuelo es?

- Los Ángeles – dice este y el silencio reina en aquella sala.

Los minutos van pasando, pues todavía no ha llegado la noche en aquella grabación, mientras Matt ve todo atentamente, aquel chico baja a por algo para que este coma, pues siente que si sigue así, su próxima parada va a ser el hospital.

- ¡Lo tengo! – grita Matt parando la grabación – ¡Sí, joder, ahí está! – grita cuando aquel chico entra, serán cerca de las nueve de la mañana cuando Jake asoma por la puerta.

- - ¿Por qué tantos gripos, Matt? – este alegre corre a abrazarle mientras grita.

- La encontré Jake – le dice al chico ojeroso que aun siendo Jake, no lo parece- El vuelo de los Ángeles, ahí se fue.

- ¿De verdad? – Matt asiente frenéticamente – voy a decírselo a Ashton, gracias tio.

Si decir nada más este corre hasta la habitación de Ashton, pues sabe la siguiente parada: Los Ángeles.

Si decir nada más este corre hasta la habitación de Ashton, pues sabe la siguiente parada: Los Ángeles

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Infiltrada ( Amores en guerra #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora