Ser sincera.

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Harumi despertaba y lo primero que llegaba a su cabeza era la discusión que había tenido con Mei   ̶ "no esperaría menos" tsk, ahora resulta que tiene expectativas sobre mí.

Luego de tomar un baño se miraba frente al espejo   ̶  parece que algunas comienzan a desaparecer   ̶  tocando las marcas que Yuzu le había dejado   ̶  ojalá esta también lo hiciera   ̶  colocando su mano a la altura de su corazón.

Atreves de la puerta    ̶  Harumi, me tengo que ir regresaré por la noche, compré algunas cosas para que tu amiga y tú tengan que comer, recuerda que no puedes salir, no quiero tener que extender tu castigo a los fines de semana del periodo escolar.

  ̶  Gracias Mitsu, si entiendo, no saldré por ninguna circunstancia.

Al medio día Yuzu llegaba a casa de su amiga, siendo observada de lejos por Matsuri, quien estuvo muy tentada a pegarse a su onee-chan para así ver a Harumi. Pero tenía una misión importante y no podía perder su concentración o de otra forma no toleraría estar ni un minuto cerca de Keane.


En la entrada del local se encontraba el sujeto a quien Harumi se refería respetuosamente como Sensei   ̶  buenos días, eres amiga de la pequeña Haru ¿cierto?

  ̶  Buen día, supongo que algo así, podría darme algunas fichas    ̶  entregando el dinero.

  ̶  Claro aquí tienes, diviértete, y cuando veas a Haru dile de mi parte que la extrañamos en este lugar.

  ̶  Gracias.

Una vez dentro fue buscando entre los pasillos hasta que al fin lo vio, Keane estaba sentado en un escalón hablado con otro chico   ̶  vaya, ese ojo sí que se ve mal.

  ̶  Y eso que no lo viste recién me habían golpeado.

  ̶  ¿Quién te puso en tu lugar?

  ̶  Iori, porque siempre supones que yo hago algo para merecer las cosas que me suceden.

  ̶  Bueno tienes un don para estar en los momentos menos indicados, ya dime quien fue, se ve que tiene un buen Jap.

  ­̶  Fue Mitsuko.

Al escuchar esto, la pelirosa creyó que lo mejor era que aún no la viera, así que se escondió detrás de una maquina donde alcanzaba a oír todo.

  ̶  No juegues, que miedo, cada que venía a llevarse a Harumi me quedaba temblando, si hubiera estado en tu lugar seguro me orinaba.

  ̶  Pues quizá no moje los pantalones, pero creo que tengo suficiente con esto   ̶  señalando su ojo.

  ̶  Entonces... ¿al fin cerraste el trato?

  ̶  ¿A qué te refieres?

  ̶  Bueno, algo me dice que en realidad el golpe en tu rostro es una medalla, y que Mitsuko te atrapó con las manos en su hermanita.

Keane enfadado tomó a su amigo por la playera levantándolo para luego tirarlo al suelo y darle una patada   ̶  si no quieres terminar con ambos ojos como el mío será mejor que no vuelvas a hablar así, Harumin no es una chica para tomarse a ligera, ¿entiendes?

  ̶  Ya, tranquilo   ̶   levantándose adolorido   ̶  agh, buena patada, sabes que todos aquí respetamos a Harumi, tu eres el único que a veces se propasa.

Keane estaba por golpearlo de nuevo    ̶  oye, oye, ya cálmate sólo te lo digo porque es cierto, ¿qué acaso no crees que nos preocupa que algún día cometas una estupidez y le hagas daño?

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