BETWEEN LOVE

Cuando ella no despertó.

Ya había transcurrido una semana, Yuzu no daba señales de recuperar la conciencia. Si bien los análisis no reflejaban que se encontrara propiamente en estado vegetativo, los médicos decían que el coma en el que se hallaba podría continuar indefinidamente.

Ume apenas pronunciaba una palabra, y si ingería alimentos era porque Sho la obliga a ello, diciéndole que si enfermaba por dejar de comer eso no ayudaría en nada a su hija. Además, sólo abandonaba el hospital de una a dos horas al día para ir al departamento a tomar una ducha. Por lo que en el momento en que el jefe de Ume se comunicó con ella e intento hacerla asistir a su empleo, al menos en un turno de medio tiempo, esta terminó renunciando.

Sho quiso convencerla de no tomar una decisión tan drástica, pues sabía cuánto le gustaba ese trabajo. Pero acabó absteniéndose de decir más cuando, entre su frustración, Ume amenazó con divorciarse de él si seguía insistiendo con el tema.

Era cada vez más difícil tratar con ella. En una ocasión se puso a gritarle a Mei hasta hacerla llorar en el pasillo del hospital que daba a la habitación de Yuzu. Mei no entendía porque las lágrimas no dejaban de brotar tan dolorosamente, pues en realidad estaba acostumbrada a reproches más fuertes provenientes de su abuelo. Quizá el hecho de que viniese de alguien que únicamente le había brindado cariño y comprensión fue lo que hizo que esto le afectase.

Incluso Matsuri intento acercarse a ella pensando tener la ventaja de conocer a la señora Aihara desde antes de llevar ese apellido. Pero sus intentos tampoco fueron fructíferos. Terminando de la misma forma que Mei, sintiéndose devastada por el desdén con que Ume la había reprendido.

Harumi apenas tenía cabeza para pensar en algo que no fuera su amada Yuzucchi, pero tampoco quería quedarse de brazos cruzados viendo a la madre de Yuzu en ese estado.

  ̶  Taniguchi senpai, entiende si ni Mei que es su hija o yo que también ha sido como una madre para mí, conseguimos tranquilizarla y por el contrario terminamos alterando sus nervios. Tú menos podrás hacer algo que cambie las cosas.

  ̶  Mizusawa tiene razón, deberías dejarla tranquila, tal vez sea lo que en verdad le haga falta.

Reflejando una actitud retadora, Harumi les replicaba    ̶  Ambas están mal, dejarla tranquila es lo peor que podemos hacer, ¿acaso alguna ha puesto atención a las historias de Yuzu?

Con reservas en su voz Mei le preguntaba un tanto molesta    ̶  ¿de qué hablas exactamente Taniguchi?

  ̶  Del porque Yuzu se tiñe su cabello, recuerden que el señor Okogi tenía el mismo tono de cabello que ella y...

  ̶  Bien, bien, conocemos la historia Taniguchi senpai, ¿pero a qué viene al caso?

Harumi respondía rápidamente    ̶   bueno, alguna ocasión le pregunte a qué edad había comenzado a hacerlo y resulta que fue poco después de que su padre falleciera, y junto con sus anécdotas donde su madre no dejaba de estar triste, até cabos. Yuzu lo hizo para confortar a su madre, sin importar que al final la terminaran regañando por el desastre que dejó. Así que haré lo que haga falta.

La pelinegra no supo que decir ante esto. Nuevamente Harumi demostraba que de las dos era quien comprendía más a fondo a Yuzu. Lo cual desde luego le era doloroso de aceptar, sin embargo una idea surgió de esta circunstancia, quizá si esos ratos en que Ume no le permitía a nadie más entrar a ver a Yuzu intentaba pasarlos con Haru, lograría ser capaz de comprender su forma de procesar las cosas. Ya que a pesar de tener que convivir con ella de forma forzada, entre el hecho de que Yuzu viviera en su casa y el manejar juntas asuntos referentes a la academia, nunca se había tomado el tiempo para conocerla más a fondo.