MARTÍA *She used to be mine*

CAPITULO 40

Maria

-Queréis callaros coño? Nos van a oír- les regaño a Dave y a Carlos.
No han dejado de hablar en toda la fucking mañana, ni cuando estamos en la puerta.
Se supone que Noemí nos iba a avisar de cuando entrar, pero está ahí dentro seguramente inventándose algo para que no sospechen.

-Estas nerviosa ricurita?- me abraza Marilia por la espalda. Es inevitable sonreir cuando ves a esta personita, da igual cuanto de jodido esté tu día, mientras estés con Marilia vas a estar contenta.

-De cojones. Tu no?
-Un poquito- le agarro la mano y se sienta conmigo y con Afri.

-Maria te voy a matar- se levanta desesperada Africa, y ya no me hace falta preguntarle lo que la pasa, lleva toda la puta mañana igual.
-Me puedes explicar en que momento me has convencido para dejar el móvil en el hotel?- le falta tirarse de los pelos.
He intentado varias veces que se de cuenta de la adicción que tiene, pero se la pela muchísimo. Lo que no me explico es como estuvo en la academia sin redes sociales ni nada, flipo.

-Tía, en cuanto entremos nos los iban a quitar, que más da. El hotel está a cinco minutos aguantate un poco- le sonrío con malicia y me hace la peineta. Me encanta nuestra relación tan maravillosa.

-Chicos, entrad en silencio, están en la sala de ensayo- dice Adriá y salto de la silla como un velociraptor.

Marta

No se que historia nos están contando de Eurovisión, pero no mola. Solo me estoy poniendo mas de los nervios.

Por que en este programa intentan llevar al límite tu paciencia siempre? No quisiera acordarme del casting final, cuando nos metieron de uno en uno en esa sala con luces para ver si íbamos a la gala 0 o no.
Dios, estuvimos esperando pechá de tiempo en una sala todos, y luego en el veredicto las letras salían super despacio y... en fin, desesperante.

-Ah si, se nos olvidaba una cosa!- dice entonces Noemí y se miran entre ella y Manu.
Sabela me coge la mano y se la pone en el pecho para que sienta su corazón. Y desde aquí se escucha el mío también.
-Una...dos...- empieza a contar Manu, y yo no hago más que mirar por los espejos esperando la entrada de mis compañeros- Y tres!

-Cumpleaaaaños feeeeliz, cumpleaaaaños feliz...- empiezan a cantar a Julia por su cumpleaños y todos suspiramos. No me había dado cuenta pero había dejado de respirar por un momento.

-Te deseeeamoooos toooodooos...- nos unimos a cantar y a aplaudir y miro a Julia debajo mío en la escalera. La sonrisa le llega de oreja a oreja, que mona.

Después de comer nos han traído una tarta de chocolate y galleta, y casi morimos del amor, claro.
Cuanto hace que no me tomaba yo un cacho de tarta con un café, tío?
Lo he disfrutado como si fuera mi cumpleaños...

Y así, sin verlo venir, entre mis pensamientos fantasiosos con la tarta y los aplausos al terminar la felicitación, veo a Julia levantarse con las manos en la cabeza.
Todos seguimos su mirada hasta el fondo de la sala, donde empiezan a aparecer los compañeros expulsados corriendo a toda prisa.

Noe y Manu se apartan rápido para que no les arrollemos cuando nos levantamos todos de la escalera y corremos también.

Mi mirada no hace otra cosa que buscar la melena rubia que tanto echaba de menos, pero no me da tiempo.
Noelia se avalanza hasta mi abrazándome y basándome toda la cara. Yo la elevo del suelo y doy vueltas con ella encima mío.

-Martitaaaaa!!- me grita al oído y siento como me revienta el tímpano, pero me de igual ahora mismo, en serio.
-Noooee- la aprieto mas fuerte entre mis brazos y por fin la dejo en el suelo- illo illo, estás guapísima!- le digo cogiendole cara entre mis manos. Ella sonríe y vuelve a abrazarme.
Parece que han pasado años tío.
Está preciosa.

No me da tiempo a preguntarle nada más, me tocan el hombro por detrás y me giro sobre mis talones.

-Mariliaaaaa!- grito y le agarro las manos para acercarle a mi. Se apretuja contra mi pecho y cierro los ojos.
Dios, me encanta tanto reconocer los olores de la gente a la perfección...lo que hace la convivencia. Creo que podría saber quien es quien de los 16 solo olfateando.

-Que tal amor?- me pregunta con su sonrisa habitual y me derrito.
-Genial, que tal tú? Illo pero por qué estáis todos tan guapísimos?!- le doyy una vuelta para verla entera y me da un beso en la mejilla.

-Tu si que estás sabrosona, sabrosona- aparece Alfonso detrás suyo y abro mazo la boca.

Alfonso es una de las personas que mejor me caían desde el principio, y me dio mucha pena no haber podido pasar mas tiempo con él en la casa, pero fuera lo vamos a petar seguro.

-Alfonsoooo!- grito con un pitido de voz que me molesta hasta mi y me abraza.
-Niña cuanto tiempo!
-Ya ves...como estás?
-Increíble, estamos todos genial fuera, de verdad, no os tenéis que preocupar por nada- le doy un beso al escuchar sus palabras, me tranquiliza mucho.

Es evidente que fuera les van a dar mucho cariños y van a estar genial, pero sin duda nos hacía falta verles y confirmarlo nosotros mismos.

-Te falto yo- oigo a mi espalda.

Solo con escuchar su voz la sonrisa se planta en mi cara. Alfonso me guiña un ojo y yo me doy la vuelta para verla.
El corazón ya me late a una velocidad razonable, esto es lo que necesitaba joder.

Abre los brazos y no dudo un segundo en recortar la poca distancia que nos separa.

-Maria...- suspiro cuando la tengo sujeta. Ya no me la quita nadie.

-Te he echado de menos...- me susurra al oído, y me entra un escalofrío al sentir sus labios contra mi oído.

-Y yo, muchísimo- me separo de ella y me hace un repaso de arriba a abajo mordiendose el labio.

-Estas preciosa- dice. La vuelvo a abrazar y la besuqueo el cuello.
Tengo ganas de besarla, de encerrarle en la habitación conmigo y besarla hasta que nos quedemos sin aliento. Es lo que más me gustaría ahora mismo.

-Que tal? Como va todo fuera?- pregunto.

Y, aun que la sonrisa no se le borra de la cara, noto como sus ojos cambian totalmente la expresión.

Nunca hizo falta que María y yo nos habláramos para decírnoslo todo, y solo mirándole a los ojos pude notar que había pasado algo.

-Todo muy bien. La gente es majísima, me tratan de puta madre todos, de verdad. Todos estamos bien- me señala al resto de mis compañeros para que vea lo felices que son y sonrío.

-De verdad?- asiente y me acaricia la cara.
-No te preocupes, y por cierto...- hace una pausa y me mira con la típica sonrisa picarona- tu amiga Clara es la hostia.

-No! Has estado con Clara?!- asiente.

En ese momento, no sé si de la emoción, de que me moría de ganas, o yo que coño sé...solo sé que le lanzo a ella y la beso.

La beso con ganas, y ella no se resiste ni un poquito. Me agarra la cintura y me devuelve el beso.

Ya no puedo parar.