CAPITULO 66

1.5K 97 15
                                    

Maria

Era cuestión de tiempo que acabara pasando algo de esto. Y lo peor es que yo lo sabía, ya lo he vivido.

Todavía recuerdo ese día en el que discutimos por lo que "somos" y ella me dijo: "lo que te pasa es que te da miedo comprometerte". Estaba en lo cierto, pero ese miedo no ha hecho más que aumentar después de lo de esta noche.

Me esperaba que ella me ayudase a superarlo por lo menos, sabe lo mal que llevo este tema pero parece como si no se acordara de nada de lo que le conté.

Siento rabia.

Los párpados ya me pesan, así que después de un buen rato, y cuando dejo de escucharla al otro lado de la puerta, decido salir del baño.

Me la encuentro totalmente dormida en el sofá, con mazo de pañuelos usados a su alrededor. Dejando a un lado el enfado, me acerco de puntillas para apagar la televisión y arroparla con una manta antes de ir a mi cuarto.

Si es que no quiero enfadarme con ella, joder claro que no, pero ahora mismo y probablemente durante días no se me va a pasar esta mierda.

Es que no me entra en la puta cabeza. Tan solo le estoy pidiendo que deje de hablarla y por el bien de las dos. Es tanto?

Obviamente no consigo dormirme, así es imposible.

Oigo desde mi cama como ella se despierta y se mueve por la casa, probablemente buscandome, hasta que entra en la habitación y se sienta a los pies de la cama.
Yo me hago la dormida, sinceramente lo que menos me apetece ahora es hablar con ella.

-Maria?- pone su mano helada sobre mi hombro desnudo y me sobresalto un poco- oye...estas muy enfadada?- sigue, pero yo ni si quiera abro los ojos. Me está costando.

Se escucha como suspira en la oscuridad y me empieza a acariciar el brazo mientras continúa hablando:

-Mira, te entiendo, de verdad que sí. Sé que lo has pasado mal y que no quieres tener nada que ver con esa chica, pero tienes que confiar en mí Mari...no voy a dejar que eso pase, lo prometo. Pero no puedes pedirme que la bloquee o la deje de hablar de una día para otro porque no puedo.
Porque yo también lo pasé mal en un momento en el que ella me ayudó, y no puedo olvidarme de eso. Tú más que nadie sabes que tengo esa noche grabada en mi cabeza y me está costando mucho...- hace una pausa para aspirar los mocos y sigue- me está costando mucho olvidarlo- oigo como hace un intento por contener el llanto y me rompo por dentro.

Cualquier persona que no sepa lo que me hizo pasar esa mujer no entendería por qué reacciono de esta forma, pero ella sí que lo sabe, por eso me duele.

Suspira de nuevo cuando ve que no reacciono y se levanta de la cama.

-Dime algo por favor- dice con un hilo de voz. Una lagrima consigue escapar por el rabillo de mis ojos, a pesar del gran intento que estaba haciendo por contenerlas.

Realmente necesito mirarla, aunque no le diga nada, solo mirarla unos segundos y que entienda lo que estoy sintiendo.
Así que finalmente me doy la vuelta y abro los ojos en la oscuridad, pero llego tarde. Ya se está llendo.


Marta

No duermo nada en toda la noche. Me paso media mirando las musarañas del techo y la otra media llorando.

Esto nos ha caído a las dos como una jarra de agua fría encima, y sin duda va a pasar factura, de hecho ya la está pasando.

Me levanto tarde, como de costumbre. Debería estar en el aeropuerto a las ocho y cuarto y son las siete y media.
Tengo una ojeras increíbles y me duele la espalda de estar sentada en el sofá toda la noche, no me veía capaz de moverme de ahí.

María sigue en su habitación cuando me levanto para ducharme. Sin embargo cuando salgo del baño, me encuentro su puerta abierta y comienza a revolucionarse mi corazón.
Anoche no se acostó con buen humor, y si de algo me ha servido convivir con María, es para saber que sus despertares no son agradables.

Mi decepción llega cuando la busco por la casa con una toalla enrollada al cuerpo, pero no tengo la suerte de encontrarla.
Se ha ido, y son las ocho. Ni si quiera tengo margen para esperarla y despedirme, si es que se lo merece, porque ella sabe perfectamente que me tengo que ir y que no se sabe cuando volveremos a vernos, y aún así ha decidido marcahrse.

Paso de estar decepcionada a enfadada en un solo segundo.

Termino bajando a la calle con mi maleta y llamo a un taxi, porque tampoco está aquí para llevarme al aeropuerto.

La situación me da pena, y no puedo evitar que se me caigan las lagrimas mientras espero al taxi sentada sobre mi maleta.


Maria

Me despierta el sonido de la ducha.
A pesar del terrible dolor de cabeza que tengo, me levanto de la cama y me pongo un chándal cómodo.

Me cuesta entender mis pensamientos a veces, y es que a pesar de todo lo que ha pasado, no quiero que se vaya.

Sin decirle nada, mientras está en el baño, me pongo el abrigo y salgo a comprar churros.

Sí, me encantan los churros, son mi puta pasión, lo que no puedan arreglar unos buenos churros calentitos por la mañana...

Las piernas no me suelen responder muy bien nunca, pero si a eso le añadimos que estoy completamente dormida y que hace un frío de cojones, tardo posiblemente veinte minutos en volver a casa.

-Marta?- digo llamando un par de veces a la puerta del baño- he...he comprado churros. No sabía si te gustaban o no, pero igualmente he cogido mazo y así en el avión no tienes...- me freno cuando me doy cuenta de que no voy a obtener una respuesta.
Abro lentamente la puerta del baño y me asomo un poco.

No está.

Doy una vuelta por la casa. Pero no está. Ni ella ni sus cosas.

Me cuesta creer que se haya ido sin despedirse si quiera.
Aquí la que se había pillado un cabreo de cojones y se comportaba como una niña pequeña se suponía que era yo.

Pero paso de llamarla primero, si lo ha decidido así será por algo y es ella la que tendría que llamarme.

Sin embargo pasan las horas, e incluso pasa un día y no sé nada de ella.
Absolutamente nada.
Bueno, al menos sé que está viva y que está en su casa gracias a Afri, pero me parece increible que no me haya llamado ni me haya puesto un puto mensaje desde ayer y después de haberse largado sin despedirse de mí.

Sin duda mi cabreo aumenta, y no sé si es un buen momento para llamarla, estando en caliente, pero cuando me quiero dar cuenta ya tengo el teléfono en la oreja.
Un tono, tres tonos, cinco tonos...y cuando ya estoy a punto de colgar el teléfono, lo descuelga:

-Maria?- responde con una voz totalmente ronca y apagada, como si se acabara de levantar después de un día de fiesta, pero en un miércoles a las ocho de la tarde.
Y de repente me bloqueo, no sé ni por qué coño la estoy llamando cuando me prometí a mi misma que no lo haría. Me sudan las manos y me quedo en blanco como una gilipollas...esto solo me pasa a mí.

Nota:

Hola otra veeeez!
He decidido dividir este capitulo en dos partes ya que era super largo, pero bueno...no sé cuantos caps más voy a hacer (no muchos) pero seguramente os pida opinión para los próximos porque estoy indecisa.

Y otra cosa, nunca he recomendado otra historia ni nada, pero quiero aprovechar para avisaros de que han empezado otro fic Martia y tiene muy buena pinta así que si queréis pasar a verlo en su perfil... martiax

MARTÍA *She used to be mine*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora