CAPITULO 2.10

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Marta

-Pero si no hemos parado de hacer cosas desde que vinimos- protesta María.

-Por eso, es la última noche, y quería que conocieras a mis amigos- digo poniendo un puchero de los que mejor me funcionan.

-Ah, que nos vamos de fiesta?- asiento- claro, entonces sí. Si a mí con que no me lleves a patinar otra vez me sirve- dice, y a mi cabeza vuelven las imágenes de ayer en la pista. Ella estuvo más tiempo en el suelo que de pie, y yo siempre me caía intentando levantarla. Al final se acabó enfadando conmigo, pero aún así me dolía la cara de reírme.

-Nada de patinaje- aclaro.

Mañana cogemos el ave de vuelta a Madrid, y aunque no tenga ninguna gana de volver, reconozco que lo hemos aprovechado al máximo. Los días han cundido mucho y hemos disfrutado más que nunca de la compañía de la otra.
Jamás imaginé que después de lo mal que ha ido todo ahora estaríamos acurrucadas en el sofá de esta casa viendo pelis malas y comiendo palomitas.

María emite un gruñido cuando su móvil empieza a sonar desde la otra punta del salón, y se ve obligada a desenredar nuestros cuerpos para levantarse a por él.

Bajo un poco el volumen de la televisión, pero aún así ella camina hasta la cocina para cogerlo, y la oigo decir,

-Hostia tía, ya ni me llamas, por dónde andáis?...no, no estoy, vuelvo mañana...bueno, pues cuéntamelo ahora...vale, sí- se produce un largo silencio hasta que María vuelve a hablar- estás de coña, no?...qué? Claro que estoy contenta! Joder es increíble...sí, muchísimas gracias...no, todavía no le digas nada, espera a que llegue mañana a Madrid, vale?- continúan hablando un rato largo al teléfono y la intriga me come por dentro, se me hace casi imposible atender de nuevo a la película, la conversación de la rubia con quien sea es mil veces más entretenida.

Diez minutos más tarde vuelve al sofá conmigo, acompañada de una sonrisa que sus labios me quieren ocultar pero que veo reflejada en sus ojos.

-Todo bien?- pregunto.

-Qué?- sale de su embobamiento y me mira- Sí! Claro...es...ya te contaré, llegamos tarde, no? Vamos a vestirnos- tira de mis brazos para levantarme del sofá y me arrastra colgada de sus labios hasta el piso de arriba.

Le doy la importancia que requiere y retiro de mi mente la conversación. Parecía bueno, y si ha dicho que me lo contará no tendrá tanta importancia como ha parecido.

Después de ducharme llamo a Clara para confirmar el sitio y la hora. La verdad es que María ya conoce a muchos de mis amigos por separado, pero nunca la he traído quedando todos juntos, y para qué mentir, me hacía ilusión.

Me decanto por maquillarme un poco, me pinto los labios de un rojo oscuro y me pongo el único vestido que había traído en la maleta, por si algún día salíamos de noche. Es sencillo, ajustado y por la mitad de los muslos, pero como siempre, María me hace sentir que soy la mujer más guapa de Málaga cuando vuelvo al cuarto donde se está vistiendo y se queda mirándome de arriba a abajo.

- Jo-der - dice agarrándome la mano para darme una vuelta- estás...increíble-

Me sonrojo levemente, como me suele pasar cuando me suelta esa clase de piropos, todavía no me acostumbro a gustarle a alguien tan impresionante como ella.
Se lo agradezco con un leve beso en los labios para no mancharla, y sus ojos me gritan que se ha quedado con ganas de más.
La noche es larga.

-Voy a tener que llevarme el pintalabios, verdad?- le pregunto, y en cada palabra mis labios rozan los suyos despertando el calor entre nuestros cuerpos.

MARTÍA *She used to be mine*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora