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Chase ha llegado hace un rato a casa, y ha subido a disculparse por lo que ha hecho Margot. Sé que han discutido, he escuchado a Chase decirle a Margot que no debería meterse en mi vida de ese modo, y no puedo estar más de acuerdo con él.

Les escucho andar por el pasillo del piso de arriba y pasan por delante de la puerta de mi habitación un par de veces. Es tarde, asique supongo que Chase se irá ya. Están hablando de la abuela de Chase y de lo ilusionada que está de conocer a Margot, cuando escucho la puerta y a papá gritar que ya ha llegado.

—¿Te quedas a cenar? —le pregunta Margot a Chase.

Tienen que estar casi pegados a mi puerta.

—No puedo. André y yo vamos a salir con sus primos a cenar.

Me imagino a Margot con una sonrisa y acariciándole la nuca.

—Vale.

Alguien golpea mi puerta, y me giro en la cama abrazando el cojín al que llevo sin soltar un rato. Durante cinco minutos he pensado que era Margot y que le estrangulaba.

—Sierra —es Chase—. ¿Puedo pasar?

—¡Sólo tú!

Chase entra sigilosamente en mi cuarto, como un ninja, y me siento de piernas cruzadas en la cama. Se está colocando el abrigo encima del jersey beige que viste, y va en calcetines porque seguro que Margot le ha obligado a quitarse las zapatillas para no mojar el suelo.

—Me voy ya —suspira, soltando aire poco a poco. El colchón se hunde del lado del que Chase se sienta—. Margot lo siente. Cree que hace lo mejor para ti.

Si Margot quiere lo mejor para mí podría dejar de pinchar con el tema de Wes y Noah.

—Da igual Chase. Se me pasará pronto, pero ahora estoy muy molesta.

Chase asiente, y se pasa una mano por la mata de pelo rubia que aplasta con un gorro que se saca del bolsillo del abrigo. Se inclina sobre la cama arreglándose el gorro, y me besa la mejilla antes de acercarse a la puerta.

—Nos vemos el lunes ya, ¿no?

—Si no me da pereza levantarme a las siete de la mañana, sí. ¡No sé porqué os váis tan pronto! Es para fastidiarme, ¿no?

Chase se ríe y se sigue colocando el pelo que le sale del gorro.

Como es la primera Navidad en la que no están aquí, hablamos de darles sus regalos y que se los llevasen para abrirlos allí, asique una tarde en la que Margot y Chase se fueron a pasear, me tomé el tiempo de llevar los regalos que tenemos para ellos a la madre de Chase y que se los llevaran a Kansas City.

—Yaaaa. Nos vemos el lunes, Sierra.

Agito la mano y me hundo de nuevo en mi cama cuando escucho que ha cerrado la puerta de la calle. Al rato, el inquietante sonido del móvil vibrando contra la madera del tocador me hace levantarme como si tuviera un resorte. Antes de que llegue a cogerlo, papá llama a la puerta y me pide que baje a cenar. Permanezco estática en mitad de la habitación, como si así no supiera que estoy aquí, y cuando escucho como baja las escaleras agarro el móvil. Es un mensaje de Taylor.

¿Vamos por la mañana a patinar?

Escribo que sí en un segundo, pero debería hablar con Wes, y... ¡qué mejor que ahora! Quiero estar enfadada más tiempo con Margot, que note lo mucho que me ha molestado lo que ha hecho. Ignorarla un tiempo es lo mejor.

Sí. Iré ahora ha hablar con Wesley.

Envío.

Es lo mejor. Ya me contarás lo de Noah mañana.

El rincón de MillardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora