Papá saluda a Noah con un apretón de manos y pasa de largo dejándome sola como a un perrito abandonado en mitad del frío invierno. Bueno, exagero un poco. Pero Noah me mira y me siento realmente como un chihuahua al lado de un bulldog.
—¿Qué haces aquí? —le pregunto.
Noah mueve el pie y la madera del porche chirría.
—¿Has desayunado? Te invito, hay un sitio dónde hacen unos donuts caseros riquísimos —dice.
Entrecierro los ojos y le miro lentamente. No he desayunado y tengo hambre.
Me asomo a la cocina. Papá va en calcetines por la cocina y ha amontonado su abrigo y los guantes encima de la mesa.
—Papá —le llamo—. Voy a desayunar con Noah.
Papá me mira y asiente.
Es algo extraño volver a hablar con Noah después de que se enrollara con Chloe y pasara de mí como si nada.
La poca nieve que queda en el suelo cruje cuando atravesamos el jardín para ir a su coche. Tiene las ventanas heladas, y lo primero que hace cuando subimos es poner la calefacción. No sé que estoy esperando que diga. <<Bueno, Sierra, perdón por ser tan estúpido>> o algo así. Pero es Noah Estúpido Müller, ¿cuándo pide él perdón? Noah sólo da por supuesto que está perdonado de todo por ser guapo y capitán de lacrosse. Como si fuera el mejor de todo.
Al final, Noah habla cuando los asientos ya están calientes.
—Si fuera la mitad de lo que era antes de Freya, ¿te seguiría gustando?
Me quedo petrificada. ¿A qué viene eso ahora? ¿A caso quiere restregarme por la cara lo patético que fue que leyera lo que escribí?
—¿Y eso a que viene?
Noah reduce la velocidad en una rotonda, y me mira un nanosegundo con esa sonrisa tan perfecta.
—Sólo quiero saberlo.
—Pues... Supongo que sí.
—¿Porqué?
Pongo los ojos en blanco y me apoyo contra la puerta.
—Tenías ese "algo" que gustaba mucho. Ahora crees que por ser quién eres todo el mundo te quiere y no es así. Antes molabas.
—¿Para ti sigo siendo Noah Estúpido Müller? —me pregunta.
—Sí. Creo que ese Noah se te ha pegado tanto que no queda rastro el otro.
Noah se ríe, pero yo no lo estoy diciendo a broma.
Nos sumimos en un silencio el tiempo justo para que ya estemos delante de una cafetería y Noah tire del freno de mano, sin embargo, no se quita el cinturón.
—¿Lo dices por lo de Chloe?
—¿Qué?
—¿Que si dices que soy estúpido por lo de Chloe?
—En parte. Gabriel me contó que os enrollastéis en una fiesta de Freya, y la verdad es que te creía más inteligente que para estar con Chloe.
Noah alarga la mano y saca las llaves del contacto bajándose del coche. Le sigo, y cuando le alcanzo a unos pasos, dice:
—No quería besarme con ella. Iba algo pasado de cervezas y se me lanzó
No quería saber eso. Para ser alguien que no quería besarse con Chloe, ha estado muy pegado a ella últimamente.
Noah empuja la puerta de la cafetería y la campana que hay colgando del techo suena. Me deja pasar primero, y no puedo evitar pensar que eso es algo que el Noah que me gustaba haría. Pero ahora Noah es tan "perfecto" que sé que muchas veces pasa primero y le da igual si la puerta se te cierra en la cara.
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El rincón de Millard
Roman pour AdolescentsSierra Bomer ha abierto un blog. "El rincón de Millard". Un blog anónimo y sin censura. Critica a sus compañeros, da su opinión de los rumores, y desenmascara secretos para hacer justicia. Pero... ¿y si su anonimato deja de existir para el capitán...