Por la mañana papá me despierta temprano. Va canturreando por toda la casa: <<¡Hoy vamos a ver la Universidad!>> Como si no lo supiera ya.
Wesley me ha aconsejado un outfit casual pero refinado, dice que la vestimenta universitaria es la más importante. Hasta para ir a ver la Universidad es importante cómo vestir. Me he colocado unos pantalones negros de tela en conjunto con una camiseta blanca y un cardigan que le he cogido prestado a Margot. No creo que la importe, lo tenía guardado con el jersey de Acción de Gracias de la abuela.
Me encuentro con papá esperándome en la puerta de brazos cruzados. Se va a arrancar el coche mientras yo me calzo mis zapatillas blancas. Después corro por el jardín hasta montarme en el coche. Antes de poner rumbo a la Universidad, pasamos a por Margot a casa de Tessa. En cuanto estamos delante y nos escucha, sale corriendo y se lanza a los asientos traseros del coche sin decir palabra. Tiene esa cara de pensativa mientras papá conduce que no quita ni cuando la ofrezco unos pocos caramelos que llevo en el bolso. Papá y yo intercambiamos miradas unos segundos, dibuja un <<¿Qué la pasa?>> con los labios. Yo solo me encojo de hombros.
Papá frena en un semáforo y Margot, con voz media, dice:
—¿Podéis poner música? Alta.
Pongo la primera emisora que encuentro y giro la rueda del volúmen hasta que se atasca. No dejo de mirar a Margot por el retrovisor. Tiene la frente apoyada en la ventanilla y la empaña con su aliento.
—¿Qué tal la fiesta de anoche? —pregunto.
—Bien. Todo bien —responde y suena como la voz del GPS.
Supongo que está cansada y no tienes ganas de hablar, así que dejo la conversación.
A mitad de camino del viaje, papá comienza a ponerse en el carril derecho y enciende el intermitente para terminar metiéndonos en una gasolinera. Se desabrocha el cinturón y sale del coche.
—¿Queréis algo? —nos pregunta.
Las dos negamos, y cuando echa a andar para pagar la gasolina que tiene que llenar, me paso a los asientos traseros con una maniobra de contorsionista. Margot ni siquiera se esmera en mirarme.
—¿Pasó algo anoche? Tienes la misma cara que cuando... —No me atrevo a decir que tiene la misma cara de estar a punto de llorar a como cuando mamá se fue.
—Lo sé —me corta.
—¿Qué pasó? —insisto, sin embargo Margot hace como si no me hubiera escuchado.
Tengo el impulso de sacar el teléfono y llamar a Chase para que me diga si alguien le hizo algo a Margot durante la fiesta, pero no lo hago. Y por mucho que quiera dar la vuelta e ir a casa de Tessa para preguntarle a ella, me recuerdo que hoy es un día importante. Quiero conocer la Universidad a la que estoy optando.
Papá vuelve al coche y rellena el depósito de gasolina. Trae una revista de adolescentes con pósters de famosos, rutinas de belleza, outfits ideales y trucos para estudiar. Entra al coche y se la da a Margot, es como un beneficio a cambio de que cambie su cara de una llorona a una más alegre, pero sigue como antes.
El trayecto es bastante aburrido, Margot nos pide que volvamos a encender la radio y papá lo hace. Me he dejado el bolso con el teléfono en el asiento del copiloto y lo escucho sonar varias veces.
—¿Quiéres el móvil, Sierra? —me pregunta papá.
—No, no. Estoy bien así.
Podría jugar un rato con alguna aplicación, o stalkear a alguien por Instagram, pero estoy casi segura de que los mensajes son de Noah para ver si hoy puede venir a casa. ¿Qué le respondería? ¿Qué no porque quiero aclararme antes? ¿Qué quiero saber si volver juntos sería lo mejor? No quiero estar con alguien y que no confiemos el uno en el otro.

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El rincón de Millard
Teen FictionSierra Bomer ha abierto un blog. "El rincón de Millard". Un blog anónimo y sin censura. Critica a sus compañeros, da su opinión de los rumores, y desenmascara secretos para hacer justicia. Pero... ¿y si su anonimato deja de existir para el capitán...