Margot y yo estamos pegadas a la puerta de la habitación de papá intentando escuchar lo que habla con los abuelos. Han llamado en mitad de su querido partido de fútbol; mientras Margot y yo hacíamos unos pocos deberes.
Margot me mira y me pica las costillas.
—Le dejarás a papá tu habitación —me dice.
—No, lo harás tú. Mi habitación es más grande que la tuya.
—Pero yo tengo dos colchones para las dos.
—Mi cama es más grande que dos colchones.
Nos alejamos de la puerta dando un salto y fingimos que nos estamos lanzando una pelota de papel cuando papá sale de su cuarto con el móvil en la mano. Baja trotando las escaleras gritando un gol de su equipo. Margot y yo nos volvemos a mirar y la pelota de papel me da de lleno en la fiebre.
—Piedra, papel o tijera. Si gano yo nos quedamos en mi cuarto, si ganas tú nos quedamos en el tuyo.
Asiento con la cabeza de un solo movimiento. Margot y yo contamos hasta tres mientras agitamos la mano. Uno, dos y tres. Hago unas tijeras y Margot saca papel. Me mira con el ceño fruncido y dice con un dije de enfado:
—Al mejor de tres.
De pequeñas pensaba que Margot era lo suficientemente tonta como para no enterarse de que siempre usaba la misma secuencia para ganarla. A los diez años me empezó a ganar usando mi estrategia en mi contra. Ahora simplemente abro la mano un nanosegundo después de ver lo que Margot va a sacar. Supongo que, a parte de hacer un buen café a máquina, ese es mi otro talento.
Margot parece realmente irritada cuando me agita los brazos delante de la cara y me grita varias veces:
—¡No vale! ¡Haces trampa! ¡No vale!
Desde el piso de abajo, papá grita:
—¡Chase ha llegado!
De repente parece que Margot se olvida de nuestra discusión y corre escaleras abajo. Durante la semana en la que los abuelos se van a quedar en casa, tenemos que hacer redistribución. Los abuelos se quedarán a dormir en el cuarto de papá, por lo que somos Margot y yo las que tenemos que decidir qué cuarto de los nuestros le dejamos a papá y en cual dormimos las dos juntas. Margot quería que nos quedáramos en el suyo para poder echarme de él cuando la disese la gana; yo quiero que nos quedemos en el mío porque no quiero que papá me toquetee las cosas.
***
Cenamos todos juntos unas pizzas en el salón. A Chase y a papá ha llegado un punto en el que les temblaba el pulso con la pizza en la mano porque su equipo de fútbol iba perdiendo. Mientras, Margot y yo no hemos dejado de mandarnos miradas extrañas, yo desde el sofá junto a papá y ella desde el otro sofá junto a Chase.
Estoy haciendo trizas las cajas de pizza con las tijeras cuando termina el partido y todos nos encontramos en la cocina. Papá enjuaga los vasos de zumo y Margot y Chase charlan.
—Papá, hemos llegado a la decisión de que Sierra y yo dormiremos en su cuarto y tu en el mío cuando vengan los abuelos.
—¿Os habéis peleado por eso? —nos pregunta secando el último vaso.
A coro, decimos:
—No, que va.
Margot hace el intento de decir algo pero antes suena el timbre de casa. Abre la puerta y oigo la voz de Wesley.
—Hola, Margot. ¿Está tu hermana?
Dejo caer las tijeras a la mesa y empiezo a deslizarme por la cocina hasta la entrada. Por el camino, le pido a Chase que entretenga a Margot para que nos espíe. Desde que volví con Noah, Wes está raro. Me lo encuentro por las mañanas cuando Noah viene, él está montándose en su coche cuando yo salgo a montarme en el Noah. Le agito la mano para saludarle y suelo darle los buenos días, pero solo me sonríe, y se cree que no lo noto, pero veo como acelera el paso hasta su coche.
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El rincón de Millard
Teen FictionSierra Bomer ha abierto un blog. "El rincón de Millard". Un blog anónimo y sin censura. Critica a sus compañeros, da su opinión de los rumores, y desenmascara secretos para hacer justicia. Pero... ¿y si su anonimato deja de existir para el capitán...