Sobre las nueve menos cuarto estoy sentada en un extremo de las gradas esperando a Noah llegue del baño. Me he sacado un poco los zapatos debajo del vestido y me los siento de lo más sudados. En realidad, creo que me suda todo el cuerpo.
Veo pasar por delante de mí a Kendall y a Chloe cogidos de la mano. Siento sus miradas como si se burlaran por ser mejores. No mejores que yo, sino mejor pareja que la hacemos Noah y yo. Y sí, bueno, Noah es popular y yo no, y no nos gustan las mismas cosas. Pero supongo que ser diferentes nos hace más pareja. Creo que si saliese con alguien como yo me aburriría.
Noah entra al gimnasio cuando la nueva pareja se me está acercando. En cuanto lo ven vuelven a lo suyo y siento que me relajo, como si hubiera estado esperando que me explotara una bomba en la cara. Me coloco los zapatos y Noah me ayuda a ponerme de pie.
—Siento haber tardado tanto —me dice—. Algunos chicos del equipo querían una foto en grupo.
—No pasa nada. Vamos a por algo de beber. Siento que estoy seca.
La mesa de bebida y comida y está a rebosar de personas por todas partes, parece que es la hora de la noche en la que todo el mundo está muerto de bailar y necesita comer. Con algo de suerte y que Noah aparta a unas cuantas chicas, conseguimos ponernos delante de la fuente de ponche.
—Si quieres, Paul y algunos amigos con sus citas saldrán ahora a la calle a hacerse unas fotos. Podemos estar y que nos saquen algunas fotos antes de irnos.
Le miro de reojo mientras atrapo un puñado de patatas fritas de un cuenco. Siento que tengo un agujero en el estómago que no voy a llenar ni con toda la comida del mundo.
—¿Tú quieres irte ya?
—Mmhmm. No es que esto sea más emocionante que una fiesta. El hotel será mucho mejor. ¿Tú quieres irte ya? Si no podemos esperar.
<<Vale, Sierra. Hoy va a pasar, sí o sí. Y ya que>>
—En realidad me duelen los pies de tanto bailar y tengo hambre. Irnos ahora estará bien.
Veo como Noah sonríe a lo grande. Tiene la misma sonrisa que la primera vez que ganó un trofeo con el equipo de lacrosse. Es una sonrisa magestuosa y que sólo saca algunas veces. Y creo que la he conseguido yo esta vez.
—Vale. Ven, vamos a esperarlos fuera. —Me agarra la mano y siento las prisas que tiene por salir del gimnasio—. El pasillo es fantástico en comparación con estar aquí dentro.
Y tiene razón. Es como salir del vestuario después de haber estado con doce personas sudorosas dentro. Ni siquiera me estaba dando cuenta del calor tropical que parecía haber en el gimnasio hasta que estamos girando la esquina del pasillo para ir a la salida y me choca el aire limpio de sudor y el silencio. Cuando Noah me deja pasar primero para salir a la calle, me siento en seguida en el sitio para dejar las bicis y me saco otro rato los zapatos. No estamos solos, hay un par de parejas besándose en la oscuridad casi escondidos, como si hicieran algo malo.
—¿Estás bien?
—Sí, es sólo que no estoy acostumbrada a los tacones y menos a bailar con ellos.
—Te dejaré quitarte los zapatos en el coche.
—Lo iba a hacer de todas formas.
Los primeros que salen del instituto son Taylor y Lucas. Vienen riéndose y nada más vernos se acercan a nosotros. Taylor se hace un sitio a mi lado y se saca los zapatos también dejándose caer en mi hombro.
—Me duele todo, Sierra —dice. Luego en un susurro añade—: Pensé que ya os ibais a ir.
—Vamos a hacernos un par de fotos antes. Quiero muchos recuerdos de hoy.
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El rincón de Millard
Teen FictionSierra Bomer ha abierto un blog. "El rincón de Millard". Un blog anónimo y sin censura. Critica a sus compañeros, da su opinión de los rumores, y desenmascara secretos para hacer justicia. Pero... ¿y si su anonimato deja de existir para el capitán...