Capítulo 38

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-¿Cómo le haces? - preguntó Mónica. 

-¿Qué?- preguntó Camilo de vuelta.

-Estar tan lúcido ¿No te duele?

-Claro que me duele Mónica. Pero pienso de forma diferente y creo que entrar en un estado depresivo no le gustaría a Rafael. Además estar así no hará que él regrese. - Mónica derramó una lágrima y Camilo la limpió- Mónica yo, sé que no está bien lo que te diré ahora pero, voy a luchar por ti, voy a enamorarte de nuevo, pero todo en su momento y este no es el momento, pero lo haré, sólo quiero saber algo Mónica para saber si sigo luchando o me rindo- suspiró- ¿Aún me amas? - preguntó.

Mónica lo tomó de la mano, suspiró hondo y continuó.

-Camilo, te quiero y te mucho, pero no está bien que hablemos de esto ahora. Estoy muy afectada por la muerte de Rafael. Respondo a tu pregunta con un no sé, no sé si lo que alguna vez sentí aún exista. Aprendí a amar a Rafael, él me dio cosas que nunca antes había tenido, para mí es difícil hablar de esto cuando lo acabo de perder- Mónica se soltó- dejémoslo todo al tiempo Camilo. Te aseguro que te quiero, pero no sé si como alguna vez lo hice. -le dijo.

-Me alegra saber que al menos me quieres.

-Son tantos años de conocernos Camilo, que no podría apagar un sentimiento por ti de la noche a la mañana- dijo Mónica.

-¿Debo tomarle mucha importancia a lo que acabas de decir? ¿Como para ilusionarme?- preguntó.

-Camilo, no es momento de hablar sobre un nosotros... - comenzó a molestarse- no me quiero enojar contigo porque me estás siendo de mucha ayuda en este momento.

-¿Número 70? -gritó una chica.

-Aquí- levantó la mano Camilo.

La chica llevó una charola con el pedido que habían hecho Mónica y Camilo. Lo dejó sobre la mesa.

-Iré por Daniel- dijo ella.

-No, yo voy.

Camilo se levantó y fue hacia los juegos por Daniel. Mónica los veía con atención, observaba cómo Daniel se alegraba de estar junto a Camilo. Parecía que Daniel sabía que él era su verdadero padre. Le gustaba verlo feliz, le gustaba verlos juntos.
Se había acostumbrado tanto a la presencia de Rafael en sus vidas que ahora no sabía cómo asimilar que él ya no está, que ya no lo volverá a ver. Un nudo se le atravesó en la gargante y comenzó a llorar.

-Moni ¿Qué pasa?

-¿Pol qué llodas mami?- preguntó Daniel.

-Ay es que se me metió una basura al ojo mi amor.

Daniel le pidió a Camilo que lo bajara de sus brazos y así fue. Daniel fue con Mónica y la abrazó fuertemente, Camilo decidió hacer lo mismo y abrazó a Mónica también.

-Todo estará bien. Yo también lo extraño, es mi hijo y me lo prestó muy poco... Hay que comer ya.

(...)

Mónica, Camilo y Daniel después de unas horas salieron del lugar y se dirigieron al centro comercial.

-Camilo ¿Y si nos vamos?- le dijo.

-Mónica, acabamos de llegar. Tenemos que mantener tu mente ocupada, necesitas respirar y no sólo pensar en...- se contuvo- tú ya sabes.

Mónica asintió poco convencida. Se bajaron del auto y se adentraron en el centro. Daniel iba en medio de ambos y los tomó de la mano. Parecían una familia muy feliz.
Mónica volteó a ver a Camilo y miró vivo el rostro de Rafael, cerró lo ojos un momento, negó y miró de nuevo a Camilo y éste la volteó a ver con una gran sonrisa y ella le sonrió de nuevo.

Le daba miedo comenzar a ver a Rafael en todas partes, no sabía lo que significaba pero no le desagradaba verlo. Imaginó que quizá Rafael estaba enojado porque salió con Camilo.

-Mira, ahí hay dulces- le dijo Camilo a Daniel.

-¡Vamos!- corrió haciendo que corrieran detrás de él. 

Al estar en la dulcería y mientras Camilo y Daniel elegían dulces Mónica sintió un frío extraño. De pronto escuchó una voz muy parecida a la de Rafael que le decía: "Dile que él es su verdadero padre". Mónica volteó sorprendida al ver que no había nadie tras ella.
De alguna u otra forma Rafael se hallaba muy dentro de su mente y comenzaba a ser aquella voz que le decía lo que debía hacer y lo que no. Quizá era un paso para dejar de pensarlo y seguir haciendo su vida, quizá es para que comience a hacer mejor las cosas. Mónica no sabía qué le estaba pasando. Por un instante pensó que se quedaría loca... sin embargo negó rápidamente.

-No puedes hacerme esto...-dijo.

-¿Me hablaste Mónica?- preguntó Camilo.

-No. Bu...bueno, Camilo. Tengo que decirte algo muy muy importante.

-Dime Moni, te escucho.

-Yo cuando me fui de aquí hace tres años - suspiró- te amaba con toda mi alma y me dolió mucho todo lo que sucedió, la forma en la que se dieron las cosas, fue terrible y...

-Mónica yo, estoy muy arrepentido de en su momento no haberte hablado con sinceridad- la interrumpió.

-Camilo, Daniel es tu hijo- le soltó- quizá te puedas enojar conmigo, quizá no me quieras ver un tiempo pero, no podía seguir guardando este secreto. A pesar de todo lo que vivimos es tu hijo y él no tiene la culpa de nada.

-Ya sabía- dijo tranquilo- Mónica, Rafael me lo confesó, pero, debido a todo lo que pasó, no quise preguntarte nada. Y no, no estoy molesto. Para mí es algo magnífico tener un hijo con la mujer que más he amado en mi vida.

Mónica abrió la boca desde la primer palabra dicha por Camilo, no sabía cómo salir de su asombro de que Camilo ya supiera la verdad y que no existió reclamo alguno.

-¿Y... y có...cómo te lo dijo Rafael?- preguntó nerviosa.

-Lo que hablamos es algo que no sé si deba decírtelo. - los interrumpió un prolongado silencio- Bueno- Camilo siguió- él me pidió que luchara por ti, porque él sabía que yo te seguía amando y que aunque tú aprendiste a amarlo a él- suspiró- tus sentimientos hacia mí siguen siendo los mismos. 

-¿Rafael te dijo eso? - preguntó extrañada.

-Sí- dijo a secas.

(...)

Durante un momento hubo una vibra extraña entre Mónica y Camilo. Ella no quería hablar, sólo se mostraba pensativa y él no quería que se molestara por su imprudencia.

-Aquí te los dejo Xime- dijo Camilo cuando entraron al departamento- Bien cuidados. En excelente estado.

-¡Va pues gracias!- dijo Ximena sonriendo. 

-Pero antes llevaré a Daniel a la habitación.

-Voy contigo-Dijo Mónica.

Mónica comenzó a buscar la ropa de Daniel para cambiarlo y que éste durmiera cómodo. 

-Camilo, quiero hablar contigo- le dijo.

-Claro.

-Vamos a mi cuarto- Camilo la siguió- quiero que tengas la seguridad de que puedes ver a Daniel cuando quieras. Y quiero que hablemos con él y que le digamos la verdad.

-De acuerdo Mónica, por mí no hay problema alguno. -le sonrió- hmm, bueno, ya es tarde, creo que es hora de irme.

-Camilo, sé que me contradigo mucho, pero quiero estar contigo, quédate esta noche conmigo, por favor...

Peligroso amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora