Capítulo 20

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Varios días después

-XIMENA -Gritó Mónica entre la multitud.

-¡ALBERTA!- Le respondió mientras corría hacia ella.

-Que no me digas así mensa- le pegó ligeramente en la nuca mientras se abrazaban.-Como te extrañe mi animalito de la luz- dijo Mónica.

-Yo más mi Alberta- le dio dos besos en cada mejilla.

-Ven vamos a mi casa- alzó las cejas.

-Mónica no, tú y yo tenemos mucho de qué hablar... vamos a un bar o algo así.

-No puedo beber, serás tía recuérdalo.

-Demonios- tronó los dedos- tienes razón.

-Vamos a desayunar a mi restaurante favorito, tienen el mejor pan francés que vas a probar en tu vida. -Ximena asintió.

(...)

-Good morning, do you speak spanish? (Buenos días ¿hablas español?- Preguntó Camilo.

- Sí señor ¿desea ordenar?

-Sí- sonrió- quiero una orden grande de pan francés y un café- por favor.

-Ay Ximena- le dijo Mónica- ya cállate- se rió- ven vamos a ordenar.

Camilo al escuchar la risa de Mónica se quedó petrificado, una vez más pensó que su mente le estaba pasando una mala jugada, negó de inmediato con la cabeza

-En un momento le entregamos su orden, tome asiento.

Camilo asintió y al voltear se dio cuenta que Mónica era quien estaba detrás de él esperando a ordenar. Los ojos de Mónica se abrieron tanto que casi se veían blancos.

-Ca...Camilo ¿Qué haces aquí?

-Mónica- dijo exaltado- ¿Qué haces tú aquí?

-Ximena vámonos- la tomó del brazo y ya se iban cuando Camilo alcanzó a tomarle la mano- suéltame- le dijo enojada.

-Mónica por favor, hablemos.

Mónica bajó la mirada y asintió. 

-Pero aquí no por favor. - dijo Mónica.

-¿Y yo qué pues? - preguntó Ximena- ¿Estoy pintada?

-A ver Ximena- le dijo Mónica- vete a la playa o ve de compras.

-A ver mamasita yo no sé andar por aquí...

-Está bien te dejaré en el mall que está aquí en la vuelta.- Ximena asintió un poco disgustada.

-Ven - Ximena jaló a Mónica con cuidado lejos de Camilo- ¿Le contarás que estás embarazada?

-No, él no lo va a saber Ximena- susurró- no quiero que lo sepa- Ximena desaprobó la idea.

(...)
Four seasons hotel miami...

-Es que ¿Por qué no me has buscado Camilo? Ni siquiera para preguntar cómo estoy- le reclamó.

-Mónica estaba tan avergonzado que no quise buscarte, se me caía la cara nada más de pensar en todo el daño que te hice.

-No Camilo, me hubiera sentido mejor de saber que aún me tenías presente. Tenía la esperanza de que me confirmaras que de verdad me amabas.

-Y te amo. Hace unos días te busqué en casa de Ximena.

-¿Después de un mes?

-Te llamé... - se paró frente a ella.

-No lo hiciste- le reclamó- por eso cambié de número. Veía el teléfono cada cinco minutos esperando a que llamaras y esas llamadas nunca llegaron. Mil veces quise llamarte pero mi orgullo pudo más. Yo sé que renuncié para evitar caer en tentaciones pero esperaba saber de ti y que te interesara a ti saber cómo estaba yo. No podía seguir viéndote- se levantó y le dio la espalda- no en el momento en el que más te estaba amando. -Volteó a verlo y él estaba sin decir nada y ella le volvió a dar la espalda.

Mónica sintió los pasos de Camilo tras ella. Camilo la tomó de la cintura y la rodeó con ambos brazos, para después darle la vuelta y que quedaran juntos. Mónica bajó la cabeza y con ella su mirada; Camilo la tomó de la barbilla y la levantó poco a poco hasta que ojos se encontraron y brillaron como la primera vez. Él se acercó poco a poco a su rostro, ella lo alejó un poco, sin embargo fue imposible pues Camilo en un par de segundos ya le había atrapado los labios con los suyos. Los besos sabían a dolor, amor, a pasión. Los besos cada vez subían de intensidad y en ambos nacía un calor que iba en crecimiento.
Él la cargó, ella abrazó le abrazó la cadera con ambas piernas y el cuello con los brazos mientras seguían el beso. Camilo la llevó hasta la cama y la acostó con delicadeza. Se separaron y el le subió la blusa a rayas que traía hasta quitársela, para después comenzar a besar su cuello. Hizo un camino de besos húmedos desde el cuello hasta su abdomen, paró cuando decidió desabotonarle el pantalón de mezclilla hasta dejarla únicamente en ropa interior, mientras que Camilo de un solo movimiento se despojó de toda su ropa hasta dejar libre su erección.
Él quitó la braga de Mónica y la embistió lentamente. Mónica erguía su espalda del placer y pegaba su pecho al de Camilo y sus manos arañaban la espalda de él , mientras que él seguía el ritmo y una vez más le comía la boca. Camilo dejó de besarla para verle el rostro, disfrutaba ver la expresión de Mónica con cada embestida, amaba ver sus labios semi abiertos mientras intentaba reprimir sus gemidos.
Camilo le besó la frente mientras seguía su ritmo lento, le besó la nariz, la mejilla y finalmente le dio un casto beso en los labios.
Camilo salió de Mónica, la tomó de las manos obligándole a levantarse de la cama, ella le obedeció ciegamente.
Camilo se sentó en el borde de la cama, tomó a Mónica de la cintura, ella abrió las piernas y poco a poco se introdujo en Camilo. Él le quitó el sostén dejando al exterior sus senos, seguido de esto, Mónica llevaba el control ahora, subía y bajaba a un ritmo pudoroso mientras él llenaba de húmedos besos su cuello y sus grandes y largas manos acariciaban la espalda desnuda de Mónica.
Después de varios minutos, ambos llegaron al clímax, Mónica paró el ritmo, se abrazó del cuello de Camilo y comenzó a sollozar sobre el mismo.

-Mónica ¿Qué pasa? -Le preguntó separándola de su cuello.

Mónica no decía nada, únicamente lloraba, su nariz ahora era roja y una vez más se abrazo con fuerza al cuello de Camilo y él le correspondió el abrazo. Ella soltó un suspiro pesado. Camilo cerró los ojos deseando no separarse nunca de la mujer a la que ama.

-Te amo-soltó Mónica al fin, mientras seguía llorando.

Peligroso amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora