Vigésimo séptimo

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No ocurrió nada más que lo peor.
Mi cuerpo estaba pegado al de Rhett, sus brazos alrededor de mi cintura y los míos en su nuca.
Apoyo mi mejilla en su pecho, solo para evitar su rostro y a los demás mirándonos.
Damos vueltas como tontos con una balada.
El ritmo se desvanece y como en una buena fiesta panameña comienzan con salsa.  Todos entran a la pista, al sentir a las personas me despego de Rhett y trato de salirme de ahí.
-¡Hey!, ¿a dónde vas?-parece confuso.
-Ya no tenemos que bailar.-le digo, señalo la salida.
-Pero nadie nos está mirando, bailemos un rato.-él toma mis manos para llevarme de vuelta al punto donde estábamos.
-Rhett...-su nombre me sale como un regaño.
-Solo una canción.-suena tan bebé.
-No.
-Una y ya. Y te doy lo que me pidas.-levanta sus cejas esperando mi respuesta y sonríe.
-Okay, solo u...
Mi celular comienza a sonar, Rhett lo saca de su bolsillo.
-Es tu abuela.-tomo el Celular, contesto.
-Ven pronto, tu abuelo no deja de vomitar, no sé que hacer. No ha comido nada, tiene los labios morados...
-Ya vamos.
Rhett no me escucha lo que tengo que decir, simplemente agarra mi muñeca y nos encaminamos a buscar el auto.

Bajo del auto de un salto, corro hasta la habitación de mis abuelos.
Abro la puerta, atravieso la habitación hasta el baño, el abuelo está de rodillas frente a la taza del inodoro, la abuela está acariciando su espalda, lo consuela.
-Abue, debemos llevar al abuelo al hospital.
Ella asiente.
El abuelo está tan pálido y sus ojos están cerrándose cada vez más.
Me inclino lo suficiente hasta poner su brazo alrededor de mi hombro y tratar de levantarlo.
Es muy pesado para mí, es muy alto.
Suspiro. Tengo que hacerlo.
Rhett aparece, sin decir nada se hace al otro lado de mi abuelo y ambos lo levantamos, sus pasos son pesados y temblorosos.
Trato de ignorar el mal olor que tiene, mis ojos comienzan a cristalizarse.
Respiro hondo y camino con cuidado.

Ya en el estacionamiento Rhett abre la puerta trasera y acomodamos a mi abuelo. Veo que la abuela ha puesto plástico dentro del auto y alguna toallas. Ella lo ayuda a acomodarse dentro y lo abraza.
Rhett sube al lado del piloto y me señala que entre.
Subo al auto, cuando arranca y sale de la casa veo como Scarlett se despide con una mano.
-Scar se quedará sola.
-Ya he llamado a Jaci, viene en camino. Se quedará con ella.

No sé en que momento llegamos al hospital al lado de emergencias.
Solo que aquí estamos.

Rhett sale del auto, se aproxima a una puerta, habla con alguien y al instante aparecen personas que ayudan al abuelo a salir del auto, lo ponen en una silla de ruedas y se apresuran por el pasillo dentro de las instalaciones.
La abuela apura su paso lo más que puede para seguirlo.
Solo permiten a un familiar en la sala de espera interna.
Nadie lo piensa, mi abuela sigue caminando detrás de su esposo.
Me quedo atrás pensando que a la abuela la harán llenar papeles y demás, Rhett se aproxima a una chica que parece enfermera.
Le dice algo que no entiendo.
Ella le responde y él saca una tarjeta de su cartera.
Vuelve, nos sentamos en una sala de espera algo pequeña y fría.
Rhett me aproxima a él, me cabeza descansa en su hombro, su brazo derecho está a mi alrededor y con su mano izquierda toma una de las mías.
Así comienza la noche más larga de mi vida.


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