Cuadragésimo quinto

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Él se ve paralizado, parpadea, se aclara la garganta y se ve tan serio e imperturbable, o eso quiere que yo crea.

-Claro,- vuelve a parpadear rápidamente. -te refieres aquí... 

-No específicamente, ¿qué tal un lugar neutro? donde no nos interrumpan, a menos que...

Me detengo al verlo, parece agitado. Cierra sus ojos un segundo y dice:

-Te he extrañado, ha sido raro estar sin ti en la casa, es extraño hace como un año no estabas en mi vida y ahora se me hace de malas estar sin ti. Y sé que te hice daño y sé que extrañas a tus abuelos y eso te rompió como ser humano. También sé que se suponía que debía comportarme como que no me importa, pero me importas y no puedo esperar a estar en otro lugar para escuchar lo que tengas decir, quiero... necesito saber qué sigue con nosotros, yo ya me estaba dando por vencido en que me hablaras, ya hasta me hice amigo de Polly Pocket para poder saber de ti. No hice nada, no te hablé o busqué, porque fue tu decisión irte y quería que fuera tu decisión regresar. Tu decisión para sanar fue irte, lo entiendo. Y ahora que te veo estoy tan ansioso por lo que tengas que decir, porque no sé si es lo que quiero escuchar. 

Su rostro ahora está totalmente convertido en una epítome del todo, como si hubiera liberado un poco a sus hombros. Mis mejillas están encendidas, ya él se apresuró a dar su paso, falta el mío. 

-Rhett... tengo miedo. También te extrañé, demasiado. Me da miedo lo real que es todo esto para mí y tú no lo ves como yo... estoy perdida, si regreso contigo me seguiré preguntando si no es una actuación o lástima o me sentiré segura de que todo es real.-él asiente, cree en la negativa, baja la cabeza y se encoge de hombros. -Así que voy a arriesgarme, pero con una condición...

-Me parece bien.-levanta el rostro, ahora está intentando contener una sonrisa.

-Tú invitas la cena.

-¿Eso es todo?- levanta una ceja, su sonrisa ahora es amplia.

-No, luego se me ocurrirán muchas cosas por las que gritarte, estoy segura. 

-Por mí, tenemos todo el tiempo del mundo para eso.

Él hace además de tocarme, muevo antes de que pueda alcanzarme, me coloco junto a la puerta del copiloto, él frunce el ceño confundido. Ahora soy yo quien levanta una ceja, abrimos las puertas del auto a la par, nos adentramos y él arranca. 





Él toma mi mano antes de llegar a la puerta del local, mi corazón se vuelve a acelerar ante la novedad, es un lugar muy bonito y tranquilo. Paredes blancas con pisos de madera, pulcro y con un olor que hace a mis entrañas moverse. Habla con la chica en la entrada y esta nos guía a un lugar para dos, sigo mirando el lugar que tiene algunas pinturas muy alusivas al estilo de Monet, me encanta. Rhett suelta mi mano, me ayuda con la silla y luego el toma asiento.

-Así que asumo que todo está bien entre nosotros, no quiero preguntar porque me da miedo que te arrepientas o decidas pedir un cuchillo prestado al chef, pero...

-Todo bien, hay cosas que tener claras... pero se irán dando con el tiempo. Así que primero vamos a cenar bien y luego...

-Y luego...- ambas de sus cejas se levantaron esperando.

-Ya sabes...-me encojo de hombros, haciéndome la inocente. Sé que está insinuando, es exactamente lo que yo, pero no voy a seguirle el juego... aquí. 

-¿Qué?-ahora cruza sus brazos sobre su pecho, me mira como si supera que no voy a darle la respuesta que quiere.

-Ir a ver a tu hermana.-digo, él asiente y suspira, antes de que él diga algo llega la mesera, nos entrega el menú, me voy directo a las pastas, así de sencillo. Sé que él va a pedir alguna cosa de rabiblanco como salmón, yo ni corta ni perezosa me pido un calzone y una gaseosa, él rueda los ojos y pide una botella de vino.-No sí, el más fino. 

-Nadie pidió tu opinión.-dice con media sonrisa, le saco la lengua, ya sé que es infantil... pero me nació hacerlo.

-No me quieres escuchar por mis vacas, ¿no? - él ríe de mi comentario, se acerca a mí y dice.

-Ya quisieras tú tener una vaca.-sacude su servilleta y la coloca sobre él, qué pretencioso. Aunque tiene razón. 

-Créelo que sí, como están las cosas una vaca es media maestría. 

Una sombra nos quita un poco de luz, corrijo un animal tapa la luz, ¿Aquí dejen entrar alimañas?

-Así que volviste con la mocosa...- dijo la adulta y muy madura Carolina. En su tan perfecta asquerosa presencia, vestida de Gucci y todo.
Pobre Guccio Gucci, debe estar mal solo de pensar que esta usa algo de su nombre.

-¿Qué haces aquí?- la voz de Rhett suena tan asqueada y cansada.

-Vine con... Lo que importa aquí es qué haces tú y la...- no va robar mi buen momento, en serio la estoy pasando bien y ella viene a arruinar esto. No. 

-Oye, Coralia... no sé si te diste cuenta pero mi esposo y yo estamos en una conversación. Y la verdad,-miro a mi alrededor, levanto la mano.- No pedí zorra a la plancha. Así que sigue caminando.

Rhett se aclara la garganta, ella me está asesinando con la mirada, definitivamente su fantasía sexual en este momento es poner un tenedor en mi cara.

-Rhett se va a arrepentir y volverás a ese barriesucho tuyo.- oh, ella cree que ya ganó.

-Repítelo hasta que lo creas.-le responde Rhett.-Ya escuchaste, camina. 

Ella mira confundida, increíblemente, confundida. Pobre Val, que tuvo que aguantar nueve meses con esta pared de nada a su lado.

-Oh, no entendiste, ¿Quieres una presentación de power point, princesa?- mi comentario hace que hierva, literalmente, comienza a ponerse de un rojo que combina con sus zapatos.

Creo que nunca había visto una zorra camarón, pero esta especie gracias a Dios si es solo ella ya está en peligro de extinción. Ella se aleja, en la puerta toma el brazo de un señor que podría ser su padre. Dejo de mirar, Rhett se encoje de hombros, la comida llega. Rhett deja ir a la mesera y sirve él el vino. Me extiende una copa.

-Por ti.-dice él, levanta su copa en mi honor.

-Por mí. 

Yo también lo hago.

Eso lo hace reír. 

Matrimonios & ConvenienciasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora