Vigésimo octavo

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Mis párpados están pesados, pero no puedo dormir. Miro fijamente a un punto muerto en el cielo de mi habitación.
Rhett está profundamente dormido junto a mí, lo envidio. 
El abuelo fue estabilizado, regañado y devuelto a casa. Rhett contrató a una enfermera que vendrá dos veces a la semana, con lo que se supone mi abuelo tendrá unos últimos días más livianos en dolor y angustias.
-Ya duerme, Cami.
Me estremesco de lo repentino de sus palabras.
-Okay.-me limito a decir. Él me atrae bajo las mantas, me tapa hasta los hombros.
-Descansa un poco.
Suspira, su rostro toca la almohada y eso es todo, duerme otra vez.
Deja su mano sobre mi hombro, como si así yo me quedara dormida.
Cierro los ojos intentando evocar lindos sueños.
Sueños donde todos a los que quiero, se quedan conmigo.
Pero conocemos que eso no es posible en la realidad.

Amanezco con un cuerpo pequeño abrazado de mí. Scarlett está durmiendo con su rostro sobre mi panza.
Oh Dios.
Scarlett está en mi habitación.
Mis ojos reflejando el pánico encuentran a Rhett sentado a los pies de la cama.
-Tranquila,- susurra.-ya le he contado a Scar, de como te sentías incomoda compartiendo la habitación conmigo, por respeto a ella.
Sube y baja sus brazos, señalando el ritmo que debe llevar mi respiración.
Si se creyó eso, sigamos con ese plan.
-Okay-gesticulo, no quiero despertar a Scar.
-Estuvo muy mal anoche, creo que se ha encariñado mucho con tus abuelos y contigo. En solo un par de meses consiguió la familia que deseaba.
-Entiendo, yo me siento igual por ella.
-Y... ¿por mí?-sus ojos se ven espectantes, yo frunzo el ceño... es enserio esa pregunta.
Si le digo que sí, ¿qué pensará él?
Suspiro y digo:
-Quizá.-pero por alguna razón se me escapa una sonrisa.
Él también sonríe.
Scarlett abre los ojos, se separa de mí y  bosteza.
-Buenos días.-me dice. Sus ojos siguen algo apagados del sueño y lágrimas.
-Buen día, Scar.-le sonrío y sacudo su cabello.-Me voy a ver a mis abuelos.
Salgo de la cama bastante rápido, por lo que siento un ligero mareo.
Rhett pone una mano en mi espalda, me estabilizo y sigo mi camino.



Toco la puerta dos veces con los nudillos. La abro al escuchar la invitación de mi abuela a pasar.
- Hey, ¿qué tal están?-digo aunque mi mirada solo se enfoca en mi abuelo, se ve pálido y cansado. Está sentado en la cama, recostado de la pared.
Con todo lo que llevo dentro trato de contener las lágrimas.
-Todo bien, mija.-la abuela suspira.
-¿Cómo amaneció mi bonita?-su voz suena tan débil, que duele.
-Muy bien abuelito, algo preocupada por ti.
-No deberías, yo ya te he dicho que hierba mala no muere.
Le sonrío, eso es lo que él quiere. Sé que trata de hacer todo más tranquilo, menos sufrido. Pero no entiende que para mí es mi mundo desmoronándose.
-Yo sé que sí, abuelito.
Si se acomoda en la cama y abuela trata de ayudarlo a que encuentre la mejor posición.
-Voy a descansar un rato, nos vemos luego.-él trata de levantar su mano y despedirse, pero no lo logra. Yo me aproximo y beso su frente.
-Hasta luego.
Doy pasos cortos hacia atrás, cierro la puerta al salir y subo a mi habitación.
Supongo que esa es la parte triste del amor, tantos juntos, serán arrancados para siempre. Quizá eso es lo que lo hace hermoso, la lucha entre lo eterno y efímero que pueda parecer.


Entro despacio a la habitación, escucho los murmullos de Rhett y Scarlett. Camino despacio, me quedo dentro deo closet para escuchar.
-Yo solo espero que no nos vaya a dejar, eso puede pasar. Si sus abuelos se van... ella quizá no quiera saber de nosotros.
La voz de Scar suena vulnerable.
-¿Por qué crees eso?
-No lo sé.
Abro la puerta del closet, hago algo de ruido para así llamar su atención 
Ambos voltean a verme.
Se parecen mucho en una manera que no puedo explicar, pero ambos me miran con el mismo gesto.
-¡Hey!, ¿qué tal el abuelo?-me sonríe.
Hoy ha sido un día de sonrisas falsas, esas que tratan de ocultar el dolor.
-Está mejor, va a seguir descansando.
Él suspira, también está aliviado.
-¿Tienes ánimos de salir?
Frunzo el ceño
-¿Para qué?-me siento junto a Scar, ella me abraza y sonríe con ganas al decir:
-¡Mañana es noche buena!

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