Décimo Cuarto

6.3K 485 40
                                    



—¡¡Buen día!! — o esas palabras entiendo en los gritos desafinados de una puberta. Siento mis ojos aun pegados, una extremidad pesada por mi espalda. La vibración de brincos, hacen que restriegue mi mano derecha sobre mis ojos. Lo único que quiero es seguir durmiendo. Me acurruco un poco más contra el calor junto a mí. —Es hora de despertar, chicos, sé que es día libre, pero tengo mucha hambre. Los abuelos hicieron comida sin sabor. No almorzaré eso.

—Necesitas cerrar la boca. —el gruñido de esas palabras no salen de mí.

Eso me pone tan alerta que abro los ojos de golpe. Me encuentro frente a frente con un rostro conocido, pestañas particularmente largas y una respiración algo en calma.

Rhett está semidormido a mi derecha y entre nosotros de rodillas de Scarlett que nos mira impaciente.

—¡Ya es medio día!, ¡Levántate, Rhett! —ella comienza a estirar su pierna, quiere tirarlo al suelo. Él le da un empujón en el hombro.

—Si te callas y te vas, puedes pedir pizza. —otra vez sale de èl ese gruñido que se supone es su voz, no abre sus ojos, solo la empuja otra vez como si le estorbara, ella hace lo mismo. Es como ver dos cachorros peleando por un juguete. — Dos familiares.

Las dos últimas palabras hacen que Scar brille, sonríe picada y besa la mejilla de su hermano.

—Ya mismo las pido, hermanito precioso.

Scarlett sale despavorida por la puerta, sus pisadas por las escaleras son audibles, e incluso escucho como grita "pizza" en alguna conversación que tiene con mis abuelos.

Mi mirada se vuelve a posar en la persona junto a mí, él abre sus ojos y quisiera decir que es algo lindo, como en las películas. Y aunque quizá lo es, es como ver a un oso estirarse.

—Buen día, Buendía. —vuelve acomodarse y cierra los ojos una vez más.

—Buenos días. —respondo. No parece extrañado de que amanecemos en la misma cama. Probablemente recuerda que no sucedió nada, que quedamos dormidos mientras me puso al tanto de muchas cosas que necesitaba saber.

—Creo que fue algo bueno el que nos quedáramos aquí los dos. Scar debe estar muy convencida. Buen trabajo. —se acomoda para estar frente a frente, tiene tan bonitas pestañas que me da envidia. —Si ella está convencida mis tíos no van a dudar.

Su aliento mañanero es horrible, extiendo mi mano y la pongo sobre su boca. Cerrándola. Él hace una expresión que reconozco como un cuestionamiento.

—Te apesta la boca, hablemos después de lavarnos los dientes.

Él ni siquiera se mueve, pateo la sabana hasta quitarla de mí, bajo de la cama y me encamino al baño. Mi reflejo en el espejo es el mismo de cada mañana, ojeras, cabello súper alborotado y una falta de cepillado de dientes que sí, hasta el reflejo lo nota. Tomo el cepillo de dientes que se ve realmente nuevo y rosa. Asumo que es mío y que Jaci lo puso ahí para mí.




Rhett está sentado en mi cama, si, la mía. La del otro lado. Yo termino de arreglar los increíblemente tercos rizos, él mira mis movimientos como si fuera un taller de cuerdas. He agilizado mi técnica, pero igual toma tiempo y esfuerzo, gente de cabello rizado entenderá.

— ¿Tienes que hacer eso todos los días? —frunce el ceño, parece como si estuviera algo enojado. Ya sè que parece una injusticia, pero es lo que se hace.

—No todos los días, pero sí, casi. —me encojo de hombros y sigo con mi rutina. Él frunce el ceño.

—Eso parece mucho trabajo— se tira a mi cama como si solo mirar lo cansara físicamente. —apresúrate, debemos salir. Mis adorados tíos nos esperan.

Matrimonios & ConvenienciasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora