Capítulo 8
Llegué al colegio casi corriendo, estaba caminando muy rápido, casi volaba, divisé a Finn apoyado junto a mi casillero mirando a otro lado, sonreí ampliamente y me acerqué corriendo rápidamente y la abracé
- Tranquila Hol - dijo abrazándome también
- Te perdono - le respondí - fue muy lindo de tu parte.
- No fue nada.
- ¿Nada? Jamás había visto que tú hallas escrito un poema tan hermoso para alguien
- Es de Becher, Belcer, Bebeqe. Diablos, lo siento Hol's olvidé su nombre
- Bécquer - le corregí - Gustavo Adolfo Bécquer
- Suena más lindo cuando lo dices tú y no la chica que me vendió su libro.
- ¿Compraste el libro?
- Solo para ti, también dijo que te gustaría esto, feliz cumpleaños. - dijo sacando de atrás suyo un libro de poemas de los más grandes poetas del mundo, lo miré sonriendo y lo abracé nuevamente
- ¡ERES LO MAXIMO !
- Feliz dieciséis, pequeña
- Mongo- dije dándole un leve codazo en sus costillas
- No al abuso de menores - dijo fingiendo dolor
Reí. El rio junto a mí y caminó conmigo al salón cargando mi mochila.
- Oye Hollie- dijo serio - Lamento lo que pasó aquella vez, no era yo, no... sabía lo que decía ni lo que hacía, no te quise decir eso y no quise aventarte el cuaderno y mucho menos romperlo, sé que es importante para ti, lo lamento
- ¿Volviste a leer mi diario ?
- No, no. Pero te conozco lo suficiente para saber que ese cuaderno es como oro para ti. Lo siento, supongo que me pasé de la raya
- Más que eso - susurré
- Lo sé, lo siento, supongo que debo aceptar que no seré siempre tu único mejor amigo y sobre todo que te puede gustar quien tú quieras.
- No me gusta Joe. - le dije
- No me lo tienes que negar
- No lo hago, demonios acabo de negarlo, bueno tu me entiendes.
- ¿Entonces quien te gusta?
- Lo sabrás esta tarde. En Starbucks a las cinco. Lo prometo.
- Genial, porque yo también tengo algo que decirte.
- Genial - concluí sonriente y me senté en mi ubicación, no pude dejar de sonreír toda la mañana hasta que sonó la campana de salida, hora de la verdad.
Las cinco. AL FIN.