Me paralicé al instante que escuché su voz, era imposible no reconocerla, no importaba si estaba a millas de él, era su voz, una voz inconfundible.
Tragué en seco volteando mientras rogaba que esto solo fuera un sueño.
Pero no, él estaba ahí, sudado, con el cabello alborotado y con su ropa echa un desastre, pero estaba ahí, sonriendo como si la vez que llegué a Nueva York, mis ojos se aguaron le
vemente sin poderlo creer.
De pronto la esperanza nació en mí nuevamente, algo que no quería que sucediera
- Hollie - repitió ahora con alivio mientras me miraba sonriente y se acercaba a mí a paso lento pero firme
- ¿Qué... qué haces aquí? - tartamudeé
- ¿No es obvio, princesa? Vine a buscarte.
Quedé aturdida, no podía moverme, sentí su tacto en mi mejilla, mi cuerpo empezó a escarapelarse como si estuviera viendo un fantasma
-Es imposible - susurré
- Te mentí Hollie, no puedo vivir sin ti, nunca pude y estoy seguro que nunca podré, sé que te lo he dicho millones de veces pero estos siete días sin ti me han ayudado a darme cuenta que tenías razón, esto es más que una simple atracción, no sabes cómo se rompió mi corazón al ver el letrero de "vendido" frente a tu casa, me odié tanto por no haberte detenido a tiempo, me di cuenta que te había perdido pero no lo pude soportar, tardé mucho en darme cuenta y lo lamento como no tienes idea Hollie, pero hoy, hoy te puedo decir que te amo. Te amo y nunca en la vida he estado tan seguro de sentir algo así, y es porque te amo que he regresado por ti, no me importa si no quiere volver conmigo a Nueva York, yo he venido a quedarme hasta que vuelva a ganarme tu corazón, así tarde días, meses, incluso años, Hollie... eres lo mejor que me ha pasado y nunca, nunca en la vida te dejaré ir nuevamente, te lo juro - dijo mirando mis ojos, cogió mi mano y lo apoyó en su pecho - ¿Sientes eso? Es gracias a ti, late solo por ti Hollie
- Finn...
- No, no digas nada - susurró - Te amo - logró decir antes de fundir sus labios en un beso con los míos