El diario de Hollie, capítulo cincuenta y dos

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Los recuerdos siempre estaban plasmados en un álbum de fotos que veía cada noche en un momento nostálgico y masoquista, luego de ese momento que dura un par de horas e incluso toda la noche, evito pensar en el pasado. 

Estar en un nuevo colegio me hace bien, aunque el tener a Finn cerca de casa y a Rodrigo en el colegio y en el mismo salón no lo hace tan llevadero. Quiero decir, es tipo que: jsfjidjoohbfopyhjmtolyhske. Y eso es todo lo que pienso, y por esos odiosos pensamientos estúpidos estoy bajando mis notas escolares sin querer, solo no me concentro, ¡te falta un año Hollie, concéntrate! 

Pero ¡No! ¿Qué hago? Pensar que iré sola al baile de promoción el año que viene, IDIOTA.

Y no, no podía concentrarme, no podía enfocarme ni en el más mínimo pedido que mi tía Cara me diera, esto pasó de ser penoso a ser estresante y tonto. ¡Quién lo diría! Sí, siempre fui romántica y cursi pero nunca tanto, no tan arrastrada, ¿qué problema tengo, por qué no lo puedo borrar como a todos los chicos anteriores que me han gustado? Pero lo peor de todo no era que me gustase Finn, si no que me estaba empezando a gustar Rodrigo, quizás solo un poco... quizás un poco mucho. 

Por otra parte, que me gustara Rodrigo, no quería decir que había olvidado a Finn 

Hollie Feeling Mckenzie

Cerré el álbum de fotos sosteniendo en mi mano la foto en la que estaba junto a Finn hace unos años atrás y la puse en la página de mi diario mirándola por última vez... en ese día. Suspiré mientras miraba las fotos pegadas en el espejo de mi cómoda. Cuántas cosas habían cambiado, cuántas cosas había perdido por idioteces, por inseguridades, por desconfianza, por orgullo... Cuántas personas me han olvidado, cuántas me han lastimado, cuántas he querido... y la que más destacaba en el mural era Finn Robinsson, como siempre. 

Bajé lentamente las escaleras y vi a mi tía Cara con unos papeles al frente suyo, su expresión en el rostro no me daba una buena señal

- ¿Todo bien? - pregunté mirándola acercándome a ella

- Sí Hollie, nada de lo que debas preocuparte - respondió guardando rápidamente los papeles, logré coger uno.

- ¿Hipotecaste la casa? - susurré 

- Hollie, dame eso

- ¡No! - exclamé alejándome - ¿Hace cuánto que lo has hecho? 

- Necesitábamos el dinero

- Pudiste decirlo, pude haberte ayudado no debías hacer esto, ¡podemos quedarnos en la calle! 

- Hollie..

- ¿Chris lo sabe? - interrumpí 

- ¿Saber qué? - preguntó ingresando repentinamente a la habitación 

La tía Cara me miró realmente furiosa, más que furiosa ella estaba asustada, al igual que yo. Tragué saliva y le sonreí a mi hermano pensando bien qué decir. 

- Saber que... yo... estoy por acabar mi diario - anuncié sintiéndome realmente estúpida al decirlo

- Así es - dijo mi tía - Haremos una celebración, gigante, ¡enorme! Con invitados y toldos y contrataremos meseros

- No - interurmpí furiosa arrugando el papel en mi mano - No haremos nada que implique gastar dinero

- Apoyo a Hollie, es un estúpido diario - "gracias hermano" pensé con amargo sarcasmo y un dolor en mi pecho, cogió una manzana y subió las escaleras - Sabes que te amo - gritó dándose cuenta de su error al mencionar estúpido y diario en la misma oración

Se escuchó la puerta del cuarto de Christian unos cuántos segundos después

- De la que nos hemos salvado - dijo Cara riendo

- "¿De la que nos hemos salvado?" ¿A caso ya tienes los 60 000 dólares? Que por cierto es solo una cuarta parte de lo que te piden en esta carta, ¡Nunca he visto tal cifra! 

- Hollie, podemos arreglárnosla

- ¿Arreglárnosla? ¿Estás demente? ¿Cómo pudiste hacer algo así? Esta mansión la heredamos de mis padres, trabajaron realmente duro para obtenerla ¡y tú la has hipotecado como quien no quiere la cosa! ¡Esta casa vale el quíntuple de lo que le costo a ellos! ¡Cara estamos en serios problemas! 

- Tranquila Hollie, lo solucionaré, tú no te preocupes por nada, sigue con tu vida como siempre ya lo arreglaré ¿sí? 

- Te ayudaré - dije 

- No Hollie, tú no harás nada, este es un problema de adultos y tú

- ¿Y yo qué? ¿No soy lo suficientemente madura para hacerlo, también me crees inútil? ¡Gracias, tía! ¡Muchas gracias!

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