El diario de Hollie, capítulo veintisiete

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Capítulo 27:

- Entonces lo que tratas de decir es que Bécquer es un famoso matemático que inventó la relatividad de Einsten? 
- No - interrumpió Finn - En realidad nada de lo que has dicho tiene sentido
- Claro que sí - se quejó Ellizabeth desde su casillero el cual estaba a tan solo tres casilleros del mío, yo "arreglaba mi cabello" en el mío mientras los espiaba - Yo sé mucho Finn
- No lo dudo Beth - refutó él un poco estresado - sin embargo, si me dejaras explicarte...
- ¡Bécquer es un famoso matemático que inventó la relatividad de Einsten!
- Sí, Beth... él es Bécquer - respondió en un suspiro resignado
- Finn me gustas tanto cuando me das la razón... 

Vi de reojo como se daban uno de esos empalagosos besos de telenovela y... Demonios esperen, creo que me salteé una enorme parte de esto ¿o no? Bueno es que como he escuchado muchas veces, el mundo da vueltas pero en este caso han sido ya demasiadas. Aunque creo que el pasado ya es pasado así que es mejor que quede solo como eso: pasado. El sonido estrepitoso de la campana ensordeció casi por completo mis oídos sacándome de mis cavilaciones 

- Oh, me voy, tengo entrenamiento, te veo en mi casa a las cuatro - dijo Beth sonriendo como tonta separándose de él 
- Bien, te veo luego
- Finn ¿que te he dicho que ser frío conmigo?
- Bien amor te veo luego - respondió fingiendo entusiasmo
- Te amo 
- Sí... creo que la entrenadora te gritará si no llegas rápido
- Tienes razón, te veo luego - y se fue con su andar gracioso haciendo caso omiso al rechazo de su... Finn.

"Te come la ira simplemente porque no eres rubia, ni tienes los ojos verdes como yo, te duele no ser yo, te duele no ser perfecta, te duele no ser perfecta como yo" recordaba perfectamente la charla de Ellizabeth y yo como si hubieras sido ayer, aunque estos últimos sesenta días pasaron muy lentos para mí... lo peor de todo era que ella tenía razón (De una u otra forma) " Te come la ira simplemente porque no eres rubia, ni tienes los ojos verdes como yo " y claro, es obvio... ¿Cómo se supone que Finn en serio me querría si yo era como las demás? Él, tan perfecto en todos los puntos de vistas y yo, una morocha de ojos marrones oscuros casi negros y cabello que no se decide en ser lacio y ondulado y cada vez se oscurece más como las frías noches en Washington. 

Un suspiro de resignación y melancolía se escurrió por mi boca mientras cerraba mi casillero para disponerme a ir a clases, sus ojos marrones miel se toparon con los míos cruzando nuestras miradas sin decir palabra alguna, una sonrisa se expandió por su rostro adornándolo, bajé mi mirada y volteé dispuesta a dejarlo en el pasado y - como él mismo me dijo alguna vez - superarlo. 

- Hollie, espera - dijo con su voz que me cautivaba cada día más...

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