El diario de Hollie, capítulo cuarenta y cinco

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Querido diario

Hoy conocí a la mejor persona del mundo entero, su nombre es Rodrigo. Rodrigo Cortman Kress. 

¡Es increíble! Es un sueño. Un hermoso sueño, es tan romántico, atento, sincero, carismático, risueño... ¡Es perfecto! 

Es millones de veces mejor que Finn Robinsson. 

¡No hay punto de comparación entre ellos! Finn es un soberbio, idiota, presumido, vanidoso, egocéntrico y pusilánime.

En cambio Rodrigo, Rodrigo es... Rodrigo

Hollie Feeling Mckenzie. 

Extendió su mano para ayudarme a ponerme de pie la cual rechacé y me incorporé sin su ayuda, reí por lo bajo al ver su cara de ofendido cuando realicé esta acción, salimos de la cafetería y regresamos sobre nuestros pasos de hace unos minutos atrás.

- ¿Qué escribes en ese pequeño cuaderno violeta? - preguntó casualmente interrumpiendo nuestra conversación 

- Nada, ya sabes... cosas - me contradije

- ¿Palabras? - preguntó sarcástico

- Sentimientos - refuté riendo por su rostro incrédulo

- Muy divertido Hollie, pero hablando en serio, en aula siempre escribes ahí y en la cafetería igual ¿es una especia de diario?

- ¿Me espías? - pregunté sonriéndole omitiendo una carcajada

- No, solo te veo en secreto

- Pero no me espías

- Por supuesto que no 

Reventé en risas.

Al igual que él.

Era una química única entre ambos

Ese día también aprendí que hay personas que son un tesoro, un tesoro que está esperando por ser descubierto, un tesoro único que no descansará hasta hacerse notar.

Pero ¿por cuánto tiempo lo sería?

Si algo me enseñaron mis dieciséis años de vida es que confiamos en las personas extrañas porque aun no nos lastiman, ¿cuánto tiempo tardaría Rodrigo en hacerlo? 

Mi mente no dejaba de darme pensamientos poco optimistas. 

- Me gustó conocerte más Hollie - dijo cuando llegamos - Pero debo irme ya, mis padres se pondrán furiosos 

- Ve tranquilo, debo esperar a mi amiga, vive cerca a mi casa y así me evito el costo entero del taxi, ya sabes.. ahorro. 

- Por supuesto, hasta mañana

- Claro - extendí mi mano, la cuál él rápidamente jaló y me cedió un beso en la mejilla

Definitivamente, un beso que jamás olvidaré. Toqué mi mejilla cuando él se alejó, sonreí. Él también lo hizo.

- Te veo luego - gritó ya a una distancia considerable 

Mi rostro me dolía por la sonrisa tan grande que llevaba, lo que parecía ser el peor día terminó siendo el mejor 

- ¡Hollie, conoces a Kress! - exclamó Ellizabeth con una sonrisa amplia la cual se borró automáticamente al ver la mía - ¿Por qué sonríes de esa manera y por qué tus ojos brillan tanto? 

- ¿Ah? - cuestioné

- ¿Por qué te tocas la mejilla de esa forma? - preguntó con unas llamas encendiéndose en sus ojos verdes.

- No entiendo a qué te refieres - dije quitando mi mano de una manera rápida

- Conoces a Kress, se despidió de ti a todo pulmón y luces como... tu mirada es de una persona enamorada, Hollie, ¡enamorada! 

- ¿Enamorada, yo? ¡Elli, estás demente! Es solo un chico, mi mira es completamente normal.

- Tu mirada luce igual que cuando mirabas a Finn. - espetó con orgullo mirándome con rabia 

Bajé mi mirada sin poder sostener la suya que demostraba a una fiera interna. ¿Qué refutarle? Sabía que tenía razón, no era la primera persona que decía que mis ojos eran un libro abierto, ¡demonios! 

- ¿Sabes Ellizabeth? No tengo por qué darte explicaciones, ni a ti ni a nadie - dije a la defensiva sacando esa Hollie orgullosa que juré nunca más mostrar - Así que te bajas de las nubes de "soy la más importante" o nuestra amistad concluye aquí y ahora 

- Hollie, tranquilízate...

- ¡No me tranquilizo nada Ellizabeth! ¡Me tienes cansada! ¿A caso me crees inferior a ti? Te recuerdo que en nuestro colegio anterior era más que tú, más que cualquier persona en el mundo, así que hazme el favor de ubicarte. 

Se sintió tan bien.

Tan bien que podría reprobar el año y seguiría sintiéndome de lo mejor, ¡por fin ubiqué a la tonta de Ellizabeth! Jamás me lo podría imaginar ni en mis mejores fantasías.

- Hollie, te estoy hablando

- ¿Qué? - pregunté parpadeando rápidamente ¿a caso no le quedó claro lo que le dije?

- Te dije que tu mirada luce igual que cuando mirabas a Finn

Claro, había sido una fantasía. 

Nunca le dije nada, todo ocurrió en mi mente. Soy una maldita cobarde.

- Te oí - susurré - Será mejor que vayamos a casa de una vez, debo hacer tareas - seguido de esto detuve un taxi y le di la dirección sin esperar a escuchar el precio 

Ellizabeth subió luego de que yo lo hiciera, ninguna de las dos dijo nada, pude notar en ella un nerviosismo ya que no dejaba de sacudir su pierna de manera impaciente. 

- No me gusta - mentí - Solo es mi amigo. Lo he conocido hoy

- Vi como lo mirabas

- Lamento que mi mirada sea así Elli, solo soy yo - le dije

- A veces eso me preocupa

- ¿A qué te refieres?

- ¿A caso no lo notas Hollie? Con una simple mirada o una sonrisa tienes a cualquiera en tus pies, no eres nada, no eres tan bonita como yo, ¡soy rubia y mis ojos verdes! ¡Tú eres una persona común y corriente! Y aún así nadie se fija en mí porque siempre te miran a ti, no entiendo por qué, debería ser al revés. ¿Qué carajos tienes Holie? 

Azotó la puerta del taxi luego de pedirle que se detuviera en la esquina de nuestra residencial, pude notar como corrió a su casa y tiró con fuerza de la puerta de entrada de ésta. No me inmuté, de mis labios no salió más que un "en la casa blanca de allá" para el taxista, no pude decir más. No podía procesar lo que acababa de ocurrir.

Querido diario:

Todo iba bien, iba perfectamente bien, no entiendo qué ha sucedido, tampoco sé si tomar las palabras de Ellizabeth como un halago o como un insulto porque no sé cual de los dos intentó hacer, ha sido tan extraño, y aunque parezca imposible sus palabras no me han dolido en lo absoluto, pero he de confesar que sí me han dejado pensando e incluso, me hicieron sentir culpable. 

¿Desde cuando había sido el sufrimiento constante de mi mejor amiga? No lo había notado, no sabía que le hacía tanto daño, de haberlo sabido me habría alejado, de haberlo sabido habríamos tenido esta conversación hace mucho, ¿conversación o pelea? lo que sea, me hacía sentir culpable.

Y me hacía sentir aún más culpable el hecho de que no podía sacarme la tentadora sonrisa de Rodrigo de mi mente. 

¡Soy una escoria! 

Iré a dar un paseo, necesito despejar mi mente aunque sea por un rato.

Hollie Feeling Mckenzie

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