Enero. {Parte V}

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Aristóteles Córcega.
16. Enero.

Las sorpresas. Soy fácil de sorprender, ademas me gusta. No soy como otras personas que se fastidian cuando les pasa algo inesperado. La vida es una constante sorpresa, no sabes qué esperar.

—¡Que asco!— Dice Aidan al abrir la puerta.

—Lo siento, lo siento.— Dice Iker al entrar. Se guarda el teléfono en su bolsillo. Su cara esta sonrojada, lleva ambas manos a los ojos. —De verdad discúlpame, tuve una llamada con Diego y me mando una foto, no quería que vieras lo que le mande.

—No te preocupes, solo no quería conocerte eso.

Aidan está sonrojado, busca un vaso de la mesa y da un fuerte trago. Íker se acuesta en uno de los sillones y comienza una videollamada con Diego, Temo se le une a su lado. Le cuentan lo sucedido. Aidan se aplasta a lado de mi, juega curioso con su pulsera. Estira sus piernas y hace un gesto como si quisiera decir algo.

—Ya desembucha...— Lo palmeo en su espalda.

—Me siento feliz.— Lo grita, hace que todos queden en silencio, lo voltean a ver y regresan a la videollamada. Se encoge de hombros. —Me siento feliz Ari. El gran Aristóteles Córcega, el chico más popular de la escuela vino a mi cumpleaños.

—¡Ay ajá! No soy popular, bueno ya no lo soy. Desde que salí del closet. Y no me importa, mira Aidan, hay cosas que dejan de importar cuando ocurre algo extraordinario. ¿Y sabes que fue lo mejor de todo?— Mueve los hombros sin saber a qué me refiero. —Que solo quedaron personas importantes a mi lado.

—Yo siempre fui invisible, hasta que te conocí. ¿Eres mi amigo cierto? Desde ese día que te hable la suerte me cambio. Conocí a alguien, alguien que me hace feliz. Y me gusta mucho.

—Así es Aidan, soy tu amigo. ¿Y neta sales con alguien? Oye pero qué buena noticia. Te mereces lo mejor, eres alguien especial y espero vea todo lo que tienes para ofrecer, por qué puedo ver que tienes un corazón enorme.

—Muchas gracias Ari, me sentía solo. Eres mi primer amigo.

Lo rodeo para darle un abrazo. Se sentía bien brindar calor y afecto. Se escucha el crujido de la puerta.

—Pero miren nada mas. ¿No les gustan las casualidades? O mejor dicho, las sorpresas.— Su voz suena con malicia, sus pasos son cada vez más cercanos. —El mismísimo capitán de basquetbol, Aristóteles Córcega abrazando a mi chico.

Aidan me suelta y corre a sus brazos. Jerry tiene una chaqueta de cuero, tiene de sus manos colgando dos regalos. Se los da junto con un beso en la frente.

—¿Tu?..— Mi voz tambalea, el corazón se me quiere salir del pecho. Aprieto los puños intentando apaciguar la ira que quiere desbordarme. —Aidan... ¿Es el de quien me hablas?

—¡Si!— Da un brinco. —Y ahora que estamos todos podemos festejar. ¿Alguien quiere pastel?

—Yo quiero.— Jerry alza la mano. Y voltea a ver a todos, se dirige al mueble donde está Temo. —Disculparan mis modales, ando muy distraído. Hola Iker, mi papá me dio tus saludos, en casa te extrañamos. ¡Y Temo! Qué gusto verte tanto tiempo.

Cuauhtémoc está temblando en el mueble, Jerry lo acaricia pero Iker le quita la mano de encima.

—Quítale la mano. Nunca más pondrás una mano en el.

—¡Tranquilo hermano! Todos somos amigos aquí.— Dice Jerry, regresa a lado de Aidan. —Mejor comamos pastel, no arruinemos el cumpleaños de mi chico.

Íker se levanta y tira un puñetazo, pero este logra quitarse y acomodarle un revés. Jerry pone su pie sobre la cara de Íker.

—¡Suéltalo!— Aidan jala a Jerry, este lo obedece.

Respira, suspira y repite. {Aristemo}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora