Aristóteles Córcega.
03. Febrero.Cómo un zumbido inquietante en el oído que no dejaba concentrarme hacia qué perdiera todo control sobre mi. Veía todo en cámara lenta. Al recibir un golpe todo se desconectó de mi. Las confusiones me hacían doler la cabeza, como si el ver mis problemas fuera una tarea de matemáticas o sobre química; No puedo ni con una o con la otra. Cierro los ojos para esclarecer todo lo que me a pasado en este tiempo.
Cuauhtémoc estuvo con Jerry, y este es un psicopata; A pesar de que ya no están juntos el no me hace caso. ¿Debería pensar que él sigue interesado en Jerry?
Mi madre con tal de defenderme fue violentada por mi padre; Y este último me detesta. Mi madre desapareció al poco tiempo.
Vivo con Iker, quien es novio del mejor amigo del chico que me gusta; Mi madre me ha mandado un mensaje señalándolo a él como culpable. ¿De que? ¿Culpable? Cuauhtémoc no es lo que parece. ¿A que se refiere?
Diego a sido secuestrado.
Abro los ojos y estoy en el suelo, Iker se soba los nudillos, después de toda la conmoción ocurrida hace unos minutos no sé cómo llegue a esto. Un vago recuerdo me sacude; Un rubio explicando que Diego a sido raptado, Iker perdió la cabeza, yo hice lo mismo al leer el mensaje de mi mamá, quise respuestas y lo enfrenté.
—No es momento Aristóteles. Diego... ¡Diego está secuestrado!— Hace una pausa. Cuauhtémoc está llorando, con sus dedos juega con los botones de su camisa intentando encontrar más palabras para acusarme. Quiero calmarlo pero estoy molesto. Necesito saber qué significan estos mensajes. —Entiendo que tu mamá huyera. ¿Pero que quiere decir con esos mensajes? ¿Que me conoce que no pueda decirte yo?
Me pongo de pie y me acerco a Cuauhtémoc, se encoge de hombros y se escuda detrás de Íker.
—¿Me crees capaz? ¿En serio?— Le cuestiono. —Jamás te pondría una mano encima.
—A él no. ¿Pero a mi?— Íker me ve lastimado; mi enojo pudo más que mi sentido común. —Aristóteles. ¡Piérdete!
Temo lo sujeta de la mano y caminan a la puerta, llevan al otro rubio con el. No es que Diego no me importe, mi mamá es primero; Aunque mi amor y mi amistad se sientan doblegadas.
Llevo una maleta a mis espaldas, jamás me habían gustado los lugares tan concurridos. Veo la gente hacer fila para comprar un boleto de autobús, es lo ultimo que me queda de dinero y decido usarlo para mi regreso, no podía quedarme en esta ciudad. Después de comprar mi boleto me siento en la barra de un café, el agua gracias a dios es gratis. Un chico del otro lado de la barra me saluda. ¿Un saludo es un coqueteo? ¡Calma Aristóteles Córcega! Respira, piensa en Cuauhtémoc, solo en el; Piensa en el aunque te haya dejado sin respuestas y te rechace cada vez que le pidas estar juntos. Lo último me hace enfurecer, volteo para regresar el saludo. Quiero parecer cool dandole un sorbo a mi vaso de agua pero tiro un poco encima de mi. El chico comienza a reír y se levanta de su lugar.
—¿Así tomas el agua?
Esta frente de mi, mirándome de reojo mientras sorbe una taza. Es seguro al dirigirse hacia mi. No piensa mucho, no tartamudea.
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Respira, suspira y repite. {Aristemo}
Teen FictionAristóteles Córcega sabe que su último año de secundaria debe ser el mejor, y debe conocer a una chica para cumplir todas sus expectativas de pubertad. Es un chico popular, capitán del equipo de basquetbol y altruista. Cuauhtémoc Lopez es alguien ap...