Aristóteles Córcega.
17. EneroPor la ventana veo gotear algo. Hay mucho humo para saber qué es. Hay un olor a quemado, los asientos se están consumiendo. Escucho unos quejidos, en el asiento del copiloto esta Iker. En su estómago tiene incrustado un vidrio, es muy grande.
-No te muevas.- Trato de tranquilizarlo. Sus manos tiemblan al intentar quitar el objeto.
-Diego...- Escupe sangre. -Diego está en peligro.
Mi pierna izquierda no la siento, un fierro parecía haberla cercenado. Aprieto los ojos intentando despertar; no es un sueño, esto es real. Íker me rompe el cinturón.
-¿Que hacemos?- Estoy temblando.
-Tienes que salir de aquí, mírame.- Ha perdido mucha sangre, no es el único vidrio que tiene, su abdomen está repleto de ellos. -Busca ayuda, tienes que ayudar a Diego.
Me puedo arrastrar, siento el frío caer sobre mi pierna; o lo que queda de ella. Lo que goteaba era gasolina, me intento arrastrar con más fuerza pero ya no gozo de ella, estoy débil.
-Íker, tienes que salir... esto va a explo
Y antes de que pueda terminar mi palabra todo agarra fuego, una llamarada me abraza, siento un frío por todo el cuerpo. La piel se cae a pedazos.
-¡Ari despierta!- Me sacude Cuauhtémoc.
Doy un brinco y veo que todo esté en mi lugar. Tengo ambas piernas, mi piel sigue donde debería estar. Mi playera está empapada en sudor.
-Una pesadilla. ¿Verdad?- Temo se pone de pie y me abraza. Cuando siente mi playera mojada me la quita y comienza a secarme con ella. -Tranquilo, estoy aquí. ¿No recuerdas en lo que quedamos?
-Yo no te dejare solo, y tu no me dejarás solo.- Recuerdo como llegue aquí, como escale por su ventana y cómo vimos las estrellas.
Nos habíamos quedado dormidos en la ventana, Temo me mete a su cuarto y cierra su ventana. Sonríe al verme y se sube a la cama. Comienza a brincar.
-Ya bájate, te escuchará tu papá.
-Nop.- Brinca -Oblígame.- Brinca nuevamente.
-¿Que puedo hacer para que bajes?
-Yo sé...- Brinca. Se tira a mis brazos y lo cacho en el aire. Me enreda sus piernas en mi cadera y comienza a besarme.
Estoy sin playera, en cada beso sus uñas se entierran en mi piel. Mi espalda arde pero eso me excita. El movimiento de los labios chocando hace que Cuauhtémoc jadee. Moja sus labios como si pidiera más. Lo libero de su pijama y caigo en su abdomen, recorro su piel con mi barbilla y lengua.
La puerta se abre y Temo me tira por un lado. Unos pasos apresurados se acercan a la cama y saltan en ella.-Yo también.- Brinca. -Quiero brincar.- Vuelve a repetir la acción.
-Julio ya es tarde, hay que dormir.- Dice Temo irritado. Se pone su pijama y lo trata de parar pero sigue brincando.
-¡Ay Temo! No seas así de malo. Si yo escuché como brincabas con Aristóteles.
-¿Ari? El no está aquí.
-¡Uy! Si serás Pinocho, y ese que está tirado ahí abajo quién es o qué. Temocles te pasas. ¿Podemos brincar o no?
Salgo de mi escondite.
-¡Hey! Julio, amigo.- Chocamos puños. -Yo ya me iba, tengo que estar en casa. ¿Ya viste la hora?
Le enseño un reloj imaginario. Comienzo a vestirme.
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Respira, suspira y repite. {Aristemo}
Teen FictionAristóteles Córcega sabe que su último año de secundaria debe ser el mejor, y debe conocer a una chica para cumplir todas sus expectativas de pubertad. Es un chico popular, capitán del equipo de basquetbol y altruista. Cuauhtémoc Lopez es alguien ap...