Aidan. {Hospital}

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Aidan Vallejo.
22. Enero.

Me asusta el ruido del monitor. Tengo electrodos en mi pecho. El doctor está concentrado en el papel que sale de la máquina.

—Electrocardiograma.— Me repite el nombre del procedimiento que está haciendo. —Después de los resultados es seguro que salgas de aquí.

El taconeo de mi madre de lado a lado desespera a mi papá, parece irritado y ofuscado peleando con las teclas de su teléfono.

—No hay buena recepción acá, no entiendo si pago un dineral para tener la mejor cobertura y me salen con esto.

—El niño.— Mi mamá toca el hombro de mi papá para quitarle la vista del teléfono.

Ajá.— Sigue pegado al teléfono. —No sé por qué te preocupas tanto si bien sabes que el...

Mi mamá lo interrumpe y lo saca de la habitación entre un empujón y un grito.

—Sí que tus padres son un show.— Dice el doctor. Termina el electro y me retira los electrodos. Juega con mi piel al quitarlo. —Tienes una piel suave. ¿Tienes novia?

—No doctor. Ahorita no tengo novia.

Voltea a la puerta, mis padres aún siguen discutiendo. Mi padre cierra la puerta a su espalda al darse cuenta que lo observamos.

—Se me hace que no tienes novia por qué no te gustan las mujeres.— Su mano cae en mi rodilla, las yemas de sus dedos entran por debajo de mi bata. — ¿O me equivoco?

Dejo de sentir mi voz. Mi lengua se enreda al pedir que se detenga. Todo me da vueltas. Mis manos se levantan con pesadez.

—¿Todo bien?

El doctor salta al escuchar la voz. Mi alma regresa a mi cuerpo al ver a Jerry caminar hacia mi cama. Toma al doctor del cuello y deja un ramo de flores sobre mi cama.

—¿Algo que quiera decir?— Dice Jerry. Muestra los dientes con descontento.

—¿Quien? ¿Yo?— El doctor se hace el desentendido. Quita la mano de Jerry y camina hacia la puerta. —¡Solo noticias buenas! Aidan podrá irse de aquí ahorita mismo, iré a tramitar esa alta.

Recoge de nuevo las flores y las deja dentro de un vaso con agua.

—Orquídeas.— Me sonríe mientras la señala. —Sabías que orquídea tiene un significado así como si dijeras testiculo, o sea sabes qué significa.

Niego con la cabeza.

—¿Que significa?

—¡Que te acabo de regalar un testiculo mío!— Se ríe al decirlo. —Viene de mi jardín. ¿No te causo gracia?

Formo una mueca.

—Sí, pero...

—Nada de peros. ¿Crees que no vi lo que hacía? Aidan, a veces tienes que confiar en mi. Soy tu pareja. ¿Entendido?

—¿Somos pareja? No me lo pediste, o sea me agrada la idea Jerry pero pensé que sería más romántico la propuesta...

—Está bien.— Me toca la mejilla. —Cuando salgas de aquí iremos a cenar a un lugar bonito y pasará. Mientras tanto tienes que confiar en lo que haga, sea bueno o malo. ¿Me apoyaras?

—Sí seremos pareja, creo que es lo prudente.

Jerry se acosto a mi lado con una sonrisa mientras sostenía mis dedos. Me beso la mano y juro que todo caería a nuestro favor.

—¿A nuestro favor?

—Sí.— Dice en un tono con seguridad. —Cada cosa que caiga será a nuestro beneficio.

Narrador.
Los siguientes días.

Las cosas cayeron al ritmo que Jerry deseaba, y el primero en venirse abajo fue el doctor. Lo encontraron colgado en su consultorio con su propia corbata, y una nota en su escritorio que decía; opprimentis explendam.

La lista de pendientes era larga, y el segundo en su lista era el chico de ojos verdes que vivía en Toluca. Cuando el mes de enero cedió ante febrero Jerry había hecho un viaje hasta el. Ahora solo esperaba el momento justo para hacer su movida. Al verlo bailar a través de su ventana era suficiente tentación para apretujarlo entre sus dedos y quitarle cada centímetro cúbico de aire.

Respira, suspira y repite. {Aristemo}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora