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Tres meses después...

—  ¿Entonces estará lista para mañana? Esto es muy importante para mí y si  no está a tiempo olvídense de su dinero. — Hablo un molesto Yuta por  teléfono, apenas habían llegado a la casa, puesto que anteriormente Yuta  había llevado a la chica a comer. Mientras la otra línea le respondía  al chico, este iba caminando de un lado a otro, cierto, So-Hyun  no podía ver ese movimiento, sin embargo, podía percibir esa  desesperación en él. — Si, está bien, mañana temprano entonces, gracias.  

Al colgar, lo único que pudo hacer fue dejar su teléfono en la barra de la cocina, así este ya pudo dirigirse a So-Hyun  sentándose a su lado para luego tomar una de sus manos y sonreír en el  momento. Todo el proceso para sola una operación, por fin será mañana,  vaya sorpresa que se tomaría la chica. Por esto mismo, Yuta no dejaba de  sonreír. 

—So-Hyun,  debes amarme más de lo que ya me amas, no es una pregunta es una orden y  debes aprovechar. — Dicho esto, ambos rieron ligeramente entre dientes.  — Lo que quiero decirte es que...mañana temprano iremos al hospital.

— ¿Por qué? ¿Quién está allá? ¿Está todo bien? — Pregunto la chica preocupada empezando a tomar ambas manos de aquel. 

—No,  no es eso. — El chico volvió a sonreír entre dientes para así  levantarse aun sosteniendo la mano de la que ahora, es su chica. — Por  favor, acompáñame. 

Al  asentir la chica con la cabeza, soltó una de las manos del chico y así  seguir sus pasos, como siempre lentos. En cualquier momento que ambos  fueran a caminar, Yuta lo hacía con cuidado, era más que claro que la  cuidaba como si de un diamante se tratase. 

Cuando llegaron a una habitación, aquella en la que So-Hyun  había hecho a Yuta que por fin pudiera expresarse y llorar, el chico  tomó su mano dejando que la chica se moviera a su ritmo. Aquella comenzó  a mover sus brazos intentando toparse con un objeto, pero al no sentir  nada, reconoció el lugar. 

— ¿Dónde está el piano? 

— Lo cambie de lugar, está en el pasillo principal, es grande y el piano tuvo un espacio perfecto allí. 

— ¿Por qué me traes aquí? 

Un  suspiro por parte del chico se hizo presente, aún había sol, sin  embargo, ya se podía ver el atardecer. Yuta dio pasos lentos hacia la  chica, recargó sus manos en los hombros de la chica y así empezó a  caminar hacia adelante, la llevaría hacia la ventana donde al menos se  podía sentir el sol. 

—  ¿Cuántas veces has deseado ver un atardecer? — Preguntaba el chico  mientras poco a poco bajaba sus brazos para poder enrollarlos en las  caderas de la chica y poder poner su cabeza en el hombro de esta misma.  Esta es una de las posiciones que más ama la chica, sentir al chico  cerca para nunca soltarlo.

—Desde  que perdí la vista, aun...recuerdo esas nubes grises combinadas con un  tono amarillo o naranja, de tan solo recordarlo...me dan ganas de volver  a ver un atardecer. — Comenzó a decir la chica sonriendo ligeramente, era más que claro que esto la hacía sentir triste.

Al  Yuta escuchar aquello, miro el atardecer unos segundos para luego besar  la mejilla de la chica y empezar a mover su torso a los lados, movía su  cuerpo lentamente y esto causaba tranquilidad en ambos, más por el  hecho de que podían sentir la fuerza de calor que provocaba el sol.

So-Hyun  cerro sus ojos, disfrutaba de ese momento con el chico como si fuera la  única cosa en este mundo que la hiciera feliz, sentir los brazos de  aquel haciéndose cargo de cubrir sus caderas y sentir su rostro cerca  del suyo, la hacía sentir más que nada confortable.

—Durante  estos tres meses, estuve buscando doctores verdaderamente expertos en  operaciones para ciegos, cada día mientras tu trabajabas, la única cosa  por la que me concentraba era buscar buenos doctores, sé que...pronto me  haré cargo de la empresa, sin embargo, quiero que tengas la oportunidad  para poder viajar alrededor del mundo y ver esas cosas que tanto  quisiste ver algún día.

Un silencio se hizo presente por un gran rato, ¿Había escuchado bien? ¿De una operación se trataba? So-Hyun  estaba completamente sorprendida, se quedó en silencio y no podía ni  moverse. Llorar por supuesto seria lo primero que haría, ¿Cómo no  hacerlo? Jamás creyó que Yuta fuera hacer una cosa así, toda operación  siempre es costosa, y claro que ella sabía bien el costo de una  operación para poder recuperar la vista, es riesgosa claro está, ¿Pero  Yuta? Esto provoco una gran sonrisa entre dientes en ella.

—Y-Yuta... ¿P-Por qué me dices esto? ¿N-No me estas mintiendo verdad?

—No puedo mentirle a la persona que más amo en este mundo, ¿Por qué hacerlo?

—E-Es que... ¿Cuánto fue por ello? —  Comenzó a preguntar la chica mientras daba media vuelta buscando los  brazos del chico, cuando dio resultado, la chica no dudo en recargar su  cabeza en el pecho del chico.

—Fue caro, pero valió la pena, no cualquiera llama a doctores de diferentes países para una sola operación. — Yuta rió para así abrazar a la chica y empezar a acariciar la cabellera de esta, adoraba verla feliz. — Así que...será mañana So-Hyun. 

Y  sin escuchar una sola palabra más de la chica, el abrazo entre ambos se  hizo más confortable, sin embargo, al paso de los segundos, Yuta comenzó a escuchar los pequeños sollozos de la chica, y vaya, ¿Por qué  no sonreír? Amaba verla feliz, pero ahora era algo de lo que enserio la  chica debía esta agradecida, después de quince años se haría una  operación para poder recuperar la vista, lo único que faltaba, era que  la operación diera éxito.





-balsamicmoon

Blind | Yuta ゆたDonde viven las historias. Descúbrelo ahora