Epílogo

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Un año después


Saliendo del aeropuerto con un cubrebocas negro y ropa la cual hacía que se viera simplemente como un extraño. Aunque al parecer, eso era lo que es hoy en día. Varias personas lo miraban con unos ojos llenos de miedo, más las mujeres, a decir verdad.

Sus pasos eran lentos pero tranquilos, su maleta era pequeña. Lo primero que haría al salir del aeropuerto seria solamente pedir un taxi hacia el hotel más barato de la ciudad. Y vaya, que eso fue lo que se le concedió. La recamara en la que quedaría hospedado tenía sus ciertos detalles, incluso parecía una recamara para aquellos que viven en la calle. Sin embargo, ¿Qué podía pasar? Era lo único que podía pedir en estos momentos.

Descansaría al menos una hora para luego poder ir al siguiente lugar destinado. El cementerio. No tenía la más mínima idea de cómo sería estar ahí en el cementerio donde se encuentran aquellos tres chicos, si, sería algo raro para él. Su primera vez yendo ahí no le trae buenos recuerdos. Al contrario, le duele mucho pensar en ellos.

. . .

— ¿Me quería ver Señorita Nakamoto? — Pregunto Eunwoo desde la puerta de entrada de la oficina de la chica.

—Si, ¿Ya revisaste que cada uno de los empleados recibiera su pago mensual?

—Así es, de hecho, me pidieron que le diera las gracias. Hace muy buen trabajo aquí, están felices con usted trabajando aquí.

So-Hyun sonrió alegre al escuchar aquellas palabras de su secretario. Así mientras él estaba ahí, la chica se levantó de su silla para poder ponerse su abrigo color negro y apagar la computadora. Ya eran las seis de la tarde y hoy sería la última vez que iría a visitarlo.

— ¿Ya se va? — Pregunto Eunwoo y ella asintió con la cabeza. — Puedo llevarla a casa si quiere, no creo que un taxi este cerca a esta hora. Está a punto de llover.

—Muchas gracias Eunwoo, pero... no iré a casa.

Ambos mantuvieron contacto por unos segundos. La mirada de So-Hyun era cálida, así como su sonrisa mostraba tranquilidad. Eunwoo comprendió en ese momento que no haría falta que la acompañara, lo sabía bien. Fue por eso que solamente hizo una reverencia y le mostro una linda sonrisa para poder retirarse de la oficina.

La chica tomo sus cosas y camino hacia el elevador. Cuando llego al último piso fue ahí cuando la lluvia comenzó a hacerse presente. Por suerte Eunwoo nuevamente apareció ahí con ella para darle un paraguas, aquella solamente agradeció con una sonrisa. Si, vaya que en un año pueden pasar muchas cosas, en este caso desde que Eunwoo comenzó a apoyarla, con el tiempo la fue queriendo y ya no como una jefa. Sin embargo, So-Hyun no lo aceptaba, y claro que no podía hacerlo. Su corazón seguía siendo para Yuta a pesar de que este no estuviera más con ella.

—Con cuidado. — Aviso Eunwoo mientras le entregaba aquel paraguas.

So-Hyun solamente agradeció con una sonrisa en el rostro. Salió del edificio y mientras esperaba para ver pasar a un taxi. Fueron al menos cinco minutos de espera hasta que por fin uno decidió aparecer en el momento. La chica entro tranquilamente para así poder decirle el lugar de destino, todo era tranquilo en ese momento, pero era hora de decirle adiós a su amor.

Al llegar al cementerio, sus pasos hacia aquella tumba eran tranquilos. No llevaba prisa, ni tampoco pereza de ir hacia allá, simplemente eran pasos con calma. Si, la chica lloraría al decirle lo que no pudo decirle el día del funeral hace un año. Pero hoy que lo haría, sería solamente un adiós. Bastante difícil claro. Durante un año no supo nada de él, por más que intentaba e incluso buscaba su localización a diario en el teléfono del chico siempre daba a la misma dirección. Aquella casa donde solía vivir Jaehyun y su madre lejos de la ciudad.

Blind | Yuta ゆたDonde viven las historias. Descúbrelo ahora