¿Crees en el destino? ¿Tú lo eliges o alguien lo decidió hace años?
¿Realmente eres tú quien toma las decisiones de tu vida?
Todas estas preguntas se las hacía una joven que ante una decisión que pondría en juego toda su vida y la de sus seres queri...
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Esta misma rutina ocurre por varios días hasta que el viernes la noche se puso muy fría y había empezado a llover un poco, Talia había hecho una ligera amistad con su guardián del tejado y no podía dejarlo pasar frío y mucho menos que se mojara, no era una personal cruel y sin corazón, sabía lo que era estar bajo la lluvia, lo invito a pasar a su habitación, puso un colchón y unas sábanas pensando que podrían ver una película, también hizo unas palomitas y unos cuantos snacks, como era normal el gran apetito que había adquirido hace unos pocos meses los padres de Talia ya no se extrañaban de que su hija preparara bastante comida a esas horas, además de que de vez en cuando Talia le llevaba algo de comer a Ethan.
A las tres de la madrugada la lluvia paró y Talia creyó escuchar que Ethan se marchaba como todas las noches, y cayó en un sueño profundo.
***
Esa misma noche se realizó una reunion muy importante, tanto para las criaturas mágicas como para los humanos, en esta reunión se hacía un recuento de todos los aumentos y disminuciones que sucedían en ambos lados.
—No estoy de acuerdo con tus cuentas Al, siento que estás disminuyendo los números por alguna razón. -dijo Ralf el cazador líder, él estaba encargado de velar por los humanos que no tenían ni idea de su mundo, además de los cazadores que vivían en la zona. En los últimos meses Ralf había notado un severo crecimiento en la cantidad de criaturas, especialmente lobos, y eso no era algo bueno, ya que un desbalance podría ocasionar serios problemas en el ambiente de la ciudad. Además de romper uno de muchos los acuerdos que protegían el pueblo.
—Cómo crees Ralf, no sería capaz de hacer algo así. -Al, se sentó en uno de los sofás de la habitación, no le gustaban estas reuniones, las creía una pérdida de tiempo.
—Bueno, yo quiero pruebas.
—¿Y como quieres que te las de? No voy a andar por ahí repartiendo volantes a todos diciendo que necesito que todas las criaturas sobrenaturales lleguen a un punto específico, sabes que sería imposible.
—Si no haces algo en dos días tomare este tema en mis manos. -Al se levantó del sillón de un solo salto, sus ojos brillaron en un tono rojo sangre, mirando al cazador.
—Haz lo que quieras, una sola muerte y habrá guerra. -Al gruñó y salió de la habitación.
***
Casa de Talía
Eran las 8:15 am, el reloj despertador de Talia sonaba, hoy tenía que ir al colegio a reponer las clases de música que había perdido evitando volverse loca por el ruido que emitían los instrumentos.