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Talia se levantó temprano y con mucho cuidado de no despertar a Nayan; no había escuchado a su padre llegar, pero quizá sí había llegado, por lo que tampoco deseaba despertarlo si es que estaba

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Talia se levantó temprano y con mucho cuidado de no despertar a Nayan; no había escuchado a su padre llegar, pero quizá sí había llegado, por lo que tampoco deseaba despertarlo si es que estaba.

Tomó una camiseta y unos jeans bastante cómodos y se los puso deprisa, también tomó su maletín; no bajó por las escaleras, y decidió mejor lanzarse por la ventana, cuando cayó al suelo creyó haber despertado a alguien, pero se quedó esperando alguna reacción que nunca llegó.

Corrió a toda prisa hasta el lugar de encuentro. En casi solo unos segundos ya estaba ahí, frente a aquella gran masa de agua de colores resplandecientes que la saludaban con estilo y belleza.

--Bienvenida. Me gusta que llegaras temprano. -dijo el mismo hombre de aquél día, con la misma mirada seria pero paternal que solo Talía lograba ver. Donde todos miraban a un viejo aburrido que le faltaban unos tornillos, ella miraba un hombre lleno de misterios y una larga vida que solo dejaba experiencias.

Talía asintió y relajó los hombros.

--¿Adonde vamos?

--Por ahora solo iremos a un lugar donde no te puedan rastrear. ¿Qué te inquieta? Dime.

--No quiero dejarlos. -contestó sin ánimos.

--No los dejarás para siempre. -esperanzó él.

--De hecho de eso quería hablarte. -Talia sacó de la mochila un puño de hojas, había estado imprimiendo, a escondidas de Zoé, el libro del hombre Lycan, Zoé le había dicho que no podía hacerlo, pero eso no le impidió a Talia hacerlo mientras ella dormía --Esto habla sobre una fuente, una fuente que puede desaparecer todo lo Lycan de mí.

--Si, he escuchado de ella.

--¿Entonces por qué no lo mencionaste desde un principio?

--Porque no es algo seguro. No es magia controlable y nadie sabe los efectos que podría causar.

--¡Pero podría funcionar! Quiero ir ahí.

--No sabes en dónde está. -dijo él con indiferencia.

--En este libro hay referencias de en dónde podría estar.

--Talia...

--¡No quiero vivir así! ¡No puedo vivir huyendo sin saber qué va a ser de mi vida! ¡Quiero estar con Nayan! Y saber que él estará bien... -ahora lágrimas salían de sus ojos, Talia estaba en el suelo presionando sus muslos con las manos.

--Hija, te entiendo. Sé que es duro, pero al menos déjame hablar a mí primero la próxima vez. -Talia se secaba las lágrimas con los puños.

--Mira cariño, por hoy es mejor irnos no tan lejos, vayamos a mi casa. Ahí hablaremos más tranquilos y nadie podrá escucharnos, no habrá peligro alguno.

--De acuerdo -dijo Talía apenas en un suspiro, se sentía algo mareada.

***

Azar de Lobos [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora