Talia estaba nerviosa, tarareaba una canción mientras movía sus dedos al son de la misma, quería alejar cualquier pensamiento raro de su mente, pero la ansiedad y el estrés se la estaba carcomiendo desde dentro.
--Faltan solo quince minutos. ¿Te gustaría irnos ya? -levantó la cabeza, se encontró a un pelirrojo que la miraba tiernamente, a pesar de que por dentro sus sentimientos se estaban desbordando al igual que los de ella.
--¿Irnos? Me voy a ir sola. -apretó los labios.
--Claro que no, al menos déjame acompañarte hasta el bosque.
--No. -Gruñó Talia, asiendo retroceder a Nayan. Unos segundos después éste la abrazó rápidamente y se fue corriendo hasta el camión.
Talía suspiró y se levantó de su asiento, en ese momento, notó que había abollado la silla con sus manos, eso había sucedido instantes antes.
Miró el bosque, su deseo de salir corriendo era gigantesco, ella no comprendía el porqué, solo sentía una necesidad inalcanzable de correr y adentrarse en él.
Corrió y corrió como nunca antes, en casi solo unos segundos ya estaba dentro del espeso bosque; se lanzó al suelo sin pensar, pero su cuerpo perfecto, nunca llegó a impactar contra el duro césped.
Talia ya no estaba, el mismo lobo gigante que un mes atrás había aparecido en la casa Hale, se encontraba ahí mismo, en sus cuatro patas aullandole a la hermosa luna plateada.
--Ya salió. -exclamó Samael saliendo del búnker y escuchando el gran aullido que Talia provocaba.
--Que hermoso suena -agregó. Una lágrima salió de sus ojos --Igual que Beatriz. -dijo el hombre joven.
Nayan también salió, miró la luna y sonrió de lado, se pasó una mano por el cabello y se lo revolvió el mismo, respiraba apresuradamente.
--Tranquilo, ella está bien. Está mejor que bien, de hecho. -le dijo Samael poniendo una mano en su hombro.
--Lo sé. El problema aquí soy yo -Samael lo miró divertido y le instó a que hablara.
--Ella lo es todo, puede con todo, ella lo merece todo. -a Nayan se le incendió el cabello y Samael se alejó de golpe, unas llamas lo habían alcanzado y simplemente las hizo desaparecer con una chispa azul --Y yo no lo soy. -terminó diciendo con los ojos enfurecidos, llenos de ira y dolor, pero en especial, llenos de tristeza.
--Ay chico, no te agobies.
Nayan se apagó de golpe, sintió como su magia se desvanecía, se sentía débil y vulnerable.
--Nadie es suficiente para ellos, nunca seremos perfectos, ni siquiera ellos lo son, solo aparentan serlo.
Nayan estaba de rodillas en el suelo, estaba mareado y confundido ¿Qué le sucedía? ¿Acaso era obra de Samael?
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Azar de Lobos [EDITANDO]
Fantasy¿Crees en el destino? ¿Tú lo eliges o alguien lo decidió hace años? ¿Realmente eres tú quien toma las decisiones de tu vida? Todas estas preguntas se las hacía una joven que ante una decisión que pondría en juego toda su vida y la de sus seres queri...