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Creación, destrucción, un círculo vicioso que es infinito y no existe fuerza que lo detenga. Pónganse a pensar, cuando hay algún desastre, sea natural o obra del ser humano las cosas se destruyen o desaparecen y luego en esa misma parte se vuelve a construir una ciudad, vuelven a vivir familias con niños nuevos y todo vuelve a ser como antes; es un círculo vicioso sin fin. Para bien o para mal.

***

Habían pasado dos días después del último suceso con Esteban. El padre de Talía había ido a hablar sobre la situación de su hija y el director entendió la situación. Le aseguró el año y sus estudios completos solo con la condición de que terminara la semana de clases. A pesar de la negativa de dejar a su hija salir "sola" el hombre les aseguró que mientras estuviera en los terrenos del colegio no estaría en peligro alguno.

En ese tiempo Zoé se había quedado a vivir en la casa junto a Talia y su padre.
Su madre había desaparecido sin dejar rastro; cosa que no era tan fuera de lo habitual a pesar de la situación. La señora Hale solia irse a investigaciones por dias sin decirle a nadie; antes Talia solo creia que se iba de viaje como le decia su padre, a pesar de que ni siquiera él sabia que asi su mujer en ese tiempo. Para él su esposa era una mujer maravillosa que tenía sus misterios debido a su pasado. Ella era una bruja famosa que por amor había dejado la vida loca de un ser sobrenatural poderoso. Sin embargo, el señor Hale sabía que se había casado con la Bruja Carmesí y no preguntaba mucho al respecto de las desapariciones o situaciones extrañas que sucedían en su familia.

Nayan habia decidido irse con Talia y su familia habia aceptado solo con algunas condiciones que para Talia no eran claras. Ella aún no estaba acostumbrada a las tradiciones sobrenaturales y sabía que en la familia de su novio estaban muy arraigados a ellas.

Ahora Talia y Jacob caminaban por el colegio en dirección a la oficina de una profesora para su última clase de la semana. Ella los saludó con una sonrisa y les extendió un puño de hojas.

-Lo traes resuelto, es solo para verificar que no necesitas más de mí. -le dijo a Jacob.

El chico asintió e iban a darse la vuelta para irse para mujer siguió hablando:

-Talia querida. No sé que es lo que sucede pero te digo que sea lo que sea todo saldrá bien. En el poco tiempo que fuiste mi alumna me dejaste muy en claro que eres una persona fuerte y sabes a dónde vas. Podrás superar cualquier pequeña amenaza que enfrentes. También recuerda que tienes buenos amigos; los he visto en los pasillos y sé que todos ellos son buenas personas, tendrán sus problemas como todos pero... te aseguro que son leales.

-Muchas gracias profesora, eso me anima mucho. Y sí, creo que hice una buena elección de amigos. -dijo Talia mirando a Jacob que se hizo el indiferente.

-Bueno chicos, les deseo un buen día y Talia, salúdame a tu madre que tengo días de no verla por aquí.

Talia asintió y una sonrisa forzada apareció en su cara al recordar a su madre.

¿En dónde estaría en estos momentos y qué estaría haciendo?

¿Acaso su hija no era más importante que cualquier trabajo que tuviera en el bajo mundo?

***

Talía habia estado chateando con Nayan y este le había contado que uno de sus primos le ofrecía vivir si por casualidad pasaban por ahí. Talia se alegró por ello a pesar de que aún no le habían dicho ha donde se dirigían. Cherokee mantenía todo en secreto y lo único que le había dicho era que los esperaba en un lugar estético

Llegó en unos 25 minutos"

Talia miró a su alrededor; Zoe estaba leyendo un libro y parecía no ponerle atención. Se levantó de la mesa y cuando iba a tomar el pómulo de la puerta la voz de Zoe y un frío en la habitación no la dejaron moverse.

-¿A donde vas? Tu padre no está y tú no puedes salir.

-¿Quien dice que no puedo salir? ¿Acaso tu me lo vas a impedir? Tú no eres absolutamente nadie como para decidir si puedo o no salir al patio de mi propia casa; o a cualquier otra parte.

-Talia... no seas mal agradecida es por tu... -empezó a contradecir Zoe pero Talia la miró y la chica cerró la boca al sentirse amenazada por un animal salvaje.

Talia sonrió y terminó de abrir la puerta.

Corrió hasta la calle principal que conectaba su casa con el mundo exterior y allí venía un auto negro en el que ella ya se había montado cientos de veces.

Talia antes de que el auto llegara creyó escuchar como algo pasaba a gran velocidad por entre el bosque, lo que haya pasado hizo un gran ruido y hojas empezaron a volar por todas partes, hojas secas de colores naranjas y cafés volaban por el cielo creando una hermosa escena de finales de año; a Talia le gustó el paisaje que se había creado, pero también le preocupaba el responsable de ello, desde hacía algunos días ya, incluso antes de que se volviera una Lycan, sentía como que alguien la seguía de lejos, observándola a cada momento, creando oportunidades y momentos algo imposibles.

—¿Subes? -le preguntó el conductor con una sonrisa de lado y unos ojos que derretían el corazón de Talia con solo una mirada.

Talia le sonrió y abrió la puerta. Ya dentro se rió cuando se miró en el retrovisor. Estaba super despeinada y con hojas en el cabello. Nayan la miraba encantado, para él ella era la mujer más maravillosa del mundo; el ser más perfecto que había conocido desde el primer día en que la vió. En ese momento él supo que ella siempre debía estar a su lado y él debía ser el encargado de mantener esas sonrisas y alegrías en aquel rostro sin importar que.

—¿De que querías hablar? -atacó Nayan luego de sacarse las ganas de besar a su novia.
Habían vuelto a conducir en dirección a la casa.

—Bueno, hay algo que no te he dicho acerca de.... -Talia no pudo terminar de hablar, habían llegado a la casa y Zoé los esperaba en el pórtico con los brazos cruzados y unos ojos que lanzaban chispas.

Nayan miró a su novia y pudo notar cómo veía a su mejor amiga con cara de querer estrangularla. Él sabía de primera mano lo intensa y obsesionada que podía llegar a ser Zoé y aunque no sabía que era lo que le molestaba a Talia, se podía hacer la idea.

—Tali -empezó Nayan y tomó su mano para que ella lo mirara —¿Quieres irte a otra parte?

Él le sonreía como hipnotizado pues amaba su rostro, ese que él mismo había visto transformarse y cambiar de apariencia ante los ojos de cualquiera pero que para él aún seguía siendo el mismo de aquella noche a mediados de año. Era el rostro de una chica que intentaba ser ella misma sin saber cómo, llena de defectos y cicatrices; pese a esto Nayan se había enamorado perdidamente.

Talia asintió con la cabeza y sus rostros ahora estaban a solo unos centímetros de distancia que Nayan por impulso eliminó dándole un beso tierno, uno que llevaba en él algo de desesperación; desde hacía algún tiempo que no tenían un momento así. La rutina y el miedo los había invadido y aunque ambos sentían la mirada chispeante de Zoé, no les importó. Dentro de ese oscuro auto ambos volvían a sentir esa chispa, ese ardor que habían sentido la primera vez, como si en ese acto todo les dijera que así debía ser.


Nayan encendió el auto y salieron de nuevo por donde entraron.

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Dime tus secretos y te diré cuanto amas

Azar de Lobos [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora