Últimamente Keitlyn pasaba más tiempo con los gemelos y Zara. Y a Keitlyn se le escapó invitar a Zara a ir con ellos al baile.
—¿Que vas a usar para enamorar a los apuestos chicos? -preguntó Zara a Keitlyn mientras almorzaban en la cafetería.
—No estoy segura... -contestó Keitlyn sin prestarle mucha atención, pues se encontraba enfrascada resolviendo un trabajo para la clase próxima.
La campana sonó.
—Maldición —exclamó Keitlyn golpeando la mesa. No había logrado terminar la tarea.
Todos se levantaron y se dirigieron a sus respectivas clases, Keitlyn y Zara iban juntas. Antes de entrar a clases Zara detuvo a Keitlyn y le pasó un puño de hojas; Keitlyn se detuvo a revisarlas y notó que era la tarea que estuvo haciendo todo el día. Cuando Keitlyn se sentó en la silla que Zara le había apartado a su lado le acusó entre dientes:
—Pudiste habérmelo dicho antes, no me hubiera matado haciéndolo todo el día. -Zara se echó a reír como si le hubieran contado un chiste.
—Me encanta ver tu cara de preocupación, eso hizo mi día, Keitlyn.
***
Ya en su casa, Keitlyn se dispuso a revisar que tenía en el armario junto a la crítica de Zara que rechazaba cada cosa que le mostraba por medio de la pantalla de su teléfono.
Alguien tocó a la puerta de su habitación.
"Que raro" —pensó Keitlyn, ya era bastante tarde y todos deberían estar durmiendo.—Zara me tengo que ir, nos vemos mañana. -dijo mientras terminaba la llamada.
Volvieron a tocar la puerta y esta vez se abrió. Como acto reflejo Keitlyn tomó lo primero que encontró y se lo puso a medias, estaba en ropa interior y no sabía quién estaba entrando.
Un chico alto, moreno y de ojos esmeralda escondía algo tras su espalda mientras cruzaba el marco de la puerta.
—Te traje algo. -le extendió un hermoso vestido corto, blanco de rayas negras horizontales en la falda con unas mariposas azules que parecían que iban a salir volando en cualquier momento.
Keitlyn pasaba la mirada del vestido al rostro de Andrew sin saber cuál de los dos le parecía más hermoso.
—Andrew, es bellísimo. Pero ¿Por qué...? -Andrew sin saber cómo responder entró en la habitación y dejó el vestido en la cama.
Se pasó la mano por los colochos antes de responder:
—La verdad es que te escuché hablar horas con esa chica por teléfono y...creí que podrías dejarla callada.
Para evitar que Andrew notará la coloración de su cara se lanzó hacia él para darle un abrazo. Él la recibió con gusto y le acarició la cabeza.
—¿Piensas probarte lo? -Keitlyn tomó el vestido en sus manos para verlo mejor y se sentó junto a él.
—Claro que no —Ella puso sus manos en su cadera —Me verás mañana cuando me vayas a dejar a casa de Zara. -Andrew tragón grueso y trató de disimular su decepción.
—En ese caso te recomiendo combinar ese maravilloso vestido que alguien muy inteligente y guapo te regaló, con esto de aquí. —dijo Andrew sacando del armario una chaqueta corta de color turquesa que ni siquiera era de ella, sino de Talía.
Keitlyn lo miró poco convencida. No le gustaba la idea de llevar la chaqueta de su amiga que pensaba, la había reemplazado.
—Soy hijo de una de las mejores empresas de moda del mundo. Te verás asombrosa.
Andrew tomó el vestido y le colocó la chaqueta encima, luego los puso en una percha.
—Creo que mi trabajo aquí ha terminado. —dijo Andrew. Luego se dirigió a la puerta dispuesto a irse.
—Buenas noches... -dijo Keitlyn casi para ella misma, pues Andrew ya no se encontraba ahí. Se lanzó en la cama y se enrolló en sus cobijas.
Miró el vestido con la chaqueta colgando en la percha y pensó:
"¿Que podría estar haciendo su mejor amiga en esos momentos? "
"¿Estaría feliz de verla?"
Keitlyn pensaba en todo lo que habia cambiado en su propia vida y lo comparaba con todo lo que pudo haber cambiado en la de Talia.
Cientos de preguntas e ideas volaban por la mente de Keitlyn creando nudos y laberintos de incógnitas sin respuesta. Todo eso continuó por un buen tiempo hasta que Keitlyn se rindió ante ellas y las dejó adentrarla en el reino de los sueños.Al día siguiente casi no pudo levantarse. Eran casi las diez de la mañana y no parecía haber ningún movimiento en la casa, parecía que no había nadie.
Eso mismo pensó Zara cuando llegó a la casa. Tocó la puerta y el timbre varias veces pero nadie contestó, llamó a Keitlyn por teléfono pero estaba apagado. Al no encontrar solución, simplemente dejó una nota en el buzón, y también una debajo de la puerta y se fue, no había razón para quedarse esperando a alguien que no parecía estar en casa ni en este mundo.
***
No existe una razón coherente del porqué preferimos vivir alejados de lo que amamos por pensar que dejarlo escapar es la mejor opción.
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Azar de Lobos [EDITANDO]
Fantasy¿Crees en el destino? ¿Tú lo eliges o alguien lo decidió hace años? ¿Realmente eres tú quien toma las decisiones de tu vida? Todas estas preguntas se las hacía una joven que ante una decisión que pondría en juego toda su vida y la de sus seres queri...