Talia y Nayan se levantaron temprano para salir e irse con Cherokee a donde fuera que los llevara.
A las 5:30 am la misma mujer que les había estado llevando el desayuno llegó según ella a despertarlos, cosa que para su sorpresa, cuando tocó la puerta, Talia la recibió con una sonrisa en el rostro; andaba cubierto su cabello con una gran pañoleta que cubría casi toda su cabeza y unos lentes de contacto.
--Buenos días, el señor Arthur los espera abajo en unos minutos. -Talia rió ante la mención de aquel nombre, Cherokee no tenía cara de Arthur por ningún lado.
--Muchas gracias. ¿Podrías decirle que estaremos allí en unos minutos?
La mujer asintió con desánimo, normalmente era Nayan quién abría la puerta.
--Te lo agradezco. -terminó Talía esperando que se fuera o dijera algo más, cosa que no hizo, así que le cerró la puerta casi en la cara.
--Tu amiga del desayuno vino y no se quería ir. Le cerré la puerta en la cara.
--¿Y eso por qué? -preguntó Nayan divertido. Talia le sacó la lengua.
--Sabes que en estos momentos tengo ganas de arrancarle la cabeza a alguien, agradece que no me enojé con ella. -Nayan rodeó los ojos sin quitar su sonrisa.
No habían dormido nada en toda la noche. Se habían quedado hablando luego de que Talia terminara de contar su "historia" por lo que Nayan a pesar de haber escuchado aquello no se enojó con ella, o al menos no por ahora, en estos momentos cualquier cambio o ataque sentimental provocaría una catástrofe monumental. Era mejor tenerla contenta.
--No serías capaz de ello.
--¿Tú crees? -dijo Talia abriendo la puerta de nuevo para salir de la habitación.
--Te lo aseguro, eres demasiado tierna y amable como para arrancarle la cabeza a nadie -Nayan se dió un segundo antes de pensar en algo --Y no menciones a Tora, ella no cuenta, sus cabezas se regeneran casi al instante. -Talia se carcajeó.
--No la iba a mencionar, sé que ella no cuenta, literalmente entrenamos con ella.
--Exacto. -dijo Nayan recordando la expresión de Talia cuando conoció a Tora.
Ella les pidió que entrenaran con sus clones, y la única forma de deshacerse de ellos era cortándoles la cabeza, tipo la reina de corazones. Talía casi se vomita cuando le cortó la cabeza al primer clon, sangre verde empezó a salir expulsada del cuerpo donde volvía a aparecer otro igual.
--Tienes razón. -Talia apoyó su cabeza en el frío metal del ascensor. Ella prefería bajar por las escaleras pero debían seguir aparentando ser "normales", al menos por el tiempo que estuvieran ahí como polizontes.
...
--Esto dura demasiado. -repitió por tercera vez Talía, estaba inquieta porque sentía que el ascensor no se movía y quería salir de ahí.
--No te desesperes. Ya casi llegamos al último piso. -Nayan le rodeaba la cintura con un brazo. Talía levantó una ceja justo antes de que la puerta empezara a abrirse, inmediatamente bajó hasta sus ojos los lentes de sol que traía en la cabeza, hace un rato habían notado que los lentes de contacto no habían sido suficiente para ocultar el brillo que irradiaban sus ojos.
--Buenos días -les dijo una pequeña mujer entrando al elevador con una niña pequeña, esta llevaba una muñeca en un coche de bebe.
--Buenos días -contestaron los dos, separándose un poco entre ellos y haciendo espacio en el ascensor para que las maletas no incomodaran a la mujer y la niña.
--¿Últimos días, eh? -preguntó la mujer amablemente.
Nayan asintió no muy convencido de si mismo.
--Algo así. -le contestó Talía.
--Les preguntaría que si están recién casados pero al no ver una sortija en tu dedo supongo que no es así -ambos se le quedaron viendo a la mujer, en silencio --Lo siento, no me incumbe. Solo soy muy curiosa.
Las puertas del ascensor se volvieron a abrir y mostraron un gran lobby con un Cherokee sentado en una silla junto a una mujer. La mujer del ascensor salió de él llevando a su hija con ella.
--¿No vas a salir? -le preguntó Nayan a Talia viendo que ella no se movía.
--Si, claro. -dijo ella más para sí misma. Tomó una maleta y empezó a caminar hasta Cherokee, en eso notó algo tirado en el piso, era la misma muñeca que tenía la niña de antes, seguramente debió dejarla caer.
--Mira, es de la niña del ascensor. -Talia la tomó, dejó la maleta junto a Cherokee y empezó a buscar a la niña; la encontró saliendo del edificio.
--¡Espera! -gritó Talia. La mujer se detuvo antes de entrar a un auto negro, miró a Talía y se acercó a ella, quien venía corriendo --Esto es de tu hija -le extendió la muñeca. La mujer la tomó entre sus manos.
--Muchas gracias, aunque no es mi hija, es mi sobrina -por unos segundos la expresión de la mujer se convirtió en una mueca --Sus padres murieron hace unos días
La mujer la miró a los ojos y sonrió de lado. Sus ojos tenían un aro más claro de lo normal en su iris, según Talia se veían muy lindos.
--Me gusta tu cabello, es muy único -Talia parpadeó un par de veces para luego tocarse la cabeza, ya no traía el pañuelo, el viento se lo había llevado.
--Gracias. -dijo Talía pasándose de nuevo disimuladamente una mano por la cabeza. Le sonrió de vuelta y la mujer se volvió hasta el auto que la esperaba.
--¿Y el pañuelo? -inquirió Nayan viendo como Talia se hacía un moño.
--Te juro que no tengo idea.
Cherokee dormía plácidamente en un sofá, Talia lo despertó con dos hielos en su frente.
--Gracias niña. -dijo él bruscamente secándose la frente.
--No hay de que. -dijo ella entre risas, Nayan le había dado la idea.
--¿Están listos?
--Tenemos todo lo que nos pediste anoche. ¿Es suficiente? -Nayan le mostró todas las maletas que traían con ellos.
--Si, perfecto. Vámonos que el camión nos espera.
--¿Camión? -Nayan se sorprendió.
Y si, efectivamente un camión de carga los esperaba en la salida de empleados.
Metieron todo lo que llevaban en la parte de atrás y ellos también entraron. Iban entre muchas cosas, como comida y utensilios de limpieza.--¿Por qué....? -empezó Nayan cuando ya estaban dentro del inusual transporte, él se encontraba un poco nervioso del viaje, no le agradaba el lugar.
--No tengo idea. Viveka fue quien me dijo que era el único transporte disponible.
--Si, ella no sabía que me llevarías a otra parte. -contestó Talía con indiferencia en la voz.
--Pues si. Aparte de ustedes dos, nadie más debía enterarse.
--Y eso que ni nosotros sabemos realmente a donde nos dirigimos. -Talia se acomodaba dentro del camión. No le agradaba estar ahí pero se sentía cansada.
--Exacto, a estas alturas entre menos personas sepan mejor. La información es un arma de doble filo.
***
Las coincidencias no existen.
Punto
No olvides los detalles
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Azar de Lobos [EDITANDO]
Fantasy¿Crees en el destino? ¿Tú lo eliges o alguien lo decidió hace años? ¿Realmente eres tú quien toma las decisiones de tu vida? Todas estas preguntas se las hacía una joven que ante una decisión que pondría en juego toda su vida y la de sus seres queri...