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Talia miraba una publicación en instagram en la pantalla de su teléfono sin creer lo que veía

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Talia miraba una publicación en instagram en la pantalla de su teléfono sin creer lo que veía.

"Talia Hale llega de nuevo a Chest Wood con una apariencia tan nueva y fresca que es surreal. Y no es para callar los nuevos invitados que trajo al pueblo, parecen sacados de una película de sexis espías. Por favor que alguien me lleve a Durstain para traerme uno de esos"

La publicación venía con varias fotos de todos en esos momentos, alguien les había tomado fotos desde el momento en que se bajaron del auto, incluso había una en el momento exacto en que Nayan besaba a Talía.

—Aterrador -dijo Nayan atrayendo aún más a Talia hacia él.

Jacob miró a su alrededor y algunas personas se dieron la vuelta no tan disimuladamente.

—Yo sugiero que nos larguemos de aquí. Tal, deberías hablar con ella, desde que le entró esa llamada se vé muy mal. -dijo Hilary señalando a Keitlyn.

Keitlyn estaba en el auto respirando con dificultad. Talia podía escuchar los latidos de su corazón, estaba acelerado al punto en el que le podría dar un infarto. Talia abrió la puerta y se acercó a ella, Keitlyn sintió su tacto e intentó alejarse, pero Talia insistió y se acercó más, la rodeó con sus brazos y juntó sus cabezas con delicadeza.

—Él ya lo sabe, sabe que es a ti a quien buscan todos. -dijo Keitlyn con lagrimas en los ojos. Algo dentro de Talía se revolvió, su cabeza se desconectó de su cuerpo y casi se cae, tuvo que apoyarse en el auto.

—Tal ¿Estás bien? ¿Qué pasó? -dijo Nayan, quién no les había quitado la vista de encima y se había quedado al margen. Se acercó hasta ellos para sujetar a su novia quién había palidecido en solo unos segundos.

—Ralf ya sabe que es ella. -explicó Andrew al notar que las chicas no reaccionaban.

—Mi padre, mi maldito padre también quiere saber en dónde está Talia para entregarla a esos malditos seres demonio. -gritó Keitlyn sin haber puesto atención a los demás.

—Ehm, chicas lamento interrumpir, pero algo viene hacia acá -dijo Edi acercándose lentamente hacia ellas atento a todo a su alrededor.

—Nos tenemos que ir. -dijo Nayan tomado del brazo a Talia y jalando la hasta el auto.

—Yo no quiero huir, no otra vez. -susurró Talia para sí misma.

Nayan la escuchó y se detuvo antes de entrar al auto.

—No huyes, simplemente este no es un buen lugar para estar si lo que viene hacia acá es una bestia gigante. Hay muchas personas inocentes aquí. -Le contestó Nayan dándole un beso en su cabeza.

Cuando todos estaban dentro Jhonny arrancó y su auto se perdió de la visión de Keitlyn como una mancha borrosa.

—¿Crees que todo esto debió pasar? -preguntó Keitlyn arrecostada en el auto.

—No lo sé pero ahora debemos vivir con ello y no dejar que nos derrumbe a todos.  Vamonos nosotros también; aún no hemos podido hablar y desde anoche hay algo que debo contarte. -le contestó Andrew rodeándola con el brazo, su contacto caliente lo hizo sentirse bien.

Keitlyn miró a su amigo de siempre, sus ojos se veían inquietos y a Keitlyn le pareció que estaban más brillantes de lo usual, incluso solo siendo los mismos ojos verdes de siempre.

—¡Vamos a comer helado! -exclamó Keitlyn cambiando su expresión de tristeza por una de felicidad absoluta.

Andrew se asustó del cambio de actitud y se preguntó como aquella chica podía lograr hacer ese tipo de cosas. Él podía ocultar sus sentimientos pero ella podía cambiarlos a su antojo. De un momento de dolor y lágrimas podía pasar en segundos a una felicidad infantil y juguetona.

—Claro...

***
E

n esos mismos momentos en Santo Tomás.

—¿Podrías por favor regalarme un té de manzanilla? O algo que tengas para el malestar en general. -Jane le sonreía con todas las fuerzas que tenía a un chico detrás de un mini mostrador —¿Por favor? -el chico la miraba no muy convencido

Hasta hace una media hora ella había podido salir del sanitario. Se había dado una ducha y dirigido a la cafetería; perdiéndose mil veces en el intento y para empeorar la situación cuando pasaba por los pasillos nadie siquiera la miraba, no podía preguntar en qué dirección estaba la cafetería.
Se sentía feo estar en ese lugar, las personas la miraban a veces de reojo o comentaban sobre ella. No era su culpa estar ahí y ella no era como su hermano, a ella sí le importaban las personas, no le agradaba sentirse inferior o no ser parte del colectivo.

El chico, después de un rato donde notó que Jane no se movería de allí hasta recibir algo, le entregó un vaso de cartón con agua caliente y algunas hierbas dentro, Jane miró el vaso y luego al chico como diciendo:
"Esto no me matará ¿Verdad?"

El chico se encogió de hombros.

—Si algo me pasa le diré a Ingrid que fue tu culpa. -diji Jane disponiéndose a irse con la bebida. Se iba a dar la vuelta para irse cuando él habló.

—Me llamo Caleb. Dile lo que quieras, yo no te tengo miedo. -Jane se detuvo en seco, esa voz le parecía familiar, se dió la vuelta para mirarlo nuevamente.
El chico no era alto, usaba gafas cuadradas y tenía el cabello negro muy corto con mechones verdes. Lo había visto en el colegio, estaba segura.

—Lo sé, no deberías. —respondió Jane dándole la espalda al chico.

Jane creyó que el chico había aprovechado su super audición para decirle que salía en cinco minutos. Ella no lo esperó y fue a buscar a sus amigos.

***

¿Porqué buscar
Sin saber que
Es lo que buscas?
No tiene sentido

Azar de Lobos [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora