Minimizando riesgos.

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                     Anastasia.

Durante el viaje en coche leía algunos de lo artículos que habían escrito sobre mí.
Me hacían quedar como una mujer débil, una mujer que daba pena y que había que apoyar porque la vida se había cebado con ella.
Suspiro.
En la puerta del edificio de la cadena NBC me esperaba Kate.
Le doy un fuerte abrazo.

—Me tenías muy preocupada. Anoche Christian me dijo que había estado en tu casa y que no se te veía bien.—pongo mala cara.

—¿Y por qué haría Christian algo así?—gruño y ella sonríe con cariño.

—Bueno, porque él te quiere y se preocupa por ti.—la miro con una clara advertencia.—Vale, vale. No he dicho nada.—dice y me rodea el hombro abrazándome mientras andamos.
—Bien, la entrevista te la hará Cournie. Te he conseguido la franja horaria de la tarde porque es la más vista.—asiento.—Vamos a maquillaje.
Suspiro agobiada y Kate me da un apretón tranquilizador.

—En la vida pensé que tendría que sentarme a hablar de esto.—le digo abatida y ella me da un beso en la mejilla.

—No temas, esto no es malo, Ana. Lo que te pasó le pasa desgraciadamente a muchas mujeres. Cuando te escuchen hablar verán que eres una mujer valiente, fuerte, que luchó como pudo. Muchas mujeres te seguirán. Verán en ti alguien a quien imitar y salir adelante.—respiro hondo.

—Ojalá sea así. Y todo esto me sirva para eso, estaré agradecida de que pueda ser de ayuda a algunas mujeres.
La maquilladora entra y despliega frente a mí todo un abanico de pinceles y botes, sombras, rizadores de pestañas...
Sonrío al ver que son de mi marca.
Sabía que mi marca de maquillaje era la más vendida del mundo, pero me gustaba ver como hacían uso de ella grandes profesionales.
Cournie entra en la sala de maquillaje azorada y hablando a todo el mundo.

—Señorita Steele, lo siento mucho, pero tenemos una nueva exclusiva.—me quedo perpleja.—Lo siento, Kate. Ya sabes cómo va esto.—se vuelve a disculpar.

—¿De quién es la nueva noticia?—pregunta Kate.

—Christian Grey va a hablar de la tormentosa relación que lo desune de su padre.—jadeo sorprendida y Kate me mira igual de perpleja que yo.

—Va a...a...—tartamudeo.—¿Por qué va a hacer eso?—pregunto a Kate y ella recoge rápidamente nuestros bolsos y tira de mí.
Se para un momento mirándome como si estuviera loca.

—¿Cómo que por qué? Pues por ti, tonta del bote. Lo está haciendo para desviar la atención de los periodistas de ti hacia él.—miro al frente cuando todo cobra sentido.
Ay, Christian.
Saco rápidamente el móvil y le llamo.

—Anastasia.

—Sal de ahí, insensato. ¿Qué crees que estás haciendo?—le digo molesta.

—Darte un respiro de estos buitres. Esta noche no se acordarán de ti ni de tu historia.—me dice en voz baja.
Bufo abatida.

—Estas loco. Ni siquiera sé qué vas a contar. Me voy a enterar de tu vida por la tele, idiota.—sonríe.

—Eso es verdad. Me hubiese gustado contártelo sin todo este drama, pero la situación requería un esfuerzo.—gruño.

—Eres...Aahhgg. Grey, te odio.—él se ríe con esa risa tan bonita y encantadora que hace que mi corazón brinque.

—No es verdad, me quieres como yo a ti.—dice con ese tono ronco y sensual que me nubla los sentidos.—Esto lo hago por nosotros, reina.

Señor Grey. Tengo que prepárale.—la voz profesional de alguien del equipo me llega a través de la línea.

—Tengo que dejarte.

Negocios de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora