Una noche eterna.

6.3K 469 14
                                    

                    Anastasia.

Me miro en el espejo por última vez.
Me gusta.
Llevo unos pantalones negros de traje entallados por encima del tobillo, un top de seda blanco con el borde del escote de encaje negro y una americana negra.
Franco, mi estilista, me ha peinado el pelo en suaves hondas y me ha maquillado realzando mis ojos con delineador negro y sombra gris perla.
Me calzo unos altísimos Louis Vuitton negros de ante y cojo mi bolso de mano dispuesta a disfrutar de la noche con mis amigos y mi hombre en nuestra fiesta de compromiso.
Sonrío.
Mañana seré su esposa.
Acaricio a mi bebé.

—Vamos, pequeño, vamos corriendo con papi.—me levanto del bajo sillón y salgo de mi vestidor y de mi habitación al pasillo pero tengo que detenerme en seco cuando veo a Luke tirado en el suelo y a Stuard Lincoln apuntándole con un arma.
El corazón se me para y el frío del miedo me recorre el cuerpo.

—Hola, puta roba negocios.—jadeo mirando a Luke tirado en el suelo con un golpe en la cabeza.
Dios mío.

—¿Qué le has echo a mí guardaespaldas, hijo de puta?—siseo y el muy cabrón se echa a reír.

—Veo que tienes agallas, enseguida veremos de que estás echa cuando te vuele la puta cabeza.—sus ojos me miran inyectados en sangre y llenos de rabia.
Tengo que mantener la calma, tengo que proteger a mi bebé.
Las rodillas me tiemblan cuando lo veo rodear a Luke y acercarse a mí.
—No sabes lo de tiempo que llevo esperando tenerte así.—me dice acercándose cada vez más a mí.—Muerta de miedo.—su aliento asqueroso me revuelve el estómago y sin esperarlo caigo de rodillas al suelo cuando me golpea la cara.
No, por favor.

—Estas acabado, Lincoln.—consigo decir.
Destruir a este hombre es lo único que me da fuerzas.

—¡Levántate, puta!—grita. Me coge con fuerza de la nuca y tira de mí hasta ponerme de pie.—Tardé en darme cuenta de por qué Grey canceló nuestro trato, por qué irguió toda esa campaña contra mí, fue por ti. Por su puta. Así es como consigues todo tus buenos contratos, así es como has llegado tan alto.—dice con asco.—Intenté separaros, la nota de prensa...Mía. Las fotos de tu amado con otras mujeres...Mías. Tu amiguito Rodríguez me ayudó mucho. También está loquito por ti.—cabrón desarmado. Maldito José.
—Estas buena, lo reconozco. Pero putas chupapollas como tú, las hay a montones.—vuelve a golpearme dejándome aturdida. Mierda.—.¡Eso es por mi empresa, zorra!—me coge del brazo y tira de mí hasta la habitación.—Te regalé mi empresa. Es justo que me cobre lo que pertenece, luego, te mataré.—me tira en la cama y se cierne sobre mí.
Los recuerdos de Paul viene rápidamente a mi cabeza.
Otra vez no, por favor.
Forcejeo con él.

—No me toques, hijo de puta.—se ríe y me sostiene la barbilla.—Más te vale que me mates por que te juro que si me dejas viva lo haré yo. Lenta y dolorosamente.

—Te voy a tocar, y mucho. Y te va a gustar por que eres una puta calienta braguetas.—cierro los ojos y la boca conteniendo la bilis en la boca.
Intento quitármelo de encima pero pesa mucho. Me toca el pecho.

—Déjame, imbécil.—alzo la voz y él me tapa la boca.

—Cállate o te amordazo.—dice con una sonrisa malévola. Se mueve un poco para bajarse los pantalones y le propinó un rodillazo en el muslo. Gruñe de dolor.
—!Puta!—grita y empieza a reír.—Tienes coraje...—dice volviendo a ponerse sobre mí.—Me gusta...

—Entonces yo te voy a encantar, hijo de puta.—la voz de Christian llena con furia toda la habitación y rápidamente quita a Lincoln de encima mía.
Oh, gracias a Dios.

—Christian...—apenas me sale la voz.
Mi amor está aquí.
Se cierne sobre Lincoln y empieza a propinarle puñetazos. A gritarle, a maldecirle.
Hasta que se escucha un disparo que me hace pegar un bote.
—¡Noooo!—grito cuando veo la mano de Lincoln apuntando el pecho de Christian.
Christian forcejea con Lincoln hasta quitarle la pistola y apuntarle al pecho.
Bum.
Cierro los ojos con fuerza.
Bum.
Taylor entra rápidamente.
Me arrodillo a su lado y le abrazo.
—Ya basta, cariño. Ya basta.—le digo. Él está con la mirada ida. Apuntando con el cañón al desgraciado que nos ha atacado.
Suelta el arma al suelo y se vuelve hacia mí. Sus ojos me inspeccionan de arriba abajo.

Negocios de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora