Capítulo 31

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Durante el viaje, Morgan pensaba si habría algún comentario respecto a la situación de Hagrid, él casi olvidó que gracias a lo sucedido en la Cámara de los secretos en el 2° libro de la saga, Hagrid logró demostrar su inocencia. Tuvo que recurrir a medidas extremas: "sobornos", no estaba orgulloso de ello pero se sentía un poco responsable. Marduk estaba interesado en los restos del basilisco, pero se desánimo cuándo Morgan explicó que tuvo un socio que se quedó con la mitad y el resto quedó en custodia con un familiar experto que viajó al extranjero, en realidad Morgan conservaba su parte del basilisco bien guardada en un arcón con cerradura mágica, solo él podía abrirlo, pero era su "seguro a futuro", en caso de necesitar podia vender algunos viales de veneno u otro ingrediente. Además la piel la quería para hacer ropa protectora.
Su administrador es eficiente, sin embargo cómo todo goblin subestima a los humanos y considera tener más derechos sobre los tesoros de estos, es decir, que ellos en su visión son los únicos capaces de aprovechar, en este caso, los restos de un basilisco. Aún así, Marduk manteniendo secreta su identidad, logró movilizar las personas indicadas que podían anular la restricción sobre uso de magia de Hagrid, los registros fueron corregidos en tiempo récord ante el descubrimiento de las irregularidades del proceso, no hubo investigación que comprobará a ciencia cierta la culpabilidad del mago semigigante. Luego de lo sucedido con Sirius Black, no querían verse involucrados en errores de las administraciones anteriores, así el expediente de Rubeus Hagrid fue limpiado. Morgan supo por Marduk que seguía el caso de cerca, que se envió una carta informando que Hagrid debía presentar sus exámenes TIMO y EXTASIS, además de estar autorizado a renovar su varita, la oficina se disculpaba por el atropelló de "novatos entusiastas" que equivocadamente rompieron su varita y la tardanza de la notificación sobre el término de su suspensión, para cubrirse la espalda el director del Departamento escribió que su caso se traspapeló por la falta de orden de las administraciones anteriores, problema que se estaba resolviendo en la actual.
Morgan tenía curiosidad por saber el desenlace del tema; tuvo que sacrificar un diamante azul de color vivido de 30 quilates para solventar su acto de "justa rectificación".

Llegaron a la estación de Hogsmeade, subieron a los carruajes para llegar a la escuela, Remus viajaría por otro camino para llegar antes.
A unos metros de las puertas, Morgan vio que estas estaban custodiadas por dementores.
- No puede ser - dijo lento e incrédulo, se suponía que no debía pasar, no hubo dementores deteniendo el tren y entrando en el, tuvieron un viaje tranquilo, por lo que no pensó que pudieran estar en la escuela, era absurdo e inconcebible. En el tercer año de Harry según la saga, esto pasó porque intentaban detener a Sirius Black que se había fugado de Azkaban.
- Morgan tus manos - dijo Roger preocupado. Sus garras estaban listas, es una suerte que lo consideraron un maestro en la transfiguración.
- Los niños - dijo inquieto Morgan, listo para saltar y detener la marcha de ser necesario. Los carruajes de 7° estaban encabezando la fila.
- ¿Qué pasa? - preguntó preocupado su amigo.
- Dementores - respondió sombrío.
Quiénes lo escucharon prestaron atención y los vieron.
- Estúpidos insectos, se aprovechan que mi tía está en reposo - dijo enojado Sledge.
- ¿Reposo? ¿Está enferma? - preguntó Morgan.
- Embarazada. Tiene 5 meses y su reposo es por 2 semanas, la están presionando para que renuncie pero nadie se atreve a mucho por la familia.
- Hay que dar aviso a los otros carruajes - dijo Selim.
- ¡Ey, premio anual! - gritó Sledge al primer carruaje, pero estaba apartado - ¡Adolf! ¡Hay sábanas negras al frente, pasa la voz al cabeza de tomate! - dijo al carruaje de al frente.
Un adolescente rubio, robusto, con un cuerpo de luchador de Catch wrestling asintió y detuvo la marcha, él ayudaba a Hagrid con los animales, conocía la palabra para hacer que los thestrals se pararán.
- ¿Qué sucede? - fue la pregunta que se repetía en los carruajes.
- Morgan, los Gryffindor de 7° iremos al frente para alejar a los dementores, Hufflepuff cuide a los más pequeños, aquellos con capacidad de conjurar un patronus al frente - Sledge y su amigo, junto aquellos que asistirían al entrenamiento de auror tomaron el liderazgo.
- ¡Alto! ¡Abran paso, soy el Premio anual! - Percy estaba molesto - ¿Quién los nombró jefes?
- ¡Atención! ¡Reúnanse por favor! - dijo Morgan ignorando las criticas de Percy, quién estaba elogiando al Ministerio, asegurando que nunca expondrá a un peligro a los niños.
- ¿Qué sucede? - los prefectos se acercaron.
- Dementores, están en la puerta. Aunque algunos puedan pasar con mínimos efectos, otros han sufrido, son sensibles o hijos de la guerra, los más pequeños están en desventaja - explicó Morgan.
- Comprendo - dijo la prefecta de Ravenclaw - chicos tenemos trabajo, mientras nuestros compañeros alejan a los dementores, nosotros organizaremos los carruajes. Mantener el orden es fundamental.
Los otros estuvieron de acuerdo y fueron con sus grupos.
El pánico logró contenerse, apenas 7 en el grupo sabían realizar encantamiento patronus. Lo raro era que no se presentará ningún profesor hasta el momento.

Un mago inusualDonde viven las historias. Descúbrelo ahora