Capítulo 4

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Los Dursley no regresaron a su casa hasta el mediodía, y lo hicieron de mala gana, sólo porque no podían dejar encerrado al "fenómeno" tanto tiempo, debían mantenerlo con vida hasta su mayoría de edad, luego podrían echarlo sin dudas. Marge no estaba de acuerdo que se fueran, por eso empacó una maleta para irse con ellos unos días, pues no quería estar sola, a veces la compañía de sus perros no eran suficiente.
Llegaron despotricando contra el chico, antes de siquiera verlo, el patriarca Dursley se enfureció cuando halló la alacena bajo la escalera abierta, llamaron y buscaron a Harry por toda la casa, Dudley fue el encargado de salir por los alrededores a ver si lo hallaba, ante la desaparición Petunia tuvo miedo de que alguien con magia exigiera explicaciones. Esperarían que Harry regresara solo, al fin de cuentas no tenía otro sitio donde ir.

Morgan se despertó temprano y encontró a un elfo trabajando en su casa, Perenelle insistió en enviar a uno de sus elfos para ordenar y limpiar la casa, él consideraba que podía mantener la limpieza bien por si solo, lavar, barrer, etc., siempre podía usar magia para terminar más pronto. Pero la señora Perenelle opinaba que un niño de 13 años por muy adulto que actuará, no debería ocuparse de esas cosas. Entonces, hasta que consiguiera su propio elfo, Kiki se tomaría unas horas de su tiempo, dejando de hacer sus deberes e iría 2 veces por semana a limpiar y dejar viandas preparadas.
Morgan cambio a su versión felina, entró en el dormitorio de Harry, el niño seguía durmiendo, de un salto subió a la cama y se sentó, envolviendo su cola alrededor de si mismo, tapando sus patas delanteras. Lo observó, aún sin poder creer que de verdad era Harry Potter quien dormía frente a él; su cicatriz se sentía extraña, de cierta manera era una cicatriz que se veía cool, un rayo, también se podria decir que era la runa Sigel. La marca tenía un color rosado, no parecía maligna, aunque había algo...
El felino se acercó a olfatear la cicatriz, parecía ridículo pero algo lo impulsó hacerlo... olía a ¿óxido?, no... era otra cosa... Morgan se alejó cuando Harry se movió, se bajó de la cama y camino con la cola en alto, tenía que enviar una carta a los goblins para averiguar si por ventura, los servicios extraordinarios incluía una solución para el horrocrux.

Harry se movió cuando los rayos del sol dieron en su rostro, las cortinas estaban abiertas; se sentía cómodo, a gusto, rodó un poco al costado y entonces recordó dónde estaba, se sentó de golpe y comprobó que no era un sueño, en realidad pasó Nochebuena con personas agradables, que lo trataban como una persona y no cómo un fenómeno, comió como nunca, cantó villancicos y consiguió un amigo, pero principalmente descubrió que la magia era real, su rareza por la que había sido despreciado por sus tíos, era magia... Harry quedó por minutos ido, recuerdos y preguntas bullían en su interior.
Se levantó, encontrando unas pantuflas grandes para él, debían ser de Morgan, la pijama que traía prestada era de él. Luego de bañarse con un jabón que hizo mucha espuma de colores, champú que olía bien y agua caliente, se envolvió un toallón suave, fue toda una experiencia opuesta a las rutinas de limpieza en casa de sus tíos, dónde usaba jabón de lavar ropa, agua tibia y un trapo para secarse. Al terminar de lavarse y vestirse, salió despacio al pasillo. Dio unos golpecitos a la puerta de al lado y no obtuvo respuesta, tocó la siguiente, y encontró a su amigo.
- Bien día Harry, pasa estoy organizando el dormitorio de mi padre - tenía abierto un baúl donde colocaba doblada las prendas de Chuioke.
Morgan estaba guardando todos los objetos personales de su padre, así como también su ropa. Los conservaría en baules con encantamientos de extensión indetectable.

Harry sabía que el padre de su amigo había muerto, escuchó historias sobre él durante la velada, hubo incluso un brindis en su nombre. Vio que había una pequeña biblioteca y dio un vistazo, tomó un libro que estaba sobre una mesa ratona, cuyo título lo intrigó: La nobleza de la naturaleza: una genealogía mágica.
- Ese libro es una guía histórica y genealógica de familias mágicas. Lo dejé a parte para leerlo, tal vez descubra algo - dijo Morgan cerrando el baúl.
- ¿La identidad de tu madre? - cuestionó Harry dejando el libro en su lugar.
- Sí, eso por ejemplo...- Morgan no lo vio a los ojos, pues ya había comenzado a entender que quizás no nació igual que todos - voy a intentar buscar los nombres que encontré en mi prueba de herencia - el niño se mostró intrigado - es algo que hacen para conocer tus ancestros, puedes solicitarlo en el banco. También podrías saber algo sobre tus abuelos, bueno, puedes saber su nombre, fecha de nacimiento y fallecimiento de tus parientes, ver los grados de parentesco, y si alguno es famoso buscarlo en otra parte, para saber más. Por lo que sé, los Potter fueron importantes en el campo de las pociones y aplicación de la ley.
- ¿De verdad? Entonces... ¿me prestas el libro? Después que lo leas, claro - aclaró nervioso, no quería que su amigo se molestará.
- Por supuesto - dio un último vistazo al placard y movió el baúl junto a otro en una esquina - terminé, dejaré los libros que mi padre estaba leyendo aquí. Padre acostumbraba traer varios libros que quería leer en la cama, los dejaba en el librero de su habitación hasta que los leía y luego los devolvía a la biblioteca para sacar otros - comentó con nostalgia.

Un mago inusualDonde viven las historias. Descúbrelo ahora