Capítulo 38

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Morgan celebró año nuevo en su casa, sus hijos tenían 4 meses y días, ambos demostraron ser cómo su papá, un espeon o gato según todos los que sabían, Rigel tenía pelaje lila y ojos morados, Marcos tenía pelaje azul y ojos verdes.
Remus decidió instalarse en la casa chica, Morgan se sintió culpable, pero Severus insistió que no era su culpa que Remus se sintiera así, que debia pensar primero en sus hijos y él antes que en los demás. Pero él no podia dejar querer consolar al mago.

Un lobo con piel de cordero, así definia Severus a Lupin, el licantropo conocía a Morgan y sabia como lograr conmoverlo, pero él no dejaría que engañara a su esposo, porque Morgan era eso, suyo más allá de las formalidades. Se mudó al dormitorio de Morgan, en principio pasaba ratos con él en la cama, luego se quedó dormido con él, poco a poco logró que Morgan se acostumbre a su presencia en su espacio, hasta lograr instalarse y compartir definitivo su lecho.
Snape sabía que las exparejas de su esposo dormían ocasionalmente en su cama, por eso cambio el colchón por uno nuevo, justificando que Morgan necesitaba uno más amplio por los niños, el papá acostumbraba hacer nido con sus hijos sobre ella. Snape consideró un triunfo lograr compartir el dormitorio, Sirius y Remus tenían su propio dormitorio, Morgan no acepto que se mudaran, compartía su espacio en ocasiones, pero seguía siendo su espacio, ahora era el espacio de los 2 y sus hijos.
En otra parte de Inglaterra, Sirius acunaba a su hijo, Polux Sirius Black, una copia fiel de él, por su hijo decidió intentar cambiar, mejorar sus decisiones, se casaría con Dorcas y se olvidaría de Morgan. Remus tuvo razón, cuando logró razonar se arrepintió de lo mal que trató a su novio, él vio a su Morgan paseando contento con sus hijos en cochecito, caminaba junto a Snivellus, parecían una familia, en ese momento lo odio por ocupar su lugar.

San Valentín fue una locura en la escuela, los campeones recibieron toda clase de atenciones para ganarse una cita. Ese día los estudiantes podían ir a Hogsmeade, Draco y Harry, como muchos otros tuvieron sus ansiadas citas y se alejaron de los fans del Torneo.

Morgan los vio tomados de la mano caminando cerca de Honeydukes, él iba empujando el cochecito con sus hijos muy despiertos balbuceando entre ellos, mirando y señalando casi todas las decoraciones de la fecha

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Morgan los vio tomados de la mano caminando cerca de Honeydukes, él iba empujando el cochecito con sus hijos muy despiertos balbuceando entre ellos, mirando y señalando casi todas las decoraciones de la fecha. No era momento para saludarlos, no quería interrumpir la declaración de Harry, porque era casi seguro que de eso estuvieran hablando por la seriedad de Harry. El joven de ojos verdes habia estado días antes caminando sin cesar por la oficina de Morgan, intentando encontrar las palabras para declarar su amor oficialmente, iba hacerlo durante el baile pero se dejó llevar y más allá de una divertida velada, obtuvo solo un beso tímido en los labios de Draco al despedirse, Harry quería que el rubio comprendiera que él, era serio en sus sentimientos.
Morgan se dirigió al castillo, llevaría un chocolate de amistad a sus colegas, incluyendo a Remus, y uno especial para Severus con una rosa roja.

Luego de repartir sus dulces presentes, no podía localizar a Severus, al parecer se estaba divirtiendo arruinando la cita de las parejas que se ocultaban en el castillo. Sinceramente Morgan no entendía cuál era la gracia en molestar a otros. Pasó una hora esperando por su pareja, en ese tiempo descubrió que Snape tenía admiradoras, no solo entre los estudiantes, la profesora de Adivinación, Sybill Trelawney, parecía creer que estaban destinados como pareja.
- ¿Hace cuánto que esperas?
- Lo suficiente para descubrir esto - enseña una carta.
- Morgan no significa nada, todos los años la envía. Son desvaríos de una soñadora - respondió Snape, doblando la hoja y la colocó en una caja con otras.
- Deberías ser claro con ella y decirle que no pasará - dijo Morgan con el ceño fruncido.
- ¿Celos? - preguntó complacido.
Morgan no respondió y retiró incomodo la mirada. Snape tomó su rostro con ambas y lo besó. Movió sus manos por el cuerpo e intensificó el beso.
- Entiendes a quién quiero o puedo continuar hasta que estés convencido - dijo tomando su labio inferior entre sus propios labios.
- ¡Pa! - gritó alegre Rigel.
- ¡Ba! - aplaudió su hermano.
- ¿Comenzaron hablar? - dijo asombrado el maestro.
- Algo así, es lo único entendible.
- No pareces sorprendido, en general los niños dicen sus primeras sílabas a los 7- 8 meses y palabras a medio decir a partir de los 9 meses. Rigel y Marcos tienen 5 meses.
- Es normal en mi familia, nos desarrollamos temprano - respondió Morgan sin preámbulo y evitando profundizar en el tema.
Morgan sabía que en él había genes recesivos, su nacimiento no fue normal, sus hijos debían ser iguales, los primeros de una nueva clase de humano, o una especie parecida al Nekomusume, sin embargo, Morgan se consideraba un humano, sin importar cómo nació o su habilidad para pasar de felino a humano sin hechizos de por medio.
Sus hijos eran parecidos a él, los ojos verdes de Marcos debía ser herencia de algunos de sus ancestros, es posible que sus rasgos sean igual, tal vez otro de sus hijos o nietos se parezcan a Chuioke y la raza africana de su línea floresca, o tal vez se mantenga la línea de genes anglo, quizás el color de cabello atípico sea su marca insignia en el futuro, como el pelo revuelto es de los Potter, el cabello platinado de los Malfoy o los ojos color plata de los Black.

Un mago inusualDonde viven las historias. Descúbrelo ahora